Sofía Gómez inhaló profundo. No se sabe por cuántos segundos permitió que el oxígeno entrara a sus pulmones y le diera vida a su cuerpo. Lo que sí tenemos claro es cuánto se demoró sin respirar bajo el agua: tres minutos y seis segundos. Sí: la apneista colombiana administró el aire que entró a su organismo durante más tiempo del que dura la canción Imagínate, del caleño Kapo con el venezolano Danny Ocean, una de las que más suena en este momento en Colombia, cuyo tiempo de reproducción es de 2:55.
Y no lo hizo en cualquier lugar. Si pensaba que fue en una piscina, donde el deportista puede recuperar el aire con solo sacar la cabeza del agua, está equivocado. Sofía lo hizo en el mar, su casa. En el tiempo que se demoró sin respirar, Gómez descendió 103 metros. Con eso, estampó su nombre en un nuevo récord: realizó la inmersión más larga con una respiración de la historia de Colombia y América.
“Tan feliz de estar aquí, dos años después de mi última competencia de profundidad, dos años después de comenzar este camino de organizar competencias junto a Padjen (otra apneista) y por fin disfrutarla desde el lado de atleta”, escribió la apneista en una publicación en sus redes sociales.
Sofía, mujer alegre, espontánea, acelerada cuando está fuera de competencia, logró una vez más conectarse con la tranquilidad que le genera el agua, que ella dice es su lugar seguro en el mundo. Lo hizo durante uno de los primeros días de competencias de Deep Dominica, un campeonato de apnea que ella organiza en la isla del Caribe en la que pasa casi la mitad del año para entrenar.
Lo que hizo la deportista risaraldense, que se radicó en Medellín a principios de este año y entrena con la Liga de Deportes Subacuáticos de Antioquia, es increíble. En medio del mar, tomó aire, se agarró de una cuerda sumergida en el mar, se puso el broche para taparse la nariz que utilizan los apneístas e inició su descenso.
Utilizó una monoaleta, una suerte de pluma que en la que se meten los dos pies y que los nadadores utilizan para hacer movimientos uniformes dentro del mar, para impulsarse hasta abajo. Seguro mientras bajaba pensaba en el mantra que transforma la ansiedad que la asiste en la vida cotidiana, en una serenidad inigualable: paz, amor, tranquilidad, azul.
En eso se le fue el tiempo de bajada. Cuando sintió que ya su cuerpo le exigía que le diera oxígeno de nuevo, inició el proceso para salir a la superficie. En los últimos metros, que son en los que los deportistas corren más riesgo de sufrir un desmayo, fue vigilada de cerca por los jueces. Al fin salió. Se quitó el broche de la nariz.
Dijo “I’m ok”. Los jueces contaron cinco, diez segundos. El récord estaba a su nombre: Sofía Gómez Uribe, que en Medellín entrena en piscinas, se convirtió una vez más en la reina de la apnea colombiana: no hay nadie más como ella.