Desde finales de febrero, la presencia de la carabela portuguesa (Physalia physalis), más conocida como fragata portuguesa o “agua mala”, encendió las alarmas en Santa Marta. El avistamiento de este organismo marino en las orillas del balneario El Rodadero llevó a las autoridades locales a tomar medidas inmediatas para proteger a la población.
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De hecho, la Defensa Civil reportó al menos cinco personas atendidas tras entrar en contacto con la fragata, sufriendo picaduras que requirieron asistencia médica.
Es por esto que, la Alcaldía Distrital de Santa Marta, a través del Instituto de Turismo (Indetur), ordenó el cierre preventivo de las playas del sector, alzando bandera roja para advertir a visitantes y residentes que estaba prohibido ingresar al mar.
Tras varios días de monitoreo, las playas fueron reabiertas parcialmente; sin embargo, el acceso al agua permaneció restringido por precaución. La Capitanía de Puerto de Santa Marta emitió un boletín prohibiendo el embarque y desembarque de pasajeros en lanchas o motos acuáticas en las zonas de Rodadero norte y sur debido a la continua presencia de “agua mala” en el área.
Asimismo, se suspendieron todas las actividades de deportes náuticos, permitiendo a los turistas abordar embarcaciones solo en muelles autorizados. Estas acciones buscan minimizar el riesgo de contacto con la fragata portuguesa mientras se mantiene la vigilancia sobre la zona costera.
La fragata portuguesa (Physalia physalis) suele confundirse con una medusa, pero en realidad es un organismo colonial único. Se trata de un sifonóforo compuesto por una colonia de pólipos especializados (zooides) que trabajan en conjunto como si fueran un solo animal.
Cuenta con un flotador gelatinoso con apariencia de vela, de tonos azul violáceos o rosados, que asoma sobre la superficie del mar y le permite desplazarse impulsada por el viento y las corrientes oceánicas.
El verdadero peligro de la fragata portuguesa reside bajo su flotador: de él cuelgan largos tentáculos que en promedio miden 10 metros y pueden extenderse hasta casi 30 metros de longitud.
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Estos tentáculos están provistos de miles de células urticantes llamadas nematocistos o cnidocitos, que liberan un potente veneno al más mínimo roce. La toxina está diseñada para paralizar y matar pequeñas presas marinas como peces o crustáceos, pero al entrar en contacto con humanos provoca picaduras sumamente dolorosas. Las lesiones típicas incluyen una intensa sensación de quemadura y marcas rojas en la piel, acompañadas a veces de hinchazón y ampollas.
Además del dolor agudo, el veneno puede desencadenar síntomas sistémicos: se han documentado casos de dificultad respiratoria, fiebre, náuseas, vómitos, espasmos musculares e incluso alteraciones cardíacas tras una picadura.
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En situaciones extremas, si la persona presenta alergia severa o recibe muchas toxinas, puede sufrir un choque anafiláctico o un colapso cardio-respiratorio, eventos potencialmente mortales aunque poco frecuentes. De hecho, los ejemplares muertos o restos de tentáculos en la orilla mantienen su poder urticante, pudiendo causar picaduras horas o días después de haber varado. Es por eso que ningún contacto es seguro, vivo o no el organismo.
Esta especie habita principalmente en aguas tropicales y subtropicales de océanos de todo el mundo, siendo común en el océano Atlántico (incluido el mar Caribe) y parte del Indo-Pacífico. Un dato interesante es que no puede nadar por sí misa; en su lugar, se mueve a merced de las corrientes, a veces formando enjambres de cientos o miles de individuos que pueden recalar en playas lejanas.
Ante la presencia de fragatas portuguesas en áreas de baño, las autoridades y expertos hacen un llamado a la prudencia. Las autoridades han indicado algunas medidas de prevención y acciones recomendadas relacionadas a esta especie.
1. Evitar el ingreso al mar si se avistan “aguas malas”: si se observan flotando en la zona de baño sus característicos flotadores azulados, es preferible abstenerse de nadar. Las autoridades aconsejan salir del agua con calma y orden ante cualquier avistamiento para evitar encuentros cercanos
Asimismo, no tocar ninguna fragata portuguesa, ni siquiera las que aparecen en la arena, ya que sus tentáculos pueden pasar inadvertidos y causar picaduras al contacto
2. No aplicar remedios inadecuados: en caso de picadura, no se debe usar agua dulce, alcohol, vinagre, ni frotar la zona con toallas o arena, pues estas acciones pueden estimular la liberación de más veneno Tampoco se recomienda aplicar ungüentos caseros sin indicación médica.
3. Atender la picadura correctamente: lavar cuidadosamente la zona afectada solo con agua de mar, para retirar restos de tentáculos sin activar más nematocistos. Si algún fragmento del animal sigue adherido a la piel, debe retirarse con un objeto o guantes, nunca directamente con los dedos.
4. Buscar asistencia médica si es necesario: si la persona presenta síntomas graves como dificultad para respirar, dolor torácico, desmayos, reacciones alérgicas (erupciones extensas, hinchazón) u otros signos de alarma, se debe buscar ayuda médica de inmediato.
El Rodadero es uno de los destinos de playa más concurridos de Colombia, por lo que las restricciones han tenido un fuerte impacto turístico. Visitantes de distintas regiones que llegaron a Santa Marta manifestaron a medios locales su frustración por no poder disfrutar plenamente del mar debido a la aparición de esta especie.
La medida de cerrar las playas y limitar los baños de mar, aunque drástica, fue considerada necesaria para salvaguardar la seguridad pública ante los riesgos que implica esta especie.
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Los operadores turísticos y autoridades locales se mantienen en alerta, a la espera de que los turistas puedan regresar a las playas. Eventos similares en otras regiones como San Andrés han demostrado que la llegada masiva de fragatas portuguesas puede obligar al cierre de balnearios y ahuyentar a los turistas por el peligro.
Y no es solo una cuestión de América: en 2010 se reportaron más de 100.000 ejemplares en costas del Mediterráneo, provocando el cierre temporal de playas muy visitadas.