El turismo desbordado ha dejado retos para la administración municipal que no ha podido ni enfrentar el alza de precios en arriendos, restaurantes y comida, y mucho menos el turismo sexual. Basta dar un paseo por la calle 10 para ver los grupos de prostitutas, de mujeres explotadas sexualmente, algunas con cara de evidente pubertad.
Ahora el problema está en los ladrones que se aprovechan de los extranjeros. Publicamos en la edición de este viernes 4 de agosto que la Personería de la ciudad alertó porque aumentaron las denuncias de extranjeros que han sido atracados después de subirse a un taxi. A algunos los tumban pidiéndoles más dinero del que marcan los taxímetros y a otros los han drogado para vaciarles las cuentas bancarias.
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