Irlanda, conocida por su rica herencia cultural y paisajes cautivadores, ofrece a los viajeros una experiencia inolvidable. Desde la vibrante Dublín hasta la pintoresca Galway y la acogedora Cork, cada ciudad tiene su propio encanto. Los verdes paisajes naturales de Irlanda tienen un impacto duradero en quienes se animan a adentrarse en ellos.
Este país también es un destino que combina historia, cultura y naturaleza en una experiencia única. Y cada rincón de la isla ofrece algo especial a quienes deciden visitarla y disfrutar de su hospitalidad.
Cualquier fecha para viajar a Irlanda tiene su encanto, pero hacerlo en octubre, durante la celebración de Halloween, es otro cuento. El viajero se encontrará con un país volcado a esta celebración que tiene raíces celtas, por lo que el Gobierno quiere catapultar a Irlanda como la cuna del Halloween.
Como breve historia, la fiesta de las brujas se remonta a la celebración del Samhain, una fiesta celta que le daba fin al verano el 31 de octubre y en la que se creía que los espíritus regresaban al mundo de los vivos. Se prendían hogueras y fogatas para guiarlos a encontrarlos en el camino, y se usaban máscaras para espantar a los espíritus malos.
Así pues que por esta época, además de visitar los sitios imprescindibles de la Isla Esmeralda, se encontrará con muchos eventos temáticos, exposiciones alusivas al Samhain en museos o podrá visitar lugares emblemáticos que aguardan espantos en sus paredes. Aquí, una guía de qué hacer en Irlanda, en cualquier momento que la visite.
1. Dublín, el corazón cultural y musical
Una gran esfera iluminada de la Tierra, conocida como Gaia, preside la Long Room desde todos sus ángulos. Compuesta por imágenes oficiales de la NASA, muestra a nuestro planeta flotando en tres dimensiones. Fáilte Ireland/Tourism IrelandDublín, la animada capital de Irlanda, es famosa por su vibrante vida nocturna y su rica oferta cultural. El distrito de Temple Bar es una zona por excelencia para tomar una pinta de Guinness en los muchos pubs que garantizan un ambiente animado, con una extensa oferta de cervezas y whiskies irlandeses, y música y baile en directo todos los días de la semana.
Entre sus tesoros más icónicos se encuentra el pub del mismo nombre, Temple Bar, uno de los lugares más visitados de la ciudad y un símbolo de la vida nocturna dublinesa desde principios del siglo XIX, que se destaca por su rica historia y su contribución a la escena musical en vivo, gracias a los numerosos músicos y artistas de renombre que han pasado por su escenario, como The Dubliners, una de las bandas de folk más queridas de Irlanda, y The Waterboys, conocidos por su fusión de rock y música tradicional irlandesa.
Entre los otros tesoros culturales de la ciudad se encuentra el Trinity College, fundado en 1592. Su biblioteca alberga el famoso Libro de Kells, un manuscrito iluminado medieval, y la Long Room, una impresionante sala con estanterías llenas de antiguos libros y manuscritos, ofrece una visión fascinante del patrimonio literario irlandés.
Grafton Street, una de las principales calles comerciales, es ideal para pasear, hacer compras y disfrutar del ambiente vibrante. La calle O’Connell, otra arteria principal, es conocida por su arquitectura y monumentos históricos, incluyendo el Monumento a la Luz (Spire), que se alza en el centro de la calle.
El parque St. Stephen’s Green, un oasis de tranquilidad en el corazón de la ciudad, es perfecto para relajarse y disfrutar de un paseo entre estanques y jardines bien cuidados. Un recorrido por el río Liffey ofrece una perspectiva diferente de la ciudad, con el icónico puente de Medio Penique (Ha’penny Bridge) conectando las dos partes de Dublín y proporcionando vistas pintorescas del río y sus alrededores.
La Fábrica de Guinness, situada en St. James’s Gate y fundada en 1759, es otro ícono de Dublín. La visita guiada explica el proceso de elaboración de la famosa cerveza, cuyo color oscuro se debe al tostado de la cebada de grano en un proceso similar al del café. El tour culmina en el Gravity Bar, donde se puede disfrutar de una pinta de Guinness mientras se contemplan vistas panorámicas de 360 grados de la ciudad.
2. Galway: un encanto en la costa oeste
En la costa oeste de Irlanda, la ciudad de Galway destaca por su energía y su rica herencia cultural, ofreciendo una experiencia que combina historia, arquitectura y vida contemporánea.
Uno de sus centros neurálgicos es Eyre Square, una amplia plaza situada en el corazón de la ciudad. Este punto de encuentro es un lugar de descanso y está rodeado de una variedad de tiendas, cafeterías y restaurantes. En el centro de la plaza se alza el Monumento de la Paz, una escultura que simboliza la reconciliación y la paz en Irlanda, proporcionando un lugar de reflexión en medio del bullicio urbano.
Cerca del puerto de Galway se encuentra el Arco Español, un importante vestigio histórico que forma parte de las antiguas murallas medievales de la ciudad y se alza como un punto de referencia para quienes exploran la ciudad.
Siguiendo el puerto, el Long Walk ofrece un paseo que resalta uno de los encantos de Galway: sus casas coloridas de pescadores alineadas a lo largo del puerto. La experiencia en Galway se complementa con una visita a The King’s Head, uno de los pubs más emblemáticos de la ciudad. Este local, con una historia que se remonta al siglo XII, ofrece música en vivo y un ambiente histórico que atrae a locales y turistas, convirtiéndose en un punto de encuentro crucial para la vida nocturna.
Imagen panorámica de The Long Walk, paseo que parte del Arco Español de Galway y comprende la zona del puerto, con pintorescas casas de pescadores que flanquean la inmensidad del mar y los pequeños veleros. Fáilte Ireland/Tourism Ireland3. Cork: cultura y hospitalidad en el sur
Situada en el sur de Irlanda, es conocida por su ambiente acogedor. El Mercado Inglés, en funcionamiento desde 1788, es uno de los puntos destacados de la ciudad, centro de la vida local que ofrece una experiencia auténtica de la cultura culinaria irlandesa, con productos frescos como black pudding y Irish cheddar, así como alimentos preparados, como el stew.
Otro destacado en Cork es la majestuosa catedral de St. Fin Barre. Construida entre 1865 y 1879, es una obra maestra del arquitecto William Burges y es conocida por su arquitectura gótica. La catedral está dedicada a san Fin Barre, el santo patrón de Cork, y es famosa por su fachada elaborada, sus tres torres imponentes y su órgano, uno de los más grandes y antiguos de Irlanda.
En Cork también se encuentran numerosos pubs típicos como el histórico Oliver Plunkett, famoso por su amplia selección de cervezas y su ambiente animado.
4. Cobh: rememorando la historia del Titanic
A pocos kilómetros de Cork, el pintoresco pueblo de Cobh, conocido como Queenstown con motivo de la visita de la reina Victoria en el siglo XIX, ofrece una rica conexión histórica con el célebre RMS Titanic.
Allí está el Museo Titanic Experience, ubicado en el antiguo edificio de la compañía naviera White Star Line en la ciudad, que fue el último punto de embarque del Titanic antes de su trágico viaje inaugural en 1912. El museo proporciona una visión profunda del viaje del Titanic, con exposiciones interactivas y objetos históricos que permiten a los visitantes conocer mejor a los pasajeros y la tripulación del barco.
Cobh es también conocida por sus coloridas casas que adornan las colinas alrededor del puerto. Este vibrante paisaje urbano ofrece un contraste encantador con el mar y crea una atmósfera pintoresca, reflejando el carácter cálido y acogedor de la comunidad local.
5. Los acantilados de Moher: un escenario de cine
Los acantilados de Moher, situados en el condado de Clare, en la costa oeste de Irlanda, son una de las maravillas naturales más espectaculares del país. Con una extensión de aproximadamente 14 kilómetros y una altura de hasta 214 metros sobre el nivel del mar, ofrecen vistas panorámicas impresionantes del océano Atlántico.
La inclusión de los acantilados en la película Harry Potter y el misterio del príncipe (2009) ha añadido una capa adicional de atractivo a este ya icónico destino. Los acantilados no solo representan un hito natural, sino también un vínculo con la cultura popular, atrayendo a viajeros y fanáticos del cine por igual.
(*) Con información adicional de EL TIEMPO.
PAULA REY (*) - EFE REPORTAJES