Sara Monsalve Isaza era una mujer de 26 años, a pocos días de graduarse de Trabajo Social, de una universidad de Itagüí. Sin embargo, la felicidad por la obtención del título para ella, su hermana y su madre, se esfumó por cuenta de su expareja, Santiago Cardona Serna, un joven que terminó confesando ante las autoridades su asesinato, en una casa de Envigado.
La historia que tiene desbastada a esta familia del barrio Gualandayes ocurrió la tarde del lunes festivo, pero comenzó a principio de octubre, cuando Santiago, también de 26 años, llegó a nuestro país procedente de los Estados Unidos, con el propósito de visitar a quien para ese momento era su pareja sentimental.
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A su arribo, Sara, quien estaba siendo víctima de malos tratos por su pareja e inclusive hasta amenazada de muerte si llegaba a terminarle, tomó la decisión de acabar con la relación de 4 años, le manifestaron familiares a Q’HUBO.
A mediados de octubre, Santiago, quien se desempeña en el país norteamericano como cajero y goza de la doble nacionalidad, regresó a Estados Unidos, donde permaneció hasta el último día de ese mes.
Aterrizó sobre las 4:00 de la tarde en Colombia y alquiló un apartamento a través de la plataforma Airbnb, en la transversal 36 sur con la diagonal 26, barrio La Sebastiana. En esta oportunidad tuvo que hacerlo porque tras la ruptura de la relación, no podía volverse a quedar en la casa de Sara, como acostumbraba cuando venía de visita.
Luego de 5 días de su llegada a territorio antioqueño y la presencia de Sara en el inmueble rentado, en horas de la tarde de este lunes, habitantes del barrio La Sebastiana escucharon unos gritos de auxilio y luego 3 disparos.
De acuerdo con el comandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, brigadier general William Castaño Ramos, el ataque fue en medio de una discusión. Y es que según conoció este medio, la pareja peleó, Cardona Serna salió del inmueble, al rato regresó y después retumbaron en el barrio las detonaciones en contra de esta auxiliar administrativa de Bancolombia.
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La Policía llegó a la vivienda, encontró la puerta abierta y a la joven sobre la cama sin vida, junto a un revólver. Momentos más tarde, a la estación de Policía del municipio, Santiago se acercó y confesó que había acabado vida de la mujer, así quedó plasmado en un informe judicial conocido por Q’HUBO.
Tras el ataque, el dolor quedó para la familia de esta joven, la mayor de 2 hermanas. Sus familiares dijeron que “ella no merecía morir así”. Su prima, Isabel Cristina Marín Isaza, contó que era una mujer muy juiciosa, tierna, estudiosa y trabajadora. Ahora, como el resto de sus familiares, pide justicia para que el crimen de Sara no quede en la impunidad.