Con la llegada de diciembre, las calles y hogares se llenan de luces y adornos que celebran la Navidad.
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Sin embargo, detrás de esta alegría festiva, se esconde una práctica que amenaza la biodiversidad: la extracción de musgo, tierra de capote, bejuco y melena o barba de viejo, como también es conocida, para la elaboración de pesebres y decoraciones.
El Área Metropolitana del Valle de Aburrá ha emitido un comunicado instando a la comunidad a mantener viva la tradición navideña sin comprometer el medio ambiente, promoviendo el uso de materiales sostenibles y reutilizables en la creación de adornos para estas fechas.
Alejandro Vásquez Campuzano, subdirector ambiental del Área Metropolitana, enfatiza: “Hacemos un llamado a todos los ciudadanos a proteger la flora de nuestro territorio en esta temporada de Navidad. Les recordamos que extraer, comercializar y usar elementos de la flora está prohibido”.
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Y es que la importancia de estas especies en los ecosistemas es invaluable. Los musgos, por ejemplo, son pequeños vegetales no vasculares que actúan como esponjas naturales, reteniendo agua y ayudando a regular el equilibrio hídrico de los suelos. Su presencia es crucial en zonas montañosas y bosques tropicales, ya que previenen la erosión y mitigan el impacto de las lluvias intensas, razones por las que su extracción debilita este sistema, aumentando el riesgo de deslizamientos de tierra en temporadas de lluvias.
La tierra de capote, por su parte, es una capa superficial del suelo rica en materia orgánica que juega un papel fundamental en la fertilidad de los ecosistemas. Al ser retirada, no solo se afecta la capacidad del suelo para sostener la vida vegetal, sino que también se compromete la estabilidad del terreno, dejando expuestas raíces y reduciendo la biodiversidad.
Asimismo, el bejuco, característico de los bosques tropicales, es mucho más que una simple liana decorativa, pues estas plantas trepadoras sirven de soporte para muchas especies animales, desde aves hasta insectos, y facilitan el transporte de nutrientes en el ecosistema. Su extracción masiva rompe estas cadenas ecológicas y puede desencadenar desequilibrios en la flora y fauna circundantes.
Finalmente, la melena o barba de viejo (Tillandsia usneoides), una epífita comúnmente encontrada en los árboles, tiene un impacto ecológico menos visible pero igualmente importante: esta planta regula la humedad ambiental, alberga microorganismos esenciales para el equilibrio del ecosistema y sirve de refugio para insectos polinizadores, así que arrancarla de los árboles destruye estos microhábitats, afectando la cadena alimenticia de varias especies.
El uso de estas especies no solo tiene un impacto ambiental, sino que está prohibido por la legislación colombiana.
Según el Área Metropolitana, el transporte, comercialización y venta de musgo, tierra de capote, bejuco y melena son actividades ilegales que pueden ser denunciadas a través de la línea 123 o ante las autoridades ambientales más cercanas.
Para quienes desean mantener la tradición navideña de forma respetuosa con el medio ambiente, existen alternativas como el uso de materiales reciclados, tejidos naturales, cartón, papel y plantas artificiales que emulan la apariencia de los elementos naturales sin poner en riesgo la biodiversidad.
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“El compromiso de cada ciudadano es vital para proteger nuestros recursos naturales. Las decisiones individuales pueden marcar la diferencia en la conservación de los ecosistemas”, concluyó Vásquez Campuzano.