En el sótano de la cabaña reina un silencio absoluto. Alex mira a su pareja, se abrazan y él sonríe al recibir la noticia. Sin embargo, ella no está feliz. “¿Qué hacemos si el bebé ríe?”, susurra, apenas dejando que el sonido salga de su boca. Su mirada refleja la pregunta que nadie quiere hacerse, en un mundo donde un inocente ruido puede significar el final de todo.
Así inicia A Quiet Place: The Road Ahead, desarrollado por Stormind Games, un videojuego que sitúa su historia en el universo de la franquicia cinematográfica de Paramount Pictures conocida en Latinoamérica como Un lugar tranquilo.
Cronológicamente, el juego tiene lugar después de los eventos de Day One y algunos meses antes de la primera película. Esta es una historia paralela, con personajes y ubicaciones originales que complementan el universo expandido de A Quiet Place. Siguiendo los pasos de la protagonista, Alex, el juego explora cómo la humanidad ha adaptado sus relaciones y formas de comunicación en un mundo donde el silencio es la única arma contra una amenaza constante.
Desde el inicio, el juego utiliza técnicas de narrativa embebida con notas, rayones en las paredes y objetos coleccionables, para brindar contexto y enriquecer la atmósfera. Los jugadores encuentran estas notas en papeles abandonados con textos que reflejan el miedo y la desesperanza de quienes habitaron esos espacios.
Las anotaciones en el diario de Alex, por su parte, ofrecen una perspectiva más personal. “El infierno llegó de arriba, no como creíamos, desde abajo”, reflexiona en una de sus entradas, sugiriendo la inesperada naturaleza de lo que llaman “invasión”.
Otro comentario, “Gritar, la única cosa que quieres y no puedes”, refuerza la restricción absoluta impuesta sobre los personajes y su realidad, donde algo tan básico como hablar y expresarse con naturalidad se convierte en un riesgo mortal.
Pero la pérdida va más allá de la vida misma; el juego también destaca la desaparición de otros aspectos humanos, como la música, y menciona que los perros, incapaces de contener su instinto protector y ladrar, se convirtieron en un riesgo para sus propios dueños durante la invasión.
El tema de las relaciones familiares es fundamental en la narrativa, alineándose con los temas explorados en las películas de la franquicia. En The Road Ahead, los jugadores se sumergen en una trama llena de desafíos emocionales y físicos que muestran hasta qué punto se ven afectadas las dinámicas personales en un entorno donde el ruido es el mayor enemigo. Esta perspectiva humaniza a Alex y su pareja, quienes enfrentan una nueva realidad marcada por las amenazas constantes y las restricciones severas a su vida cotidiana.
Este título se centra en una experiencia de supervivencia en primera persona caracterizada por la administración del silencio y el control de los sonidos emitidos por el jugador, incluso desde la sala de estar, a través del uso del micrófono del control en PlayStation 5. La mecánica del ruido es fundamental y la tensión se intensifica al considerar cada movimiento.
Uno de los aspectos más innovadores es el uso del “estrés por asma” en lugar de una barra de vida tradicional, un cambio que se alinea con la vulnerabilidad realista del personaje. Alex sufre de esa enfermedad y cuando el estrés se vuelve extremo, corre el riesgo de un ataque que puede llevarla a la muerte si no se gestiona adecuadamente.
Caminar sobre polvo o escombros, levantar objetos pesados y estar cerca de criaturas son factores que aumentan esta tensión. Los jugadores deben tener inhaladores a la mano para controlar estos ataques, especialmente en las fases avanzadas del juego, donde los episodios de estrés se vuelven más frecuentes y la falta de inhaladores podría significar un peligro inminente.
Para contrarrestar una crisis, el juego introduce una prueba de habilidad en tiempo limitado que permite a Alex evitar un ataque grave si se realiza correctamente, lo que refuerza la mecánica de supervivencia.
Además, el juego presenta un fonómetro que mide los sonidos emitidos tanto por el entorno como por el propio jugador. Los sonidos naturales, como el agua corriente, sirven para camuflar los ruidos que Alex pueda emitir, como pasos o cristales rotos, ayudando a evitar que las criaturas se percaten de su presencia.
Ese medidor se convierte en una herramienta crucial, ya que muestra el balance entre los ruidos externos y los propios. Si el jugador escucha un zumbido y la pantalla se vuelve borrosa, significa que una criatura está en búsqueda activa, y el jugador debe quedarse inmóvil hasta que el peligro pase, aun si se encuentra en una zona de refugio acústico.
Otra característica interesante es el sistema de ayuda opcional, activable con la flecha hacia abajo. El botón ofrece indicaciones sobre caminos y objetivos actuales, pero su uso es opcional y personalizable.
Para quienes desean una experiencia de juego menos exigente, la ayuda ofrece una guía sobre la ubicación de los objetos necesarios o la dirección correcta, simplificando la exploración. Sin embargo, para los jugadores que buscan un reto mayor, esta guía puede resultar una distracción. La interfaz señala los elementos a recoger, eliminando la posibilidad de olvidar algún objeto y haciendo innecesaria la clásica mecánica de backtracking que caracteriza al género de survival horror.
El juego también introduce habitaciones seguras en cada misión y en diversos puntos del mapa. Estos espacios, libres de amenazas, ofrecen momentos de descanso en medio de la tensión constante.
En cuanto a la función de “detección de ruido del micrófono”, es una opción adicional que intensifica la experiencia, pues el juego puede captar sonidos del entorno real del jugador y responder a ellos, aumentando el nivel de inmersión.
La función complementa el uso de audífonos, recomendados para disfrutar plenamente del diseño sonoro en 3D, en el cual se distinguen sonidos en distintas direcciones, contribuyendo a la atmósfera opresiva.
El juego introduce también dinámicas de comunicación visual, como el uso de señas para intercambiar información entre personajes, ya que hablar en voz alta representa un riesgo.
Ese detalle resalta la adaptación de los humanos a las nuevas circunstancias y agrega un elemento realista a las interacciones. En términos de diseño visual, el entorno muestra indicaciones visuales que facilitan la exploración, aunque el uso de colores marcados en los bordes de los elementos interactivos, como puertas y ventanas, puede romper la inmersión, ya que destacan de forma evidente el camino a seguir.
En cuanto a los enemigos, el primer contacto visual con las criaturas no es directo, sino a través de un dibujo abandonado de un niño, que funciona como una curiosidad más que como una amenaza directa. Este elemento incluso otorga un trofeo al jugador si es encontrado, aunque resta impacto al primer encuentro real con los monstruos, que ocurre más adelante en la historia.
A Quiet Place: The Road Ahead ofrece una experiencia de juego que explora el silencio y el manejo del sonido de una manera que refresca el género de survival horror sin pretender innovar radicalmente. No “reinventa la rueda”, pero es un título atractivo para los fanáticos del terror.
Su sistema de “estrés por asma” y la narrativa inmersiva logran construir una atmósfera opresiva que sigue los pasos de la franquicia cinematográfica, y es una opción recomendable para quienes buscan un juego que combine tensión, supervivencia y un diseño sonoro inmersivo.
En Colombia está disponible para PC (Steam), PS5 y Xbox Series X|S, y tiene un precio de $99,900.