Tras ganar en el decisivo estado de Pennsylvania, Donald Trump reivindicó este miércoles la victoria y prometió “sanar” a Estados Unidos. Los resultados electorales dejan la Casa Blanca al alcance de la mano del expresidente, luego que una marea roja republicana arrasara gran parte del país, sobre todo, en estados clave como Georgia y Carolina del Norte. También lidera los conteos en Wisconsin, Michigan, Arizona y Nevada.
“Hemos hecho historia”, proclamó Trump a sus seguidores en West Palm Beach, Florida, cuando suma 266 votos electorales frente a los 195 de su rival, la vicepresidenta demócrata Kamala Harris. El magnate necesita 270 para ganar.
“Es un movimiento como nunca antes hemos visto”
– Donald Trump, candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos
“Vamos a ayudar a nuestro país a sanar”, añadió el republicano de 78 años poco después de que el canal Fox News, popular entre los conservadores, lo proclamara ganador. Es el único medio estadounidense en haber dado un resultado final.
El líder republicano de Cámara de Representantes, Mike Johnson, se apresuró a felicitar al “presidente electo” Trump.
Ventaja en los estados clave
Hacia un rato ya que Donald Trump acariciaba su regreso a la Casa Blanca al ganar tres de los siete estados claves en los comicios.
El republicano se impuso en Carolina del Norte, Georgia y Pensilvania. Quedan pendientes los resultados de Arizona, Nevada, Michigan, Wisconsin.
La jefa de campaña de Harris, de 60 años, albergaba la esperanza de ganar en los dos últimos y Pensilvania, conocidos como el “muro azul”.
En el resto de los estados, que suelen dividirse entre los tradicionalmente demócratas o republicanos, no hubo sorpresas. Entre otros, Trump sumó como era de esperar Florida y Texas, y Harris Nueva York, California y la capital, Washington.
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La suerte parece sonreír a los republicanos, que además han arrebatado a los demócratas el control del Senado, cambiando el equilibrio de poder en una cámara esencial para aprobar reformas.
Asimismo, sigue en juego la renovación de los 435 escaños de la Cámara de Representantes y varios gobernadores.
Euforia entre los trumpistas
Los estadounidenses vivieron con ansiedad esta noche que tuvo en vilo al resto del mundo por sus repercusiones en la guerra en Ucrania y en Oriente Medio, así como para el calentamiento global, que Trump considera una falacia.
China, Israel y Francia se apresuraron a felicitarlo. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski dijo que espera que Trump ayude a Ucrania a lograr “una paz justa”.
En el Centro de Convenciones del Condado de Palm Beach, los seguidores del multimillonario están eufóricos.
“Siento que Trump ya ha ganado las elecciones. Esto ha terminado y creo que el mundo está a punto de ser mucho mejor”, dice Moses Abraham, de 22 años.
El resultado es histórico. De confirmarse, sería el segundo mandato no consecutivo de un presidente desde 1893 y el más viejo en ser electo.
Evento tras evento, el republicano repitió la partitura de 2016 y 2020, presentándose como un antisistema. El mismo credo de siempre: la lucha contra los migrantes en situación irregular que, según él, “envenenan la sangre” del país.
Los tacha de “terroristas”, “violadores”, “salvajes”, “animales” salidos de “cárceles y manicomios”.
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Condenado por un delito penal a finales de mayo y con cuatro inculpaciones pendientes, el septuagenario pintó un panorama sombrío del país durante una campaña dominada por la violencia verbal.
Trump insultó a Harris llamándola “lunática radical de izquierda”, “incompetente”, “tonta” y persona “con un “coeficiente intelectual bajo”, entre otros calificativos.
Ella lo llamó “fascista”. Otro tanto hizo él.
Eso sin contar el comentario de un humorista pro-Trump que dijo que Puerto Rico es como una “isla flotante de basura” o un desliz del presidente Biden quien, en reacción, llamó “basura” a los seguidores del conservador.
Los tres meses de campaña de Harris
Harris, negra y de ascendencia sudasiática, también aspiraba a hacer historia como primera mujer en el cargo más importante de la nación.
Tuvo solo tres meses para convencer. Entró en campaña después de que el presidente Joe Biden tirara la toalla en julio y la apoyara.
Lo intentó con un programa electoral vago pero centrista. Proponía firmeza frente a la inmigración ilegal, mejoras para la clase media y la defensa del derecho al aborto.
Tenía previsto hablar a sus seguidores en la Universidad Howard de Washington, el buque insignia de la formación de los estudiantes negros, donde estudió, pero anuló el discurso. Allí, las sonrisas dieron paso a los ceños fruncidos a medida que avanzaba la noche.
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