Crear una fundación que le rindiera un homenaje a la generosidad de María Lucía y le diera alivio a los más necesitados. Con esas premisas nació en Medellín hace 20 años la Fundación Lucerito —así le decían a María Lucía— como una estrategia para brindarles atención especializada a niños, niñas y adolescentes víctimas de maltrato y abuso sexual, y que carecen de apoyo social y humano.
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“Quisimos hacerle honor a la generosidad de la madres. De ellas aprendimos que la felicidad está unida completamente al servicio y a la generosidad. En estos 20 años hemos trabajado inspirados en la bondad de las mamás”, cuenta Carlos Wolf, un ingeniero civil que después de trabajar en la Andi y en la embajada de Colombia en Naciones Unidas, de dirigir el Instituto de Fomento Industrial y el Seguro Social, y de ser secretario de Hacienda de Antioquia, decidió con un grupo cercano crear la Fundación en febrero de 2005.
Lucerito se dedica a recuperar pacientes menores de 18 años que tienen experiencias traumáticas. Wolf y el grupo de fundadores estudiaron la problemática y encontraron que el número de menores de edad víctimas de abuso era aterrador y las posibilidades de atención especializada eran limitadas para familias de escasos recursos o que viven en municipios por fuera del Valle de Aburrá.
La Fundación recibió la personería jurídica el 16 de febrero de 2005 de parte del Icbf, entidad que avala a las instituciones que atienden a niños, niñas y adolescentes víctimas y que se apropian del restablecimiento de sus derechos.
Hoy tienen sedes en el barrio Buenos Aires de Medellín (donde reciben pacientes de toda el área metropolitana), en Rionegro (atiende a todo el Oriente), en Santa Fe (con cobertura en el Occidente) y en Hispania (con foco en el Suroeste).
Desde cada una de las sedes se desplazan terapeutas y profesionales especializados a los municipios vecinos para atender a los pacientes que no se pueden desplazar.
Estos casos de abuso sexual y maltrato primero se atienden por las autoridades judiciales que evalúan la responsabilidad de los agresores. Luego remiten los menores abusados o maltratados para que reciban atención terapéutica integral con psicólogos especializados en salud mental y con amplia experiencia; lo hacen con la metodología de terapia cognitiva conductual enfocada en el trauma.
En estos 20 años han atendido a más de 15.000 menores de edad de 90 municipios, dentro de contratos con el Icbf, con las EPS o Comfama, aunque dice Wolf que atienden remisiones de cualquier EPS, tengan o no contrato, además de pacientes particulares. En casos especiales, reciben pacientes del régimen contributivo, de acuerdo con un protocolo convenido previamente con las familias.
“Esta es una entidad sin ánimo de lucro, con las puertas abiertas para las personas, tengan o no recursos, no nos importa eso, nos importa que vayan, que sean constantes con el tratamiento, que puedan salir adelante. No trabajamos para que olviden, sino para que superen la realidad que vivieron”, dice don Carlos.
Lucerito se ha capitalizado de forma periódica, aunque dice Wolf que los únicos dueños de la fundación son los niños. Una junta directiva se encarga de vigilar la implementación de los programas, las capacitaciones periódicas de los profesionales con entidades nacionales e internacionales y la priorización de nuevas actividades para desarrollar actividades de prevención en colegios y en barrios con grupos sociales.
¿Lo más gratificante en estos 20 años? Don Carlos responde sin dudar: “Ver que un niño que llega a la fundación con un dolor tan grande se va al final de la atención con un proyecto de vida, recuperado; no olvida el trauma, pero se fortalece, vuelve a tener confianza, ilusiones, vuelve a luchar”.
La Fundación Lucerito realizará un evento este jueves 27 de febrero para conmemorar sus primeros 20 años. Será un espacio académico, en el que expertos nacionales e internacionales compartirán sus conocimientos y reflexionarán sobre los avances y los retos que enfrentan para garantizar la protección integral de la infancia. La jornada será en el Teatro Comfama de la sede San Ignacio, en Medellín, entre las 7:30 a.m. y las 5:00 p.m. El ingreso es gratuito con previa inscripción en este link.
Para mayor información de la fundación puede visitar su página web en este link o llamar al número 604 2690909.