En Bello Oriente, el barrio más alto de Medellín, sueñan con construir una universidad

NAC- Petro y CNE

En el barrio Bello Oriente, en lo más alto de la comuna 3, Manrique, hay un lote vacío donde se erige un sueño desde finales de 2022. Allí, a donde se llega por estrechas calles serpenteantes y un trancón de corta distancia puede durar hasta dos horas, la comunidad ha escuchado hablar de un proyecto ambicioso que nació en una de las 15 organizaciones sociales de la zona: tener el primer centro de educación superior del sector para formar a jóvenes que cada año se gradúan del colegio y se quedan sin alternativas para seguir estudiando.

Es un sueño loco, una propuesta ambiciosa, pero que en la Fundación Caminos, que lleva 11 de sus 18 años trabajando en Bello Oriente, no dudan que se puede materializar y hablan con seguridad de las razones que tienen para quererlo tanto. Wilmar Quintero, su director y cofundador, cuenta que de los estudiantes que se gradúan cada año del único colegio del barrio, por lo menos 90 ven el futuro educativo estancado porque no logran una beca o aunque la obtengan no es suficiente.

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Es una realidad del sector, a un joven que vaya a estudiar a una universidad de la ciudad le puede costar $10.000 o $15.000 diarios, lo mismo con lo que muchas familias subsisten en un día. “Es tener para ir a estudiar o tener el diario para comer”. Asimismo, en la fundación identificaron que muchas jóvenes ven frustradas sus opciones de educación superior como consecuencia del embarazo adolescente.

Todo parece dado para que el centro educativo sea realidad. La Fundación Caminos tiene la posibilidad de ir comprando el lote a su actual dueño, otra fundación de la zona, pero esa es la primera dificultad. Bello Oriente es un barrio irregular conformado casi en la totalidad por familias desplazadas que levantaron allí sus hogares. Aunque tienen un arraigo de casi cuatro décadas y muchas casas hoy son de concreto, los poseedores no cuentan con escrituras y eso le resta legalidad a cualquier proceso de compra del terreno para un proyecto de esa envergadura.

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El tema acarrea otras dificultades. Muchas organizaciones y empresas privadas, en gran parte internacionales, se han entusiasmado y les han ofrecido apoyo. Tanto, que una compañía holandesa les propuso aportar por lo menos el 50 % de los recursos que cueste levantar el proyecto, que a la fecha calculan en unos $9.000 millones. Saben que el resto lo podrían lograr con cooperación internacional, pero todas esas entidades requieren que el proceso tenga la legalidad necesaria, requisito clave para obtener además licencias ambientales y permisos de obra.

“Buscamos que en Bello Oriente tengamos todos los servicios para los chicos y las chicas, porque la ciudad fue muy pensada en el Centro de Medellín y hay que hacer unos desplazamientos muy largos. Incluso, según otro estudio que se hizo, las personas de acá estaban pasando sentadas en un bus hasta seis horas diarias”, dice Quintero.

El centro educativo está pensado para una capacidad de 90 jóvenes inicialmente, así como 40 niños y niñas en la guardería, los hijos de los estudiantes matriculados. El deseo es ofrecer instalaciones de calidad para educar en técnicas, tecnologías y carreras universitarias, y que la formación esté a cargo de universidades públicas y privadas aliadas. Le han planteado la propuesta a algunas como la UPB, el Colegio Mayor y el ITM.

Ante el panorama que tienen, con la administración distrital esperan aumentar los acercamientos en busca de una solución y no pierden la fe en que con la actualización del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que se viene haya una posibilidad para ellos, por ejemplo, con la regularización de todo el barrio.

Por lo pronto, desde la Secretaría de Gestión Territorial de Medellín adelantaron que para un proyecto así se debe tramitar una licencia y deben hacerlo los propietarios del inmueble. Del mismo modo, eventualmente, esa entidad tiene competencia de revisar las condiciones de uso de suelo, que puede ser una zona de alto riesgo, para determinar la viabilidad del proyecto dadas las condiciones ambientales.

Algo que alimenta la esperanza es que el colegio Bello Oriente fue uno de los nombrados hace poco por el alcalde Federico Gutiérrez para una remodelación casi completa, lo que beneficiará a los más de 1.000 estudiantes que atienden de primero a once.

La educación es el activo más importante de Caminos, donde atienden niños y niñas desde los 5 años que pueden quedarse hasta los 25 o 26, cuando terminan carreras técnicas, tecnológicas o profesionales gracias al apoyo económico que les brindan (hoy son 17 jóvenes beneficiados).

La fundación nació como una apuesta de Quintero y el holandés Eddy Veldhuisen en el Centro de Medellín, pero hace una década se enfocaron en Bello Oriente y hoy cuentan con 14 líneas o proyectos que sostienen a punta de donaciones de empresas y de cooperación internacional.

Róbinson Rúa, coordinador de Relaciones Nacionales de la fundación, explica que entre los programas que ofrecen hay escuela de fútbol; recreación y juegos lúdicos; programas de música y baile; formación en sistemas, informática e inglés; lectoescritura para los más pequeños; escuela ambiental con una huerta liderada por personas mayores y cultivos hidropónicos; y un proyecto de liderazgo que impulsa algunas iniciativas juveniles y las apoya con un capital semilla.

Para este 2025 se han inscrito a la fundación 378 niños, niñas y jóvenes, pero la cifra puede crecer, pues el año pasado cerró con casi 480. El lugar es pensado para toda la comunidad, por ello, tienen escuela de padres y a las familias les ponen el requisito de estar vinculados con dedicación a los procesos de sus hijos. También hacen bazares con frecuencia, trabajan en conjunto con las demás organizaciones de la zona y avanzan en proyectos tan importantes como el mejoramiento de la cancha del barrio, uno de los pocos espacios públicos y que están adecuando con todas las de la ley gracias a fundaciones.

Hoy, el sueño de tener el nuevo centro educativo en ese lote aledaño a la fundación anima a todos los habitantes, porque Bello Oriente, conocido como el barrio más alto de Medellín, tiene una red barrial resiliente, que lucha junta por la calidad de vida, por mantener a los jóvenes lejos de la violencia, por la educación y la identidad del territorio.

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