Carlos Enrique Cavelier tiene muy claro el legado por el que trabaja por Colombia. Alquería, la empresa que fundó su padre en 1959, creó los cimientos para, cinco décadas después, constituir la Fundación Alquería Cavelier, el vehículo que le permitiría concretar lo que hoy es una misión de vida: incidir en la mejora de la educación media pública y el acceso de jóvenes vulnerables a la educación superior de calidad. “Arrancó tratando de tener unas becas, algo muy de la filantropía tradicional; pero era una gota en un balde”, recordó.