Las calles de las capitales colombianas se han convertido en un territorio sin ‘Dios ni ley’, en donde los comportamientos se rigen por un supuesto ‘derecho propio’ que no se frena ante nada.
Las calles de las capitales colombianas se han convertido en un territorio sin ‘Dios ni ley’, en donde los comportamientos se rigen por un supuesto ‘derecho propio’ que no se frena ante nada.