La propuesta de Bogotá para descentralizar los impuestos turísticos en Colombia

Andrés Santamaría, director del IDT, explica en diálogo con EL TIEMPO en qué consiste la propuesta.

“El crecimiento del turismo requiere estrategias a largo plazo que garanticen infraestructura, sostenibilidad y promoción. Ciudades como Barcelona y Ciudad de México han logrado consolidarse como destinos de clase mundial gracias a la inversión continua en movilidad, seguridad y desarrollo cultural”, aseguró el director de la Oficina de Turismo de Bogotá y articulador de la propuesta, Andrés Santamaría.

En Colombia, según afirma la entidad, la falta de descentralización limita la capacidad que tienen las regiones para seguir fortaleciendo los atractivos de las regiones. Esto, por ejemplo, sucede con Monserrate que, sin una inversión constante en infraestructura y accesibilidad, no se aprovecharía todo su potencial.

La propuesta de descentralización de Bogotá no busca aumentar la carga tributaria, sino redistribuir equitativamente los impuestos turísticos ya recaudados. El IDT explica que si los recursos llegaran directamente a los territorios, se podría garantizar: más inversión en infraestructura turística; mayor capacidad de promoción y mercadeo; y un sector sostenible que no depende de proyectos temporales.

El mensaje del IDT es contundente: si Colombia quiere consolidarse como un destino turístico de talla mundial, la seguridad, una redistribución justa de los impuestos y una política clara de financiamiento son fundamentales para que el crecimiento del sector no dependa del esfuerzo de las regiones.

Santamaría conversó con EL TIEMPO sobre la propuesta que tienen en cuanto al uso de los recursos y su impacto en el turismo en el país.

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Andrés Santamaria Garrido, director del Instituto Distrital de Turismo. Instituto Distrital de Turismo

¿De dónde surge la propuesta que plantea Bogotá?

Bogotá ha empezado a entender que el turismo es un ejercicio de política pública importante para la ciudad porque genera más del tres por ciento de los empleos. Solamente el Aeropuerto El Dorado en Bogotá tiene más de 23.000 empleados y un 2,7 por ciento del producto interno bruto de la ciudad proviene del sector turístico. Pero la capital también ha visto que las regiones están preocupadas por tener políticas públicas que impacten en el sector. Los alcaldes y los gobiernos locales quieren asumir un rol mucho más protagónico porque saben que este segmento genera un impacto positivo en sus ciudades. Y eso nos lleva a que cada vez más queramos tener una mejor infraestructura turística.

El IDT hace mucho énfasis en que las regiones sean sostenibles a largo plazo, ¿por qué?

Si nosotros queremos avanzar en materia turística, no lo podemos hacer a punta de proyectos. Hoy las regiones, los distritos, los departamentos y las ciudades pueden acceder a través del fondo de promoción para el turismo, Fontur. Sin embargo, creemos que el turismo se hace a largo plazo, no a punta de proyectos. El sector no puede seguir mejorando mientras no tengamos infraestructura, mientras no tengamos mejor seguridad. Y por eso hoy en Colombia encontramos destinos turísticos donde la inversión turística es muy limitada y depende de la voluntad del Gobierno Nacional, a pesar de que tienen una gran capacidad para fomentarlo. Si el país quiere ser una competencia fuerte, necesita proyectos de infraestructura y mejora a largo plazo.

¿Cuáles son los aspectos clave de la propuesta que hace Bogotá?

Lo primero es preguntarnos qué mecanismos legales o constitucionales se deben adelantar para que este recaudo de impuestos se descentralice. Entiendo que eso no está en el corto plazo, pero lo que está proponiendo Bogotá es que se dé el debate, que entendamos que no todo puede ir a nivel nacional. Claro que el sector genera empleo, genera impuestos prediales que pagan los hoteles y las agencias de viajes cuando tienen bienes y modelos propios en las ciudades, pero no se puede hablar de un turismo a futuro, pensando en la centralización. Lo que siento es que este gobierno no quiere dar aún esa reflexión y ese debate. Hoy casi todas las ciudades se quieren mostrar al mundo, informar sobre sus atractivos turísticos y generar turismo local, pero sí creo que el debate en materia de impuestos se debe hacer. Bogotá quiere sensibilizar a todos los alcaldes para que sigamos esa ruta.

Mencionaba a Monserrate como un ejemplo para explicar que la inversión constante en infraestructura es importante para aprovechar todo su potencial, ¿por qué?

No me centraría en Monserrate porque hay muchos proyectos de transformación como nuevos miradores, zonas seguras, procesos de innovación en tecnología. Si miramos objetivamente, del 75 por ciento de todos los impuestos, más del 65 por ciento provienen de Bogotá. Pero no es lo que Bogotá quiere que hagan con los recursos, sino que debe haber una fórmula que nos lleve a todos a generar ingresos por los impuestos que pagan los visitantes en nuestras ciudades. Si bien de Bogotá sale el mayor número de recursos, no se trata de que la ciudad tenga la mayoría, sino de que haya una redistribución mucho más estratégica para los municipios que generan turismo en la ciudad. Monserrate es un atractivo privado importante, pero si tuviéramos más recursos propios derivados del turismo, seguramente podríamos seguir modernizando mucho más otros atractivos sociales de la ciudad. Pero esto es muy complejo cuando los ingresos se tienen que usar en otros temas estratégicos como educación, salud, temas sociales, mientras que el turismo, a pesar de ser importante, pasa a un segundo plano.

Santuario de Monserrate, en Bogotá. ARCHIVO EL TIEMPO.

Si bien el turismo es positivo para las regiones, puede también traer algunos riesgos consigo como la explotación sexual, ¿de qué forma se pueden controlar este tipo de situaciones?

Debemos apostarle siempre a un mejor tipo de turismo y decirle al turista tanto nacional como internacional que hay reglas que se cumplen. El riesgo no es solamente con los turistas internacionales, porque también hay nacionales que van a otras partes del país y cometen irregularidades en otros destinos. Colombia enfrenta una realidad y es la asociación del ejercicio del turismo de forma libre con el tema sexual. Hay un ideal de que los atractivos turísticos son sinónimo de facilitar una oferta sexual, pero esto no es sano para el sector. Tenemos que ser un atractivo turístico por nuestra oferta cultural, gastronómica, y de naturaleza. Es necesario realizar un ejercicio de contundencia porque no somos un destino de pedófilos y tampoco podemos ser un destino de explotación sexual de menores. Todas las autoridades tenemos el reto de prevenir, investigar y sancionar.

En muchas partes del mundo como Barcelona o Roma, las comunidades locales están teniendo una perspectiva negativa del turismo, porque es una actividad masiva, ¿cómo evitar que esto suceda?

Tenemos una oferta rica en el país en recursos hídricos, en recursos de naturaleza, pero también es importante que hagamos ejercicios de respeto en el número de turistas que vamos a tener en ciertas zonas; que, además, nos aseguremos de que la participación de los viajeros en esos lugares no genere afectación en los entornos ambientales. Se debe guardar un equilibrio. Tenemos que certificar a nuestras agencias en sostenibilidad y que nuestros operadores turísticos generen programas de promoción en zonas verdes, con las comunidades, pero que también se tenga en cuenta el cuidado. No podemos tener volúmenes altos en regiones donde se pueden generar daños. Quien pone las condiciones del tipo de turistas que quiere recibir y el tipo de acciones que hagan los viajeros somos nosotros como país receptor. Los recursos que generan los impuestos de turismo son claves para generar elementos de prevención, fortalecer la policía turística, aspectos judiciales, sancionar y hacer campañas preventivas.

La seguridad es un aspecto esencial para el turista, ¿cuál es el impacto que este factor tiene en el turismo y en quienes nos visitan?

Cualquier incidente de seguridad que le suceda a un turista internacional es un boca a boca negativo que se multiplica por el mundo. Nosotros no tenemos grandes campañas ni grandes promociones aparte de los esfuerzos que hace Colombia. De hecho, seguimos siendo muy pequeños al lado de otros competidores de América Latina. Cada vez que hay una afectación se cierran las puertas a la internacionalización y a la posibilidad de seguir creciendo turísticamente para impactar más la economía. En Bogotá hemos tenido avances en seguridad con la implementación de zonas seguras como Quinta Paredes o la Zona G. En el Aeropuerto el Dorado pasan más de 25 millones de pasajeros, pero realmente en tránsito pasan más de 20 millones, de los cuales solo se están quedando seis millones. Lo que esto nos dice es que son viajeros que no quieren estar acá y que aún nos ven como un país de tránsito. Soy optimista, pero tenemos que seguir creciendo más. Ahora bien, Colombia es mucho más atractiva y más fuerte que antes y eso es lo que debemos aprovechar.

ANGIE RODRÍGUEZ - REDACCIÓN VIAJAR

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