A raíz de las recientes emergencias relacionadas con la caída de árboles en la ciudad –de las que ya van cinco en este mes– ha llamado la atención el dato de que son casi 500 árboles del Aburrá los que están en riesgo de los 675.000 registrados en el Sistema del Árbol Urbano SAU.
Y es que durante febrero se han presentado los desplomes de estas plantas en diferentes partes de la ciudad, sobre todo en el municipio de Medellín, el cual abarca el 60% del registro del SAU. Estas emergencias han dejado nueve heridos y una persona fallecida.
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Si bien la impresión que uno tiene al observar estas enormes plantas es que son estáticas, no hay nada más alejado de la realidad, pues las mismas –como cualquier ser vivo– tienen un ciclo de vida en el que incluye períodos en los que padecen enfermedades que pueden comprometer su existencia, por lo que en algunos casos terminan siendo catalogados como árboles enfermos o árboles en riesgo.
Según el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, los árboles en riesgo son aquellos que presentan deficiencias tanto en su sistema de raíz, en el tallo, en la copa o en sus ramas. La caída de los individuos arbóreos –que aumenta de manera significativa en temporada de lluvias– puede relacionarse a múltiples factores como desnutrición, plagas, hongos, deterioro de la madera, debilitamiento de las raíces, condiciones del suelo, vejez, impermeabilizaciones o construcciones cercanas.
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Algunos factores que ponen en riesgo a los árboles son por ejemplo los fenómenos climáticos como las tormentas o fuertes vientos que causan caída de ramas del árbol, lo que también pone en riesgo a las personas.
Otro factor son las plantas parasitarias que sustraen la savia de los árboles, debilitándolos y condenándolos a una larga agonía. Así mismo, las largas cavidades que se forman en la parte basal del árbol alteran su estabilidad.
Pero no solo la naturaleza influye en la enfermedad de un árbol o en sus factores de riesgos. El hombre con sus acciones también es gran responsable en la problemática.
Por ejemplo colgar letreros de los árboles, clavándole puntillas o instalando cables de luz a su alrededor pueden generar heridas en ellos que con el paso del tiempo se pueden infectar.
Así mismo está la acción de quienes toman los árboles como basureros o que simplemente porque sienten que las plantas les estorban, lo vandalizan o lo “intervienen” para que mueran de forma rápida.
Cabe recordar que ante un árbol en riesgo, todas las valoraciones para emitir las autorizaciones de intervención del mismo se realizan en las alcaldías locales. Los reportes pueden hacerse en las taquillas de las oficinas de las alcaldías.
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“Para el caso de las intervenciones forestales ubicadas en el espacio público y que representen un riesgo, serán los municipios los indicados para autorizar el tratamiento a los árboles en riesgo, mediante una valoración técnica que les permita decidir las acciones a desarrollar en cuanto a tala, poda, trasplante o reubicación de cada individuo arbóreo en su territorio”, comentó el Área.
Frente a este último punto, la intervención no siempre implica talar el árbol, ya que habitualmente se priorizan las intervenciones o tratamientos para tratar de conservarlos el mayor tiempo posible en pie, como es por ejemplo la curación de las heridas causadas por acciones humanas o por parásitos.
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ya cada Alcaldía local definirá si la atención del árbol en riesgo queda en cabeza de su área de gestión del riesgo o de sus respectivas secretarías de Infraestructura o de Medio Ambiente.
Es necesario tener presente que la intervención de árboles y palmas sin el debido permiso se traduce a una infracción ambiental, lo que puede acarrear multas hasta por un valor de cinco mil salarios mínimos mensuales legales vigentes, según la Ley 1333 de 2009.
En promedio, el Área Metropolitana realiza 150 evaluaciones mensuales, lo que equivale a cerca de 2.000 conceptos anuales para intervenir los árboles solo en el Distrito de Medellín.