La noche del miércoles pasado marcó un duro revés para el Gobierno Petro. Una ponencia de archivo encabezada por los senadores Miguel Uribe, Juan Pablo Gallo, Mauricio Gómez y Antonio Zabaraín asestó el golpe definitivo para la reforma tributaria, abriendo un boquete de unos $12 billones al presupuesto del próximo año que ahora el Ejecutivo debe solucionar.
El proyecto venía tambaleando, pero aún así hasta última hora se especuló que podía tener los votos suficientes para ver luz en las comisiones económicas de Senado y de Cámara. No obstante, terminó hundiéndose y provocó el malestar del presidente Gustavo Petro y su gabinete, quienes salieron a encender alarmas sobre un sinnúmero de consecuencias, como el impacto a los servicios públicos.
Incluso, el presidente Petro rompió relaciones con las comisiones económicas que votaron negativamente su proyecto. “La relación del Gobierno con las comisiones económicas ha finalizado. Ellos verán si aprueban presupuestos o créditos; por nuestra parte, asumiremos las consecuencias”.
EL COLOMBIANO habló con Miguel Uribe, uno de los senadores detrás del hundimiento de la tributaria, quien también tiene intenciones de competir en la carrera electoral hacia 2026. En esta entrevista aseguró que la reforma laboral y a la salud también podrían caerse, alertó que la regla fiscal ya se estaría rompiendo y describió que el Gobierno tiene hasta $120 billones en fiducias, sin ejecutar.
“Desde el primer momento, la comisión tercera del Senado dio un mensaje claro y fue la negada del presupuesto. Al hacerlo, mostró que no estaba de acuerdo con la ley de financiamiento y la desfinanciación del presupuesto presentada por el Gobierno. Lo segundo es que siempre hubo advertencias sobre la inconveniencia de esa ley, porque aumenta el costo de vida, destruye empleos y afecta la inversión y el crecimiento económico.
Además, el escándalo de la UNGRD, llevando a la salida del ministro Ricardo Bonilla, evidentemente termina por crear el ambiente necesario para que esta ley se niegue.
Ahora, lo que para mí es sorpresivo no es que se haya negado la reforma tributaria, que eso iba a pasar, sino que se apruebe la ponencia de archivo que presenté junto con los senadores (Juan Pablo) Gallo, (Mauricio) Gómez y (Antonio) Zabaraín. Es un mensaje contundente, por un lado, de que nos importan los colombianos, y segundo, para el Gobierno, diciéndole que es él el que se tiene que amarrar el cinturón, acabar la corrupción y el derroche y reducir gastos administrativos. Queda claro que el problema fiscal es responsabilidad del Gobierno.
Durante todas estas semanas hubo una presencia permanente de los ministros para buscar conseguir los votos. Solo el día de la decisión estaban Juan Fernando Cristo (Interior), Guillermo Jaramillo (Salud), María Constanza García (Transporte), Alexander López (director de Planeación Nacional) y Diego Guevara (nuevo ministro de Hacienda). Pero era evidente que se iba a hundir, producto de los escenarios que planteé”.
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“Un argumento social, y es que esta reforma pretendía recaudar entre el 60% y 70% de los recursos por la clase media y las familias de bajos ingresos. Era un golpe fulminante, iba a destruir miles de empleos, 150.000 empresas que se acogen al Régimen Simple iban prácticamente a quebrarse, el galón de diésel y gasolina iban a subir entre $400 y $600 cada uno y el aumento del combustible de avión iba a encarecer los tiquetes, afectando el turismo.
También se iba a seguir destruyendo el sector de hidrocarburos, fundamental para el desarrollo del país, se ponía en riesgo la estabilidad macroeconómica con la regla fiscal verde y se afectaría la inversión aumentando la tasa mínima de tributación e impuestos a los dividendos o la ganancia ocasional.
Entonces, era altamente inconveniente. Y a esto se suma que el déficit que presenta hoy el Gobierno es responsabilidad de Gustavo Petro y sus ministros, no del gobierno anterior, ni del Congreso, ni de los colombianos. El año pasado y este le advertimos que no puede inflar ingresos para justificar gastos. El Comité de Regla Fiscal, el Banco de la República, Fedesarrollo y expertos han dejado claro que este Gobierno tiene presupuestos desfinanciados y hace cálculos equivocados que llevan a que necesite cobrar impuestos o hacer recortes.
Nosotros decimos que la prioridad debería ser generar nuevos ingresos, estimulando la economía y no más impuestos. Lo otro es que debería estarse abrochando el pantalón acabando el derroche y la corrupción”.
“Se estima que el Gobierno tiene en fiducias entre $90 y $120 billones que no ha ejecutado. Sin duda, parte de esa plata tiene flexibilidad para poderse ejecutar en diferentes programas. El punto central es que sí ha tenido plata, el problema es que ha sido incapaz de ejecutar e ineficiente en el gasto.
El Gobierno ha dejado de recaudar por el ataque a la iniciativa privada y la destrucción del sector de hidrocarburos, la caída en el impuesto de renta ha sido del 17%. Además, se han incrementado 20% los costos de funcionamiento, es decir, sigue la burocracia y el derroche y eso implica que el costo de funcionamiento ha crecido $100 billones entre 2022 y 2024. Esto ha afectado a la inversión, que ha caído”.
“Eso es un chantaje al Congreso y a los colombianos y es inaceptable. Insisto, el problema no es de falta de plata, es falta de voluntad. El Gobierno ha tenido los recursos para financiar el Icetex, cumplir las promesas de campaña, financiar la educación, entre otros. El problema es su insuficiencia en el gasto y en la ejecución. Ante el fracaso de esta reforma pretende asignarle toda la responsabilidad a ese proyecto. Pero basta ver que todos los compromisos que no ha cumplido suman más de $12 billones (lo que inicialmente planteaba recaudar la tributaria).
Eso no lo podemos permitir, el Gobierno ha tenido los recursos necesarios, pero el derroche, la corrupción y la ineficiencia han sido los culpables de que no responda a las necesidades de los ciudadanos”.
“Según la información de enero a agosto del balance primario (ingresos menos gastos), el país ya está rompiendo la regla fiscal. En esta se establece que el balance primario no puede ser menor a -0,9% (del PIB), y a agosto la cifra era -1,2%, es decir, de acuerdo con esa información oficial del MinHacienda, con corte a ese mes ya se estaba rompiendo la regla fiscal.
Lo cierto es que el Gobierno está en el límite, y la irresponsabilidad fiscal de aumentar la deuda sin capacidad de pago, de gastar más de lo que tiene y de generar incertidumbre y aumentar las primas de riesgo va a llevarnos a que en 2025 prácticamente incumplamos la regla fiscal, perdamos otro grado de calificación, se encarezca la deuda y finalmente suba el riesgo país. Eso puede desincentivar la inversión y profundizar una crisis en la economía muy compleja”.
“Este episodio de la ley de financiamiento puede marcar una nueva forma de relacionamiento entre el Gobierno y el Congreso, pero es evidente que el Ejecutivo mantiene mayorías, particularmente en la Cámara. No podemos confiarnos de eso. Lo cierto es que el resultado final de la reforma laboral y a la salud será el mismo de la ley de financiamiento”.
“Creo que no hay ambiente para aprobar la reforma laboral, es un proyecto que destruye más de 500.000 empleos, encarece la generación de trabajo y en este momento de crisis y dificultad económica es, prácticamente, condenar al desempleo y a la informalidad a la inmensa mayoría de colombianos, particularmente jóvenes y mujeres. Tenemos una responsabilidad en el Senado, con los colombianos, de tumbar la reforma laboral.
El país requiere una contrarreforma laboral que flexibilice el mercado, genere salarios mínimos diferenciales y baje los costos no salariales para disminuir el precio de la formalidad. La mejor política social es el empleo, y sin iniciativa privada no hay política social”.
“Los ciudadanos están celebrando que no se aprobó la ley de financiamiento, porque iba a encarecer el costo de vida aún más. Los colombianos no quieren pagar más cara la gasolina, ni los alimentos. Esta reforma hubiera provocado eso. Además, hoy más de 150.000 empresas celebran que no se acabe el Régimen Simple. El único que lamenta el hundimiento de la reforma es Petro, porque la plata no iba a resolver problemas sociales, iba a fortalecer su proyecto político”.
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