El sábado 30 de noviembre, a las once de la mañana, la Fundación Batuta realizará el concierto Voces de Colores en el Teatro Camilo Torres de la Universidad de Antioquia, un evento que celebra los 15 años de la implementación del programa de centros musicales para niños y adolescentes con algún tipo de discapacidad. El concierto comenzará reunirá a los participantes de estos centros en una presentación especial con un repertorio de bambucos, calipsos, baladas, cumbias y blues. La entrada al evento no tiene costo.
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La Fundación Nacional Batuta, a través de su componente de discapacidad, ha desarrollado un trabajo musical que ha involucrado a niños, adolescentes y jóvenes de Medellín. Carolina Franco, Coordinadora musical del componente de discapacidad, explica que el centro musical está ubicado en el barrio Moravia, donde funcionan dos de los espacios de la Fundación. “Cada centro musical está conformado por 60 familias, 60 niños, jóvenes, adolescentes y sus familias”, afirma.
Los participantes provienen de diversas comunas de Medellín. La Fundación trabaja con familias víctimas del conflicto armado y con aquellas consideradas vulnerables. Según Franco, “la mayoría vienen de barrios alejados y son familias víctimas o vulnerables, que es la población que atendemos”.
El programa tiene como objetivo brindar una educación musical integral, sin limitaciones relacionadas con el tipo de discapacidad. Los niños y jóvenes que participan tienen edades que oscilan entre los 6 y los 26 años, aunque algunos continúan hasta edades más avanzadas. “No hay un límite de edad”, dice Franco. En este sentido, el enfoque es inclusivo, recibiendo a todos los niños, independientemente de la naturaleza de su discapacidad, ya sea física o mental. También hace presencia en los espacios formativos niños diagnosticados con enfermedades huérfanas.
A lo largo de los años, el programa ha incrementado su capacidad y actualmente cuenta con 120 niños en sus dos centros musicales en Medellín. La participación en el programa no requiere ningún tipo de selección especial más allá del interés y la disponibilidad de cupo. “Al principio tuvimos unas bases de datos que nos dio Acción Social, pero ahora se maneja principalmente por el voz a voz”, explica Franco. La Fundación mantiene una lista de espera, dado que el cupo se encuentra lleno constantemente.
El trabajo musical en estos centros se organiza en grupos de manera que todos los niños participen en clases grupales, lo que favorece la interacción social y el aprendizaje colaborativo. Cada grupo está conformado por un máximo de 14 niños, y las clases tienen una duración de dos horas semanales. Franco aclara que no hay una división por discapacidad, sino que los grupos se conforman teniendo en cuenta la edad mental de los participantes. Además, algunos grupos están especializados para niños con discapacidades múltiples, como la parálisis cerebral. Estos reciben un enfoque más terapéutico.
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“Los niños tienen una facilidad para cantar, para tocar instrumentos sencillos, como percusión menor o xilófonos. A veces creemos que no pueden tocar un instrumento, pero con paciencia los vemos desarrollarse y sorprendernos con sus habilidades”, dice Franco sobre el trabajo realizado en los centros. La música, más allá de ser una disciplina artística, se convierte en una herramienta terapéutica, contribuyendo al desarrollo cognitivo y emocional de los participantes.
El evento del 30 de noviembre tiene como propósito celebrar estos 15 años de esfuerzo y dedicación, y contará con la participación del grupo representativo de los centros musicales, compuesto por 27 niños, jóvenes y adolescentes. Además, se contará con la colaboración del coro Sol de Oriente y el coro 1+1, otros grupos de la Fundación Batuta, quienes acompañarán a los músicos de Moravia en esta importante presentación.
El repertorio de Voces de Colores está compuesto por 11 canciones que incluyen géneros tradicionales de la música colombiana, como cumbias, bambucos y canciones de la costa atlántica y pacífica. Según Franco, “el repertorio tiene un significado especial, porque hemos trabajado mucho la música colombiana y buscamos que cada canción refleje un aspecto cultural importante”.
Este concierto no solo marca el aniversario de los centros musicales, sino también la consolidación de un proyecto que ha permitido transformar la vida de los participantes a través de la música, brindándoles no solo una oportunidad educativa, sino también una vía para la inclusión y el desarrollo social. Como resalta Carolina Franco, “el trabajo musical aquí es un trabajo grupal que involucra a toda la familia, porque entendemos que el apoyo de los cuidadores es esencial en este proceso”.