A Colombia llegaron en septiembre US$1.037,32 millones en remesas, completando ya cuatro meses consecutivos por encima del récord de los US$1.000 millones. Pero estas cifras, que nunca se habían visto en la historia del país y que provienen principalmente de Estados Unidos, ahora se están viendo amenazadas por las políticas económicas del presidente electo Donald Trump.
De acuerdo con el Banco de la República, los ingresos externos por concepto de remesas de trabajadores que recibe Colombia han venido aumentando en los últimos años a tasas superiores al crecimiento de la actividad económica, lo que ha llevado a que su proporción con respecto al Producto Interno Bruto (PIB) alcance un máximo histórico de 2,8% en 2024, cuando hace una década apenas representaban el 1,1% del PIB.
Y si se mira en lo corrido del año, es decir, entre enero y septiembre de 2024, las remesas sumaron US$8.680 millones frente a los US$7.404 millones del mismo periodo de 2023, un aumento de 17,2%. Esto significa que se está a menos de US$1.500 millones de alcanzar el récord del año pasado, cuando se superaron por primera vez los US$10.000 millones.
Se calcula que el valor mensual promedio en dólares corrientes de la remesa por receptor se ha mantenido cercana a su monto histórico, oscilando entre los 470 y los 506 dólares mensuales.
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Los emigrantes colombianos se localizan principalmente en Estados Unidos y en España. Se estima que las remesas que llegan desde el país americano representan más del 42% del total.
Según el Emisor, el incremento de este tipo de envíos es común en varios países de la región y, particularmente para Colombia, ha sido explicado principalmente por el incremento de la migración de colombianos hacia el exterior -que se ha intensificado en la última década-, y por las oportunidades laborales que la población migrante ha encontrado en el extranjero.
En EE. UU., por ejemplo, la ocupación laboral de los colombianos en actividades relacionadas con servicios (que incluyen ventas y oficina) es significativa y supera la del promedio de todos los migrantes.
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Esto, para el Banrep, representa un beneficio importante para los migrantes colombianos en ese país, “si se tiene en cuenta que el sector servicios genera más del 75 % del PIB de los Estados Unidos y que la tasa de desempleo en ese sector es inferior a la que se registra para el total nacional”.
Sin embargo, con la llegada de Trump a la presidencia de EE. UU. este comportamiento de las remesas se vería obstaculizado: se plantea la posibilidad de imponer una tasa de 10% a las remesas que salen desde ese país, con la intención de penalizar actividades ilícitas, como el tráfico de drogas y de personas, según informó el nuevo vicepresidente estadounidense, J. D. Vance.
La preocupación es porque las remesas se han consolidado como la segunda fuente de divisas más importante de Colombia, solo por detrás del petróleo. Además de ser la fuente de ingreso de muchos hogares, principalmente de los departamentos receptores como Valle del Cauca, Cundinamarca y Antioquia.
Para Rémi Stellian, profesor de Administración de la Universidad Javeriana, existen tres tipos de remesas: las que provienen de actividades legales por parte de inmigrantes legales; las que constituyen una fachada para actividades ilegales (por parte de inmigrantes legales o ilegales); y las que de actividades legales por parte de inmigrantes ilegales.
No obstante, explicó, “en la práctica es difícil detectar el envío de remesas para el lavado de dinero. Una tasa aplicada a las remesas las afectaría a todas. Y eso puede crear un desincentivo, así sean totalmente legales”.
El analista afirmó que, por ser una fuente significativa de divisas, las remesas tienen un papel clave para la economía del país. “Una variación, así sea pequeña, tiene un impacto grande en las condiciones de vida de muchos hogares que dependen de este tipo de ingreso”, dijo.
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Y agregó que “si la idea es golpear a las actividades ilegales, un impuesto sobre las remesas no es la solución adecuada, sino más bien pensar en los controles que se podrían hacer para evitar que estas sirvan para el lavado de dinero. Pensar en controles eficientes es, sin embargo, una tarea muy desafiante”.
Entre tanto, César Pabón, director ejecutivo de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, consideró que, en tiempos de ‘bonanza’, se deben aprovechar estos recursos para evitar lo que algunos llaman la “maldición de las remesas”.
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Para Pabón, el país debe orientar esos recursos que ingresan del extranjero hacia la inversión productiva y el desarrollo.
“Para ello, es necesario fortalecer los controles que promuevan su uso en actividades lícitas y fomentar que quienes reciben remesas las destinen a proyectos productivos. De lo contrario, una dependencia excesiva de estas transferencias podría atar el crecimiento económico del país a las condiciones políticas y económicas de nuestros socios comerciales”, sostuvo.