El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca trae consigo nuevas interrogantes sobre el futuro del comercio entre Estados Unidos y sus socios. Tan solo ver que ya el presidente electo anunció más aranceles para México, Canadá y China, sacudiendo así los mercados con sus primeras amenazas a sus vecinos y principales socios comerciales.
Según un análisis del grupo de Investigaciones Económicas y Análisis de Mercado del Banco de Bogotá, las exportaciones colombianas no se verían directamente afectadas por las políticas arancelarias del mandatario que ganó hace tres semanas la Presidencia de Estados Unidos, pero las decisiones en petróleo y las relaciones diplomáticas sí generan preocupaciones.
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En su primer mandato, Trump incrementó los aranceles efectivos en 1,5 puntos porcentuales, afectando principalmente a países como China y México.
En campaña, el nuevo presidente de Estados Unidos planteó tres frentes: el primero, aranceles a las importaciones de China de hasta 60% (entre 50% y 100%). El segundo, aranceles a vehículos importados de China, Europa y México. Y el tercero, un arancel universal (a todas las importaciones) de entre 10% y 20%.
Asimismo, prometió la creación de una ley de comercio recíproco (Reciprocal Trade Act) con la que se buscaría igualar los aranceles impuestos por Estados Unidos a las importaciones de cada país, con las tasas arancelarias cobradas por cada uno de estos a los productos norteamericanos.
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De esta manera, aunque su propuesta actual incluye aranceles universales de entre el 10% y el 20%, el impacto directo sobre Colombia sería mínimo. Esto se debe a que las exportaciones colombianas representan apenas el 0,4% de las importaciones totales de Estados Unidos, situándose en el puesto 26 de los socios comerciales de ese país que suman 218 países.
De los productos que Colombia vende a Estados Unidos, como petróleo, oro, flores, esmeraldas y café, la mayoría no compite con la producción local estadounidense.
Incluso, en el caso de productos manufacturados como el aluminio, que podría enfrentar mayores restricciones, el efecto sería limitado, ya que representa solo el 5% de las exportaciones colombianas a ese mercado.
“El efecto directo de las posibles medidas arancelarias en el comercio entre Estados Unidos y Colombia sería mínimo (o casi nulo), dada la poca relevancia que tiene Colombia en las importaciones de Estados Unidos, desde su punto de vista. En efecto, Colombia vende alrededor de 13 mil millones de dólares anuales a Estados Unidos, mientras este tiene importaciones de todo el mundo por más de 3 billones de dólares”, precisó el estudio del Banco de Bogotá.
Por otro lado, Estados Unidos cuenta con un balance comercial positivo con Colombia, es decir, sus exportaciones superan las importaciones de nuestro país. Precisamente, en un listado de los países con déficit comercial para Estados Unidos, Colombia se sitúa en el puesto 188 de 218, no con déficit, sino con superávit. “Así, en la visión mercantilista del presidente Trump, Colombia difícilmente representa un riesgo para la producción local norteamericana”.
Sin embargo, la política de Trump de fomentar la producción de crudo doméstico, especialmente a través del fracking, podría reducir la necesidad de importar petróleo.
Esto no solo afectaría las ventas de Colombia a Estados Unidos, sino también la cotización internacional del barril, golpeando aún más los ingresos por exportaciones. “Este sería uno de los principales riesgos para las exportaciones colombianas. Algo similar se vivió cuando Estados Unidos más que duplicó su producción de petróleo gracias al fracking, lo que llevó a una reducción en las ventas de crudo de Colombia a ese país”.
Para el equipo de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá, la política a favor de mayor exploración y producción de petróleo que reduzca la necesidad de Estados Unidos de importar este producto, además de impactar a la baja su cotización en los mercados internacionales, “si es un riesgo para las exportaciones colombianas”.
Por otro lado, las tensiones diplomáticas entre ambos gobiernos podrían generar desafíos adicionales. Las diferencias en temas como seguridad, políticas antidrogas y relaciones con Venezuela podrían motivar el uso del comercio como herramienta política, incrementando la incertidumbre para los exportadores colombianos, recalca el informe económico.
Como se dijo al principio de este informe, el presidente electo Donald Trump ha encendido las alarmas en los mercados al anunciar aranceles adicionales a México, Canadá y China.
Como lo publicó Bloomberg, Trump, en una serie de publicaciones en su red social Truth Social, prometió imponer un 25% de arancel a todos los productos de México y Canadá, y un 10% adicional a los productos chinos. Según él, estas medidas buscan frenar la inmigración ilegal, el tráfico de drogas y, en el caso de China, castigar su supuesto incumplimiento de penas severas contra los traficantes de fentanilo.
El impacto en los mercados no tardó en llegar. El dólar estadounidense ganó terreno, mientras que el peso mexicano y el dólar canadiense fueron los más golpeados. En el mercado de bonos, el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años subió a 4,3%, reflejando la incertidumbre generada por las amenazas del mandatario entrante, reportó Bloomberg.
Trump defendió las medidas como un golpe necesario para proteger a Estados Unidos, afirmando que los aranceles estarán vigentes “hasta que las drogas y la inmigración ilegal sean frenadas”. Además, prometió firmar estas acciones en su primer día en la Casa Blanca.
Las declaraciones no pasaron desapercibidas. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, reaccionó rápidamente y mantuvo una llamada telefónica con Trump para discutir el comercio y la seguridad fronteriza. Sin embargo, la preocupación crece entre los socios comerciales, ya que las amenazas marcan una nueva ruptura con las políticas tradicionales de libre comercio.
Por su parte, Liu Pengyu, portavoz de la embajada china en Estados Unidos, afirmó que la cooperación económica y comercial entre ambos países es mutuamente beneficiosa. “Nadie ganará una guerra comercial o una guerra arancelaria”, escribió en una publicación de X.
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Y la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, dijo que ni las amenazas ni los aranceles resolverán los problemas migratorios ni de consumo de drogas en Estados Unidos, en respuesta al anuncio del mandatario electo estadounidense. “Aranceles no resuelven tema migratorio ni consumo de drogas”.
El mensaje es claro: Trump planea usar su autoridad arancelaria como arma política, enviando un recordatorio de que su administración no dudará en tomar medidas drásticas para imponer su agenda.