La reedición por parte del sello editorial del ITM de la antología Medellín en su narrativa ofrece una visión sobre cómo la literatura ha reflejado la evolución de la ciudad a lo largo del tiempo. Según Jairo Morales, autor de la antología, esta obra también les busca recordarles a los escritores jóvenes que la historia literaria de la ciudad no comenzó con ellos, sino que es el resultado de generaciones anteriores que han dejado huella. Para Morales, es fundamental que los nuevos autores reconozcan que, aunque su mirada sobre la ciudad es válida, existen antecedentes literarios que deben ser conocidos. El libro reúne una muestra de textos escritos por autores antioqueños desde mediados del siglo XIX hasta finales del XX.
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El interés por la historia
Jairo Morales explica que su interés por la literatura regional comenzó durante su trabajo en la Sala Antioquia, de la Biblioteca Pública Piloto. Dicha sala es el sueño hecho realidad de los investigadores y estudiosos de asuntos de Medellín y de Antioquia. Aunque ya conocía y había leído a autores antioqueños como Tomás Carrasquilla y Fernando González, fue en la Sala Antioquia donde profundizó en la obra de otros escritores que no habían sido suficientemente reconocidos. Morales destaca que, en la literatura de Medellín, no solo se habla de la ciudad, sino también de su historia económica y social, que está marcada por la minería, la industria y los cambios urbanos.
La antología Medellín en su narrativa permite observar cómo los escritores de distintas épocas han reflejado los aspectos más representativos de la ciudad: sus costumbres, valores y transformaciones. Estos textos no solo describen la geografía de la ciudad, sino que también dan cuenta de sus dinámicas sociales y de la vida cotidiana de sus habitantes. Según Morales, los autores no escribían con el propósito de hacer literatura urbana, sino porque vivían en Medellín, y su obra refleja el entorno en el que se desarrollaban. Por esta razón, muchos de los textos incluidos en la antología ofrecen una mirada sobre lugares, personajes y situaciones que han sido parte del imaginario colectivo de la ciudad.
El libro cubre un rango temporal, desde la escritura de los primeros autores antioqueños en la segunda mitad del siglo XIX hasta las voces más recientes. Morales explica que su selección incluye tanto obras de autores reconocidos como de aquellos que no tuvieron el mismo nivel de visibilidad en su momento, pero que igualmente dejaron una marca en la narrativa regional. Esta diversidad temporal permite a los lectores observar cómo ha evolucionado la ciudad desde sus primeros días de industrialización hasta el Medellín contemporáneo, pasando por los cambios urbanos y sociales que han marcado su historia.
Los criterios de selección de los textos fueron diversos, pero se basaron principalmente en la calidad literaria y la relevancia de los temas. Morales subraya que no se dejó guiar por las tendencias literarias ni por la popularidad de los autores, sino que su objetivo fue destacar aquellos textos que ofrecieran una visión crítica sobre Medellín y que aportaran algo valioso a la literatura regional. Un ejemplo de ello es La Cisterna de Rocío Velez Piedrahita, una novela que Morales considera una de las más brillantes y críticas sobre la situación de la mujer en Antioquia.
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A lo largo de la antología, los textos reflejan la transformación de la ciudad en términos de arquitectura, costumbres y clases sociales. Los escritores no solo narran los lugares, sino que también dan cuenta de cómo estos lugares han cambiado con el tiempo. Por ejemplo, calles como Ayacucho o Junín, que en el pasado eran fundamentales en la vida urbana de Medellín, ya no son lo que eran, y algunos de los autores incluidos en la antología hacen referencia a estos espacios para ilustrar la transformación física de la ciudad.