Santa Marta se ha consumado tras confirmarse el fallecimiento de Rosa Manjarrés, reconocida madre comunitaria y líder social, quien fue arrollada por un tren en la línea férrea del barrio La Ensenada de Juan XXIII. El accidente, que ocurrió este lunes festivo al finalizar la tarde, ha dejado un vacío profundo en la comunidad, que ahora lamenta la pérdida de una figura fundamental en el barrio y pide a las autoridades esclarecer las circunstancias del incidente.
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Manjarrés, de 60 años, fue trasladada inicialmente a la clínica La Milagrosa en estado crítico. A pesar de los esfuerzos del personal médico, su salud no resistió las graves heridas, y su deceso fue confirmado horas después. Su familia y allegados, quienes solicitaron en su momento una cadena de oración por su recuperación, han manifestado su dolor ante la irreparable pérdida y exigen claridad sobre los hechos que condujeron al fatal accidente.
Las autoridades investigan actualmente las causas de lo ocurrido. Existen dos versiones sobre el accidente: algunos testigos afirman que la líder comunitaria habría resbalado al intentar cruzar la vía férrea, siendo alcanzada por el tren en movimiento; sin embargo, otra hipótesis sugiere que la mujer podría haber intentado lanzarse hacia el tren. Ambas versiones están siendo analizadas en busca de una explicación precisa.
Rosa Manjarrés era una figura profundamente respetada y querida en su comunidad samaria por su labor incansable como madre comunitaria, ofreciendo apoyo y asistencia a las familias, especialmente a madres y niños. Su compromiso y dedicación dejaron una huella imborrable en el barrio 17 de Diciembre, que hoy llora su partida y demanda justicia y verdad.
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El accidente ha generado conmoción y tristeza no solo entre los vecinos, sino también entre organizaciones sociales de Santa Marta que reconocen en Manjarrés un ejemplo de liderazgo y entrega al servicio de los demás.
“Extrañaremos a nuestra amiga y hermana laboral. Rosa era el alma de cada jornada pedagógica que se llevaba a cabo en Santa Marta”, recalcó Eliana Acosta, colega de Rosa.