Un escalofriante atisbo de un posible destino para nuestra galaxia, la Vía Láctea, ha salido a la luz gracias al descubrimiento de una anomalía cósmica que desafía los límites de nuestra comprensión del universo. Un equipo internacional de astrónomos, dirigido por la Universidad CHRIST de Bangalore, ha logrado identificar una gigantesca galaxia espiral ubicada a casi mil millones de años luz de la Tierra, que alberga un agujero negro supermasivo con una masa miles de millones de veces superior a la del Sol.