El presidente Donald Trump amenazó con aranceles a Japón para equilibrar el déficit comercial con Estados Unidos al recibir al primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, en la Casa Blanca.
Tokio no quiere ser blanco de ataques comerciales como los lanzados por el republicano de 78 años contra Canadá, México, China, además de su rifirrafe con Colombia y probablemente, muy pronto, la Unión Europea, todos ellos países o regiones con los que la primera potencia mundial tiene déficit comercial.
Según un estudio realizado para el Congreso, en 2023 Estados Unidos registró un déficit de 72.000 millones de dólares en el comercio de bienes con Japón.
Según Trump, los aranceles aduaneros son una opción si este déficit no se equilibra.
“No creo que vaya a tener ningún problema en absoluto” para alcanzar un acuerdo, matizó, sentado junto a Ishiba en el despacho oval.
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Ishiba aseguró que ambos líderes están “determinados a trabajar codo con codo por la paz en el mundo”.
En esta primera cumbre entre los dos líderes, Shigeru Ishiba podría proponer aumentar las importaciones de gas natural estadounidense, según la prensa japonesa.
Esto reforzaría la seguridad energética de un Japón pobre en recursos, al tiempo que permitiría a Trump, que ve cada intercambio diplomático como una negociación comercial, atribuirse una victoria económica.
Japón invierte mucho en Estados Unidos. De hecho, en 2023, era la primera fuente de inversión extranjera directa en territorio estadounidense.
Más recientemente, el gigante japonés de la inversión tecnológica SoftBank Group, cuyo jefe Masayoshi Son es cercano a Trump, participó en un importante proyecto de inversión en inteligencia artificial en Estados Unidos.
Pero no todas las inversiones japonesas son bien recibidas.