Este sábado terminó el desmonte del edificio Aquarela de Cartagena, la imponente unidad residencial que se alzó en el centro de la ciudad y amenazó al territorio con la suspensión de la declaratoria de patrimonio histórico y cultural de la humanidad de la Unesco.El problema fue que la estructura interfirió con la visual del Castillo de San Felipe de Barajas, un majestuoso diseño arquitectónico construido en 1536 que marcó la historia del continente y que hoy es uno de los sitios más visitados en el país.Para no perder el reconocimiento internacional, la única solución fue derrumbar a Aquarela. En 2018, la Unesco le pidió al Ministerio de Cultura que interviniera y garantizara la protección del monumento.“Todo se resumía a plazos incumplidos y una amenaza latente al patrimonio de los cartageneros. Fueron años perdidos y la polémica seguía en pie”, comentó la administración de Cartagena en un comunicado de prensa.El alcalde Dumek Turbay, una vez tomó posesión, indicó que estaban contados los días para la caída de la unidad de 27 pisos y emprendió esfuerzos para tomar la administración del predio el pasado 22 de marzo, cuya demolición había sido ordenada por la justicia.El procedimiento estuvo a cargo de la Empresa de Desarrollo Urbano, que contrató a la empresa Atila para ejecutar la misión, una compañía especializada en grandes demoliciones, principalmente en la capital de Antioquia.“Atila diseñó un plan de trabajo dividido en cuatro fases. Para ello, la Alcaldía destinó una inversión total de $ 11.897.368.355″, agregó la entidad. Fue un desmonte progresivo, de piso por piso, para blindar la estabilidad del patrimonio de la ciudad.En la primera fase se derribaron seis niveles, desde el piso 25 hasta el 20; en la segunda, con técnicas especializadas, se desmontaron diez niveles, del piso 19 al 10; en la tercera se derribó hasta el cuarto piso; la última, con maquinaria estándar, tumbó los restantes.“Hemos logrado blindar, salvaguardar la declaratoria de patrimonio histórico y cultural de la humanidad. Por eso estamos contentos y felices. No hubo contratiempos ni ningún hecho que lamentar”, comentó el alcalde de Cartagena, Dumek Turbay.Ahora la atención está sobre los propietarios de los apartamentos fallidos, quienes están esperando que se les devuelvan sus inversiones. Hay un grupo de 25 personas que, con el apoyo del distrito, aguardan por una solución a la pesadilla.