Donald Trump, presidente de Estados Unidos, decidió declarar la guerra de aranceles y en el centro está la República Popular China: todas las exportaciones de ese país que llegen a suelo norteamericano serán gravadas con un arancel del 10%. Los asiáticos elevaron su voz de protesta y analistas coinciden en que ese país podría sacar provecho de las medidas que tomó la Casa Blanca.
“Las medidas arancelarias adicionales unilaterales constituyen una grave violación de las normas de la Organización Mundial del Comercio y socavan la cooperación económica y comercial normal entre los dos países”, protestó el Ministerio de Comercio Chino.
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Más allá de las implicaciones económicas, China podría tener en sus manos la oportunidad de extender sus tentáculos y construir nuevas relaciones bilaterales con países que se empezarán a dejar seducir por el discurso de los chinos.
China –ante la decisión de Trump de aislarse– podría empezar a construir y fortalecer sus relaciones bilaterales con los países de América Latina y con los demás países de la región. Además, tiene la oportunidad de acercarse a la Unión Europea que, por ahora, parece empezar a tomar distancia del gobierno de Trump.
“La Unión Europea tiene una visión de que China es un rival estratégico y que es una amenaza al modelo europeo. Esta concepción se va a empezar a flexibilizar”, señaló Christian Chacón Herrera, profesor de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en diálogo con EL COLOMBIANO.
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Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ya ha dado pistas de flexibilizarse ante China para poder hacerle frente a las nuevas decisiones de Estados Unidos.
“China, paradójicamente, se va a convertir en el adalid del libre comercio, del modelo de apertura económica y de las transacciones libres. Eso irá en detrimento del papel de Estados Unidos y su nuevo discurso de proteccionismo. El mundo verá eso y puede empezar a mirar distinto a China”, añadió el profesor Chacón.
China, por ahora, acudió la OMC para tratar de reversar los aranceles impuestos por Donald Trump.
Para Alejandro Godoy, consultor geopolítico y experto en temas de Asia, la demanda de China ante la OMC pone a prueba la efectividad de los mecanismos de resolución de disputas internacionales.
“Si EE. UU. ignora o desacata una eventual decisión favorable a China, se debilitará aún más la credibilidad de la OMC y se fomentará el proteccionismo global”, destacó.
El analista consideró que estas crecientes tensiones refuerzan la tendencia de “desacoplamiento” entre las economías de China y EE. UU., impulsando a ambas naciones a desarrollar cadenas de suministro más autónomas.
“Esto se traduce en China fortaleciendo su mercado interno con incentivos para reducir la dependencia de EE. UU.; y este último apostaría por diversificar su aprovisionamiento hacia aliados como Vietnam, México e India”, opinó.
También recalcó que China podría responder con otras medidas drásticas, como restricciones a exportaciones estratégicas como tierras raras, esenciales para la tecnología y la defensa estadounidense; mayor regulación sobre empresas estadounidenses en China, limitando su acceso al mercado, y devaluación del yuan para contrarrestar el impacto de los aranceles.
Sobre el impacto en otros países, Godoy manifestó que se afectarían sectores como la electrónica de consumo, la automoción y la energía renovable.
“Esta demanda tiene implicaciones profundas tanto en el comercio global como en la geopolítica económica. Países dependientes de ambos mercados, como los de América Latina, deben equilibrar sus relaciones comerciales para evitar quedar atrapados en la disputa”, puntualizó el experto.