“A unos les suceden las cosas, otros fabrican las historias”, rapea Kaztro en El reino de los suelos, canción que hace parte de En Letras Mayúsculas, el primer trabajo publicado por Alcolirykoz en 2007.
“20 años de narrar lo que otros quieren ignorar”, rapea Gambeta en Anarcolirykoz, la canción que lleva el mismo nombre del disco que acaban de publicar.
Para saber más: “Anarcolirykoz, es un álbum que celebra la historia del grupo”: Alcolirykoz
Entre una canción y otra pasaron 17 años y 7 discos. En ese tiempo y entre toda esa música se construye la épica de Alcolirykoz: cambiar su destino. Ser aquello que querían, no lo que debían, lo que les imponía la ciudad y sus prejuicios. Contarlo. Transformar el sentido de sí mismos, como escribió Paul Gilroy en Atlántico Negro, de eso se trata el rap, o se trataba en esa época, cuando ellos empezaron a hacerlo.
Porque los de Alcolirykoz crecieron en Aranjuez, cuando Medellín era la ciudad más violenta del mundo y los barrios populares y sus habitantes, sobre todo los hombres, los jóvenes, eran sinónimo de bandidos, de violencia, de sicarios, muertos, Priscos, Pablo Escobar: indeseables.
“Siempre seremos aptos al momento de morir”, rapeaba también Kaztro en El reino de los suelos. “De niño visité a mi tío en Bellavista, y el patio de la cárcel era igual al patio del colegio”, rapea Gambeta en Dicotomía, el quinto corte de Anarcolirykoz.
El barrio les marcaba un camino, pero ellos abrieron otro que los ha llevado ha convertirse en el grupo de rap más importante del país.
En casi 20 años de historia Alcolirykoz ha logrado lo imposible. Han girado por medio país –Tunja, Ibagué, Cali, Pereira, Cúcuta, Neiva, Manizales, Barranquilla–, por fuera del país –Estados Unidos, México, España–. Han hecho los conciertos de rap (pagados) más grandes y multitudinarios hasta ahora, el año pasado llenaron el Movistar Arena en Bogotá, con 14.000 asistentes, y este año hicieron lo propio en Medellín, en el centro de eventos La Macarena, con 11.000. Tiene más de un millón de oyentes mensuales en Spotify, y millones de reproducciones en Youtube. Viven del rap, viven bien, y eso hace años si que parecía imposible.
–Yo siento que este es el álbum en el que uno más puede decir que las cosas sí podían cambiar para bien, a favor de nosotros, porque crecimos con todo en contra. Pero trabajar para cambiar todo eso fue un proceso larguísimo, sin sueldo, sin medallas, sin trofeos, sin reconocimiento ni nada, dice Gambeta.
–Lo camellamos mucho, dice Kaztro.
“La transformación de sí mismo nunca se efectúa sin integrar los rastros del pasado (...) Nuestro pasado sigue siendo nuestro presente. En consecuencia, uno se reformula, se recrea”, escribió Didier Eribon en Regreso a Reims.
Y eso que escribió Eribon es lo que hace Alcolirykoz en Anarcolirykoz, se reformulan, se recrean. Este disco contiene todos los anteriores, porque en él vuelven la mirada a lo que han sido, pero miran con distancia, con sosiego, desde otro lugar de la vida. Y así mismo rapean, porque en En Letras Mayúsculas los rapeos eran largos, afanosos, urgentes, ahora son más lentos, más contundentes, dicen más aunque digan menos.
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“Adivina adivinador, quien es el mejor trabajador, el que quiere que su familia no pase por lo que él pasó. El reino de los suelos y un consuelo acostumbrarnos, a comer mucha tierra para así no mojarnos”, rapea Kaztro en El Reino de los Suelos.
“Soy un defensor de mi zona de confort, esos hippies no saben todo lo que me costó, conozco de cerca lo mejor y lo peor, mi hijo aprenderá sin pasar por lo que pasé yo”, rapea en Dicotomía.
La música cambió porque ha cambiado la vida. Y ese cambio ha expandido la música, trajo más alegría y celebración a las canciones, y con ellas llegaron más personas, que probablemente antes no escuchaban rap, por lo marginal, lo hostil, lo violento, porque hablaba de esa condiciones de vida tan adversas que no todos han vivido y de las pocos quieren oír.
–El que quiera resumir un grupo como nosotros a las canciones que más funcionaron se está perdiendo toda la profundidad. El compromiso es personal, individual y luego lo volvemos colectivo. Lo que yo pienso, lo que Kaztro piensa y lo que decimos no depende de estar bien o mal, sino de que yo siempre voy a estar en contacto con esa realidad. Yo puedo estar melo, y en un momento mejor de mi vida, pero no todo el mundo lo está, todavía hay mucho entorno de uno que uno quisiera que estuvieran mejor y no lo están. Yo creo que esa es la postura más clara que tenemos nosotros frente a la música y el rap, hacemos canciones de lo que se nos vuelve urgente, lo que pasa es que no sabemos si eso que se nos volvió una prioridad es algo muy bueno o es algo que a lo mejor es muy delicado y lo vamos a hablar así nos metamos en líos o en lo que sea, dice Gambeta.
Anarcolirykoz es un disco que celebra al grupo, su historia, su épica. Es un registro explícito de su transformación. Es la evidencia del milagro.
“Dicen que el destino ya está escrito porque no me han visto improvisar”, rapea Gambeta en la Vuelta Olímpica.