El estadio Metropolitano Roberto Meléndez es un escenario para la práctica del fútbol y el atletismo en Barranquilla, Colombia. Fue inaugurado el 11 de mayo de 1986, sustituyendo al estadio Municipal como principal escenario para la práctica del fútbol y como sede del Junior de Barranquilla. El Metropolitano es también sede de la Selección Colombia para sus partidos como local por las eliminatorias a la Copa del Mundo. La Selección ha clasificado cinco de las seis veces en que este estadio ha sido sede de las eliminatorias.
En las temporadas 2014 y 2015 fue sede de local de la Categoría Primera A de Uniautónoma F.C y en la final de la Primera B 2013 frente a Fortaleza y en la Primera B 2012 fue sede de local de Barranquilla F.C y Uniautónoma frente a América de Cali y en la fecha 1 de la Primera B 2014 de Unión Magdalena frente a Cúcuta Deportivo y la Serie de Promoción de la Temporada 2014 de Uniautónoma frente a Deportes Quindío y el partido de fase 3 de la Copa Colombia 2018 Barranquilla F.C frente a Once Caldas.
Se han disputado las finales de la Copa Colombia de 2015 entre Junior de Barranquilla e Independiente Santa Fe; 2016 entre Junior y Atlético Nacional y 2017 entre Junior e Independiente Medellín.
Antes de la construcción del estadio Metropolitano, la ciudad contaba con el estadio Municipal, construido en 1934 con una capacidad inicial de 10.000 espectadores. Desde el inicio del fútbol profesional colombiano en Barranquilla (1948), se hizo evidente la necesidad de un nuevo escenario deportivo.
En 1966, la vuelta del Junior al campeonato de fútbol colombiano puso aún más de manifiesto la necesidad de un nuevo estadio. A principios de la década de 1970 se proyectó la ampliación del estadio Municipal con la construcción de nuevas graderías. Sin embargo, un error arquitectónico obligaba a reducir la calle 72 (aledaña al estadio) para poder concluir las obras.
Después de algún tiempo, se decidió demoler la tribuna nueva aún inconclusa en medio de fuertes críticas, razón por la que la prensa local la llamó la "tribuna de la vergüenza". Debido a la gran cantidad de dinero que se gastó en esta obra fracasada y a que estudios posteriores mostraron la imposibilidad de realizar una adecuada ampliación a dicho escenario, se decidió que la mejor solución era proyectar un nuevo recinto deportivo para el fútbol en la ciudad.
En 1971, el gobernador Antonio Abello Roca solicita al director de Coldeportes Nacional, Humberto Zuluaga Monedero, una solución a la cada vez más creciente hinchada del Junior en Barranquilla. En 1972, el director de Coldeportes ordena la elaboración del proyecto del nuevo estadio para Barranquilla en vista de la intención de la familia Santo Domingo de donar un área de terreno al sur de la ciudad para el estadio, de lo cual desistirá en 1977 ante la indecisión del gobierno.
Coldeportes entrega el primer proyecto al gobernador del Atlántico, José Tcherassi Guzmán, en 1973. En 1974, el público provoca desastres al no poder ingresar al estadio Municipal; los gremios y otras entidades piden al gobierno un nuevo estadio.
En plena campaña presidencial, el candidato liberal Julio César Turbay Ayala se compromete a construir el estadio si gana las elecciones, a instancias del dirigente político Pedro Martín Leyes con miras a que fuera una de las sedes del Mundial de fútbol de 1986 a realizarse en Colombia. En julio de 1979, se constituye Metrofútbol, empresa encargada de obtener la financiación y ejecutar el nuevo estadio, con el arquitecto Jaime De Biase como gerente. Ese mismo año, el 7 de diciembre, el ya Presidente Turbay puso la primera piedra y se empezó a remover el terreno de 30 ha ubicado en el cruce de las avenidas Circunvalar y Murillo, cedido por el Instituto de Crédito Territorial (Inscredial).
En 1980 se construyen primero la tribuna occidental y después la oriental, ambas adjudicadas a Julio Gerlein Echeverría, el diseño y cálculo estructural al ingeniero Guillermo González Zuleta, las instalaciones eléctricas al ingeniero Luis Gonzalo Prada Ch., y como arquitecto participó José Francisco Ramos. En 1982, el presidente Belisario Betancourt asegura una partida de 500 millones de pesos a través del Fondo Financiero de Desarrollo Urbano para el estadio, tiempo antes de anunciar la renuncia de Colombia a organizar la Copa del Mundo. En 1983, el Ministerio de Educación y la Dirección de Coldeportes denuncian fallas técnicas en el segundo nivel de la tribuna oriental y se sugiere disminuir la capacidad del escenario, lo cual es catalogado por José Ramos como sabotaje a la obra. En 1984 se admiten fallas técnicas y la capacidad del escenario se disminuye de 70.000 a 65.000 espectadores.