Hace 10 días el dueño de Isagén, que se llama Brookfield y es uno de los fondos de inversión más grandes del mundo, le mandó una dura carta al presidente Gustavo Petro reclamando que su gobierno no está cumpliendo ciertas leyes y está poniendo en riesgo la inversión.
EL COLOMBIANO buscó al presidente de Isagén, Camilo Marulanda, para entender qué es lo que está ocurriendo en el sector de energía y sus respuestas muestran un panorama muy complicado al punto de decir que si el gobierno no se apura para hacer una nueva subasta, para crear más proyectos de energía, Colombia va a tener “problemas serios como país en 2026 y 2027”. Y que incluso, el afán de hacer una subasta es tal que para ya es tarde.
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Hay que tener en cuenta que en el sistema integrado de energía en Colombia hay generadoras como Isagén, EPM o el Grupo de Energía de Bogotá, que son las encargadas de producir energía, y hay distribuidoras y comercializadoras como Afinia, Air-e, por hablar de las más mencionadas por estos días, que se encargan de comprarles a las generadoras la energía para vendérsela al usuario final.
¿Qué significa la carta? ¿La situación ha llegado a un punto tan extremo que tienen que recurrir a estos mensajes públicos?
“Esa carta es una señal de los accionistas de la compañía al Gobierno en torno a proteger la institucionalidad, el marco jurídico y las señales de inversión que se han dado en el pasado para traer capitales a Colombia, específicamente al sector de energía eléctrica”.
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¿Isagén ha padecido algún impacto en su operación por el no cumplimiento de las normas por parte del gobierno de Gustavo Petro?
“Son preocupaciones por señales que ha venido dando el Gobierno que afectan los intereses de los accionistas de Isagén en cuanto al marco regulatorio, la independencia de la Creg y la urgencia de expandir o traer inversiones que requiere el sector”.
Una de las preocupaciones, según entiendo, es que el Gobierno está obligando a las generadoras de energía, como Isagén, a entregarle energía a Air-e, para que ella atienda a sus usuarios, sin que ustedes tengan la garantía de que les va a pagar. Y en efecto, como fue intervenida por el Gobierno y está prácticamente quebrada, no les está pagando...
“Sí. Ha venido dando señales asociadas a no poder limitar el suministro cuando hay saldos en mora en algunos distribuidores, entre ellos Air-e. Pero hay preocupaciones de más alto nivel. La primera, grande, es el rol de la Creg como una comisión regulatoria técnica independiente, ha habido unas señales no muy positivas del Gobierno de tratar de tomarse esas funciones regulatorias, de no tener un quórum adecuado de expertos, de tener personas encargadas sin dedicación exclusiva y al final eso es gran parte la institucionalidad del sector y lo que atrae las inversiones. También están las propuestas del gobierno de limitar ventas de energía en bolsa, que si bien atacan una preocupación válida del Gobierno de que hay unos precios altos en bolsa, al final no solucionan el verdadero problema que es el de oferta. La oferta de energía está siendo insuficiente para la demanda que tenemos en el país, los proyectos que se tenían planeados no han entrado, solo 20% de la capacidad esperada en los últimos cinco años entró, y la necesidad de energía crece y crece, pero no hay nuevos proyectos. Estas señales de intervención no solucionan el problema de precios, pero sí espantan la inversión que tanto necesitamos en el sector”.
El sector de energía viene desde hace un año o más prendiendo las alarmas, incluso hay quienes han dicho que tal y como van las cosas para el 2026 prácticamente no habría energía suficiente para surtir la demanda, ¿cree que la situación es tan alarmante como eso?
“La situación es muy preocupante, cada día que pase será peor. Hay un estudio de la Universidad Nacional que indica que a partir del 2026 vamos a tener problemas para garantizar el suministro de energía, eso es básicamente porque no están entrando los proyectos suficientes para generar energía en el país. Y se deberían estar tomando medidas para expandir el sistema, específicamente, pero no se están dando”.
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¿Por qué cree que el Gobierno o la Creg no han convocado estas subastas, a pesar de la tremenda urgencia que ustedes han expresado para evitar un apagón en el 2026?
“Eso no lo hemos podido entender. Creo que desde comienzos de este gobierno hemos sido insistentes, se hizo una subasta hace ya un par de años, fue insuficiente y solo se presentaron proyectos solares, que es una buena noticia, pero que al final no solucionan el problema de oferta que tenemos, porque cuando más se consume energía es de 6:00 de la tarde a 9:00 de la noche, y en ese periodo las plantas solares no aportan ningún tipo de oferta nueva al sistema eléctrico”.
Cuando ustedes le hacen esta advertencia o esta sugerencia al Gobierno de que haga una nueva subasta, ¿qué respuesta reciben?
“Las respuestas han sido, para serle honesto, tibias para enfrentar este problema de suministro que vamos a enfrentar en el futuro próximo. El país tiene que moverse hacia esa expansión que requiere el sistema, sobre todo hay que dar señales de tranquilidad a los inversionistas, porque lo que está pasando es que el Gobierno está tratando de solucionar un problema de precios –que es un síntoma de que la oferta está siendo insuficiente– vía intervención del mercado, y no por la vía de asegurar que nuevos proyectos entren al sistema”.
Ustedes dicen que se puede apagar el país en el 2026 porque no se hace la subasta para que entren nuevos proyectos, pero los proyectos que están hoy nos están surtiendo de energía. ¿Por qué no serían suficientes en 2026?
“La cantidad de energía que consumimos todos los días crece y crece, y si la oferta se mantiene igual, pues en el 2026 las plantas que tenemos no serán suficientes para cubrir las necesidades, eso es lo que está pasando, y no se ven proyectos nuevos. En la medida en que se dan estas señales regulatorias erradas, muchos inversionistas, que estaban en el país trabajando en nuevos proyectos de energía, se asustan y congelan esos proyectos. Por ejemplo, hace un par de años cuando en la reforma tributaria se quitó cerca del 70% de los beneficios tributarios que tenían los proyectos de energía solar y eólica, eso generó una inestabilidad muy grande en las reglas de juego y las empresas se abstienen de invertir en el sector”.
Hay otro lío, que el gobierno no está pagando los subsidios para los estratos 1, 2 y 3, la parte que le corresponde pagar a ellos ¿es cierto como algunos dicen que eso podría llevar a la quiebra a empresas del sector?
“Sí, eso es una situación muy compleja. El Ministerio de Hacienda debe casi 3 billones de pesos de subsidios a los estratos 1, 2 y 3, del año pasado. Eso tiene una repercusión en toda la cadena eléctrica porque genera un riesgo sistémico de liquidez. Entendemos que hay algunas restricciones de caja por parte del gobierno central, pero esto debería ser una prioridad, ponerse al día en esos subsidios pendientes. Para el 2025, asegurar los recursos presupuestales para cubrir esos subsidios, porque si no se pagan los subsidios y las empresas distribuidoras los asumen, pues esa capacidad no es ilimitada y creo que estamos muy cerca de ese límite de financiación”.
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A una generadora como Isagén, ¿qué hueco le hace?
“Eso podría ser del orden de entre 8.000 millones y 11.000 millones de pesos al mes”.
Y va contando como un taxímetro...
“Va contando. Digamos que las discusiones con el agente interventor de Air-e han sido constructivas. Nosotros hemos firmado y les hemos ofrecido energía adicional en contratos para que no estén expuestos en bolsa. Eso inclusive antes de la intervención de la compañía. El negocio de Air-e es un negocio muy complejo, porque combina unos niveles de pérdida muy altos cerca del 30% y unos niveles de recobro de la facturación relativamente bajos, entre 70% y 75%, que hace que la empresa tenga unos retos financieros inmensos”.
La apuesta del Gobierno parece ser que las generadoras privadas sostengan a Air-e a punta de fiarle energía, ¿es lo que está pasando?
“En el corto plazo, estamos siendo colaborativos. Pero en el largo plazo, hay que buscar unos recursos muy grandes para hacer esas inversiones sin cargárselas a los usuarios, porque al final es una población pobre, y pensar uno que va a recuperar $2 billones, $3 billones o $4 millones vía tarifas es muy complejo. Mi visión es que hay que buscar fuentes alternativas para modernizar esas redes y mejorar el servicio. Por ejemplo, usar recursos de regalías es una posibilidad, pero creo que hay que ser más creativos, porque ya está probado después de 30 años de privatizar y nacionalizar esa empresa que el esquema puramente comercial no funciona, porque los retos comerciales, operativos y financieros de operar una empresa de distribución de energía en esa región son muy grandes”.
Dice que se necesitan salidas creativas, pero lo que uno ve en el ministro de Energía y en el gobierno es que no están dando ninguna señal de hacer nada...
“Hay una señal de corto plazo importante que está en manos del ministro, que es poder titularizar $2 billones de ‘opción tarifaria’ a lo largo de las distribuidoras del país, eso ya tiene el visto bueno del Ministerio de Hacienda. Eso puede ser una solución parcial de liquidez a esa problemática que hay allá, que es básicamente diferir esos cobros en el largo plazo”.
De ese tema, de la ‘opción tarifaria’, no habíamos hablado, que es otro peso con el que cargan las distribuidoras porque fue lo que le dejaron de cobrar a los usuarios durante la pandemia y ahora cuando tenían que volver a empezar a cobrar no lo han podido hacer y la idea de titularizar que parece buena en principio sería volver a hacer lo mismo... a diferir esa deuda...
“Eso puede ser una salida. La otra es que en mayo del año pasado el presidente Petro se había comprometido a saldar esa opción tarifaria con recursos de la Nación, aparentemente por los temas fiscales que son conocidos, pues hoy el gobierno no tendría esa capacidad. Pero al final saldar esa opción tarifaria y realizar las inversiones que se requieren de esa zona sin recursos públicos es prácticamente imposible”.
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¿Usted cree que estuvo bien la intervención a Air-e?, porque el gobierno se echa al hombro un problema grandísimo y que no parece que pueda sustentar...
“Eso no debió haber sido una solución fácil porque es un problema muy complejo, es volver a cargar con los costos fiscales y financieros que eso va a traer. Creo que la pensaron dos veces antes de tomar esa decisión”.
Hay quienes creen, incluso lo hemos dicho en un editorial de EL COLOMBIANO, que el mismo chu-chu-chu, que el presidente Gustavo Petro le aplicó al sistema de salud lo está replicando con el sistema energético ¿usted ve que el sector está un poco a la deriva y el gobierno no está haciendo nada para tratar de rescatarlo de la crisis?
“Estamos muy enfocados en un problema que no es el problema, sino el síntoma. A todo el mundo le preocupa mucho el precio de bolsa y este es un síntoma de que no hay oferta. A todo el mundo le preocupa la salud financiera de las distribuidoras, pero eso es un síntoma de unos subsidios que no se han pagado y un tema de opción tarifaria que no se ha solucionado. A todo el mundo le preocupa una mala calidad del servicio de suministro de energía eléctrica en la Costa Caribe, pero eso es un resultado de un tema histórico de falta de inversiones, de una red muy vieja y al final eso hay que solucionarlo como sector de la mano con el gobierno. Entonces, esto trasciende a cualquier gobierno en particular. Esto es un tema de país, aquí hay que tener una discusiones reposadas, tranquilas y frías en torno a dar señales, y pensar esto en el largo plazo, no en el problema que tenemos esta semana, ni el mes entrante”.
A partir de lo que dice, puedo llegar a la conclusión de que el Gobierno no está haciendo muchas tareas pendientes para rescatar este sistema que durante 30 años nos ha servido bien en materia de energía. Pero por su parte el Gobierno dice que las generadoras se enriquecen, que ganan mucho...
“Pues es que las inversiones de estas empresas son billonarias. En el caso de Isagén, los activos de la compañía deben estar por los $28 billones y la utilidad neta está entre $700 mil y 800 mil millones. Al final $800.000 millones de utilidad suena un montón de dinero, pero hay que ver que tenemos invertidos $28 billones. Eso de criticar que ganen es raro, porque uno no invierte $28 millones para perder, eso sí sería la cosa más rara del mundo. En parte, hay que atraer más inversión, en el caso de nosotros, hemos invertido un poco más de $4 billones en los últimos cuatro años y venimos invirtiendo año a año para nuevos proyectos, porque le creemos al país y porque creemos que este es un sector con mucho potencial”.
El más reciente caballito de batalla del presidente Petro es el de decir que ustedes los generadores están esperando a vender en bolsa, porque en bolsa venden mucho más caro. ¿Qué tienen para decir las generadoras?
“En el tema de bolsa, esta explica entre el 4% y el 5% del precio al consumidor final. Porque al final, la generación pesa el 35% de la factura final y normalmente las distribuidoras se contratan entre 80% y el 90%, esa es la cuenta que hago”.
En otras palabras, básicamente, la mayoría de su energía la venden a las distribuidoras por contratos con unos precios fijos, y solo una mínima parte va a la bolsa, que es donde el precio puede subirse...
“Exactamente, cuando, por ejemplo, el año pasado tuvimos el fenómeno de El Niño el porcentaje que vendimos en bolsa fue marginal porque no tuvimos capacidad de generar, entonces como lo he dicho el tema del precio de bolsa solo se va a solucionar con más oferta. El precio es un síntoma de la enfermedad de escasez de energía, eso es lo que hay que atacar. Necesitamos más energía en el sistema para que los precios bajen, en ningún mercado del mundo han bajado los precios cuando hay escasez, eso no existe, entonces al final mi insistencia es que entendamos que lo que necesitamos es expansión, caminemos hacia esas subastas que tanto hemos pedido, y mientras tanto busquemos cómo mitigar la volatilidad de tarifas para los usuarios”.
Porque en últimas a ustedes les toca también ir a comprar en bolsa cuando el agua les falta...
“Así es, por ejemplo, el año pasado, en abril y octubre, cuando las condiciones estuvieron particularmente secas tuvimos que salir a hacer compras masivas en bolsa. Eso tuvo un impacto financiero bastante cuantioso en la empresa. Lo que estamos viendo es que esos fenómenos climáticos extremos cada vez son más frecuentes, pasamos de lluvias inclementes una semana a unas sequías tremendas. El año pasado, por cuatro meses consecutivos, tuvimos los mínimos históricos de afluencia hídrica en nuestras plantas. Estadísticamente es muy improbable que pase y pasó, lo que se lee de agencias climáticas, es que esos eventos extremos se van a seguir presentando, eso hace que el sistema pues tenga más riesgo”.
Se puede concluir, y en algo puede tener razón el presidente Gustavo Petro, es que la bolsa puede no ser un buen mecanismo para el sistema, pero está para garantizar que siempre haya energía. ¿Si se quita la bolsa y se rige el mercado solo a través de contratos, cuando no hay agua, los contratos pueden no cumplirse y se dan los apagones?
“Eso es una posibilidad, o si todo se contrata y no hay agua, pues, eso puede tener un impacto financiero catastrófico en las empresas que firman”.
¿La bolsa de alguna manera es una garantía para la salud financiera de las empresas?
“Es una herramienta de manejo de riesgo, que al final es tener dos canales de venta, una de contratos que es la energía que sé que puedo entregar, y una bolsa que depende del tema de las afluencias hídricas. Al final si no tengo el agua, pues no vendo en bolsa; y si la tengo, la vendo. Pero digamos que una solución parcial podría ser habilitar otros tipos de contratos, otros mecanismos de contratación que permitan incrementar ese porcentaje de contratación por parte de la generadora, pero sin incrementar el riesgo asociado a la variabilidad climática, que es inmanejable, y más en el contexto actual”.
Si no se abren nuevas subastas, si no llegan nuevos inversionistas, ¿en qué momento Colombia puede empezar a padecer?
“Si no tenemos un proceso de expansión rápido, creo que en los años 2026 y 2027 vamos a tener unos problemas serios como país”.
¿Estamos a tiempo?
“Estamos un poco tarde. Pero creo que hay que tomar acciones inmediatas para no llegar a ese escenario”.