A menudo se encuentra ante la disyuntiva de elegir entre pollo amarillo o blanco, pero surge la duda acerca de ¿Cuál es más saludable? ¿Existe alguna diferencia significativa entre ambos?
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¿Qué es mejor, el pollo amarillo o el blanco?
Tanto el pollo amarillo como el blanco son nutricionalmente muy similares.
Juntos son fuentes de proteína de alta calidad, esencial para el crecimiento, reparación de tejidos y el funcionamiento del organismo.
- Vitaminas y minerales: ambos tipos de pollo aportan una buena cantidad de vitaminas del grupo B (como la niacina y la B6), que son importantes para el metabolismo energético y la salud del sistema nervioso. Además, son ricos en minerales como el fósforo, necesario para los huesos y dientes.
- Bajo en grasas saturadas: si se elige la carne blanca y se retira la piel, tanto el pollo amarillo como el blanco son considerados carnes magras, con bajo contenido de grasas saturadas.
¿Por qué se piensa que uno es más saludable que el otro?
- Mito del color: muchas veces se asocia el color amarillo a una mayor cantidad de grasa, pero esto no es del todo cierto. La grasa en el pollo puede ser amarilla, pero eso no significa que sea menos saludable.
¿Cuál es la diferencia entre el pollo blanco y amarillo?
La diferencia en el color se debe principalmente a la alimentación del pollo, pues aquellos que consumen una dieta rica en maíz tienden a tener una piel más amarilla, mientras que los alimentados con trigo suelen tener una piel más blanca.
¿Cómo saber si un pollo es de buena calidad?
Al comprar el pollo fresco, se debe tener en cuenta algunas características:
- Color: la carne debe tener un color rosado pálido. Evite aquellos que presenten tonos grises, amarillentos o manchas oscuras, ya que podrían indicar que el pollo no está fresco.
- Textura: al tocarlo, la carne debe sentirse firme y elástica. Evite aquellos que estén pegajosos o tengan una textura blanda.
- Olor: un pollo fresco debe tener un olor leve y neutro. Si percibe un olor fuerte o desagradable, como a amoníaco, deséchelo.
- Envase: asegúrese de que el pollo esté bien empaquetado y que el envase no presente perforaciones o signos de deterioro.