La llegada de la generación Z al mundo laboral ha marcado el comienzo de una nueva era en las oficinas y empresas de todo el mundo. Nacidos entre 1997 y 2012, estos jóvenes están cada vez más presentes en el ámbito profesional, y se espera que para el año 2030 ocupen al menos el 74 % de la fuerza laboral mundial junto con los Millennials.
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Sin embargo, su integración al mercado ha provocado tensiones, especialmente con los jefes de generaciones anteriores, quienes enfrentan dificultades para adaptarse a las diferencias culturales y de trabajo que caracterizan a esta nueva ola de empleados.
Así lo menciona un estudio de la revista académica estadounidense Intelligent, que encuestó a 1.000 gerentes de compañías de ese país que supervisan a empleados de la generación Z y halló datos preocupantes para las empresas.
Uno de ellos es que el 18 % de los gerentes consultados ha considerado renunciar a su puesto debido al estrés que les provoca gestionar a estos empleados. De igual manera, el 51 % reporta frustración al trabajar con esa generación, mientras que el 44 % señala que la interacción con estos trabajadores les causa estrés.
Las quejas al respecto son diversas, pero destacan que dichos profesionales tienen problemas como el uso excesivo del teléfono móvil, la falta de profesionalismo en la comunicación y lo que algunos interpretan como una “ética laboral deficiente”.
¿Qué problemas estarían teniendo las empresas con la generación Z?
Las diferencias generacionales, según expertos como Huy Nguyen —el asesor principal de educación y desarrollo profesional de la mencionada revista—, no son solo una cuestión de comportamiento individual, sino también una consecuencia de los contextos en los que los jóvenes de la generación Z han crecido.
“Muchos pasaron años haciendo tareas tras una pantalla debido a la pandemia, lo que limitó el desarrollo de habilidades clave como la comunicación interpersonal o el trabajo en equipo”, señaló el profesional.
Este cambio en la forma de interactuar con el mundo ha generado una desconexión entre las expectativas de los gerentes y las actitudes de los nuevos empleados; mientras los gerentes esperan comportamientos tradicionales, con una comunicación formal y un enfoque en la responsabilidad individual, los jóvenes de la generación Z priorizan una comunicación más informal y un equilibrio entre trabajo y vida personal.
Otro factor que destaca el estudio es que esa generación se siente atraída por ambientes laborales flexibles, que permitan la flexibilidad de horarios y el trabajo remoto. Estas demandas, que para los jóvenes son una muestra de adaptabilidad y bienestar, son vistas por algunos gerentes como una muestra de falta de disciplina.