En la noche del lunes 7 de abril, decenas de personas se congregaron en la discoteca Jet Set en República Dominicana para disfrutar de un espectáculo musical protagonizado por el artista Rubby Pérez de 69 años, conocido por su energía inagotable y el talento que siempre desplegaba en el escenario.
(Vea también: Aparece video del momento exacto en el que le cayó el techo encima a Rubby Pérez)
Pero lo que prometía ser una noche de música y alegría terminó en tragedia. En un momento del evento, algunos asistentes notaron que una parte del techo parecía haberse desprendido, lo que causó confusión y preocupación. De inmediato comenzaron a circular rumores, y muchas personas intentaron salir del lugar ante el temor de un colapso.
Lamentablemente, tan solo unos segundos después, toda la estructura cedió y se desplomó por completo, atrapando a los asistentes bajo los escombros. La primera noticia se trató del rescate del artista, sin embargo; horas después falleció en una clínica en Santo Domingo.
Wilfrido Vargas se despidió con dolor de su amigo Rubby Pérez
La repentina muerte del reconocido merenguero dominicano Rubby Pérez ha sacudido al mundo del espectáculo y ha dejado un vacío en la memoria colectiva de quienes crecieron al ritmo de su potente voz.
Uno de los más conmovidos por la partida del artista fue su amigo y colega Wilfrido Vargas, quien expresó su dolor a través de un emotivo mensaje en su cuenta de Instagram. Con palabras cargadas de tristeza, el legendario músico dominicano se desahogó con una breve pero profunda publicación que conmovió a sus seguidores y a la comunidad artística.
“Estoy destrozado… El mejor cantante que ha dado el género, la voz más alta del merengue. El amigo y el ídolo de nuestro género se nos acaba de ir. No hablo tan corto, pero no tengo más palabras. Esto es muy profundo, más profundo que lo que se alcanza a sentir hasta en el más terrible de los sueños”, escribió Wilfrido, visiblemente afectado por la noticia del fallecimiento.
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Estas palabras reflejan no solo la admiración profesional que sentía por Rubby Pérez, sino también la conexión emocional que compartían. Ambos artistas marcaron una época dorada del merengue, llevando la música dominicana a escenarios internacionales y formando parte de una generación que revolucionó el género con su energía, pasión y talento.
Horas antes de confirmar la muerte de su compañero y amigo, Wilfrido Vargas ya había mostrado su preocupación por la situación que atravesaba la clase artística, luego del colapso de la discoteca Jet Set en Santo Domingo, donde Rubby Pérez ofrecía un concierto. El desplome de la estructura provocó la muerte de decenas de personas y dejó múltiples heridos, convirtiéndose en una de las tragedias más graves en la historia reciente del entretenimiento caribeño.
Wilfrido Vargas, preocupado por la tragedia en República Dominicana
El artista comentó lo siguiente en su cuenta de Instagram:
“Es realmente doloroso cuando nuestra clase artística sufre una pérdida o enfrenta una situación difícil. Hoy nos despertamos con un choque emocional fuerte por la noticia que nos impacta en el medio y a toda la comunidad, porque el arte conecta y refleja nuestras emociones. Mi solidaridad y apoyo están con todos los afectados en este trágico accidente”, escribió Wilfrido en una publicación anterior, sin imaginar que horas después tendría que despedirse de uno de los referentes más importantes del merengue.
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Rubby Pérez, conocido por su potente voz y su carisma sobre el escenario, fue un símbolo de resistencia, disciplina y amor por la música. Su legado se mantiene vivo en éxitos como ‘Buscando tus besos’, ‘Enamorado de ella’ y ‘Hazme olvidarla’, canciones que hicieron historia y lo consolidaron como una de las figuras más queridas del Caribe.
La despedida de Wilfrido Vargas es también la voz de una generación que llora a uno de sus grandes. Las palabras de dolor, el silencio compartido y el homenaje sentido son un reflejo del impacto que tuvo Rubby Pérez no solo como artista, sino como ser humano. “Hasta siempre, Rubby Pérez”, concluyó Wilfrido, en una frase que resume el adiós a un ícono irrepetible.