Cuando la cúpula de la Fiscalía descubrió que una investigación con más de tres años de iniciada contra el mayor contrabandista del país, Diego Marín Buitrago, alias Papá Pitufo, no arrojaba mayores resultados, se puso en duda la lealtad de los responsables: el fiscal Andrés Marín y su agente infiltrado, el intendente de la Policía Álvaro Galvis.Adicionalmente, un documento de la Dirección de Inteligencia de la Policía advirtió que el llamado zar del contrabando era invisible al rastreo de los investigadores y que en su nómina estaban los pasos de tortuga de la Fiscalía para capturarlo.