Vivimos en una sociedad que premia ser social y castiga la introversión. Hoy parece que es mejor tener una vida pública y mostrar todo lo que se hace, lo que a mi juicio genera un poco de mayor presión a la simple existencia.Dentro de todo lo que hay que saber, conocer y gozar y la presencia del famoso: fomo (fear of missing out, por sus siglas en inglés, o miedo a perderme algo) nos hace seres más robotizados, automáticos, en un frenesí por hacer cosas, mostrar, compartir, ganar amigos, atesorar.Tal vez entré a un momento de mi vida de mayor introspección y calma.
Daniel llegó con cara de felicidad a nuestra reunión. Decía que estaba feliz porque lo acababan de promover y que se lo merecía después de tanto trabajo. La verdad yo me alegré mucho por él, es un chico inteligente, a veces un poco callado a mi juicio, pero creo que bastante prudente. Eso siempre hará ganar puntos en el ambiente corporativo o en el mundo en general.Dani pidió un vino tinto porque dijo que quería celebrar.
Por cosas de trabajo y de destino, las casualidades que no son coincidencia me pusieron en Ciudad de México a vivir el Día de los Muertos este año. Admiro la cultura mexicana y sobre todo este orgullo nacional que sienten por cada una de sus fiestas, sus raíces, sus hermosos colores.El Día de Muertos es una de las festividades más emblemáticas y coloridas de México, celebrada el 1 y 2 de noviembre.
Mariana no entiende por qué tiene que quedarse callada cuando hay algo que no le gusta. Desde niña le han dicho que es muy lanzada cuando habla, pero ella está convencida de que es su forma de ser y que es justo que la escuchen cuando tiene un punto.Estaba un poco abrumada cuando empecé a hablar con ella. Su empresa está teniendo cambios increíbles y hace poco le pusieron a un nuevo jefe. Este nuevo personaje se preocupa más por su imagen que por solucionar de raíz los temas técnicos que le impactan.