La Conferencia de Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16) concluyó en Roma con un acuerdo clave sobre el financiamiento para la protección de la biodiversidad, y aunque los avances han sido significativos, el reto de movilizar los recursos necesarios sigue siendo una preocupación central para los países en desarrollo y las organizaciones ambientalistas.
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Y es que tras meses de incertidumbre, las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica lograron definir una hoja de ruta financiera hasta 2030, en la cual se prevé que en 2028 se decida el mecanismo definitivo de financiamiento.
“Los Estados han dado un paso en la dirección correcta. Los felicitamos por alcanzar estos avances multilaterales en un contexto político global tan desafiante”, señaló Efraím Gómez, director de Política Global en WWF Internacional.
No obstante, advirtió que los países desarrollados aún están lejos de cumplir su compromiso de recaudar 20.000 millones de dólares para 2025 en apoyo a los países en desarrollo. “Invertir en la naturaleza es una cuestión de supervivencia”, agregó.
Ahora bien, el plan de financiamiento adoptado en la COP16 establece la movilización de 200.000 millones de dólares anuales hasta 2030, incluyendo 30.000 millones en transferencias directas a países en desarrollo, pero los expertos advierten que esta cifra está muy por debajo de las necesidades reales, estimadas en cerca de un billón de dólares anuales para detener la pérdida de biodiversidad y restaurar ecosistemas.
Uno de los logros más destacados de la cumbre fue la puesta en marcha del Fondo de Cali, diseñado para movilizar recursos provenientes del uso de secuencias genéticas digitales, debido a que este mecanismo, aprobado en la primera parte de la COP16 en Cali, busca garantizar que los beneficios derivados del conocimiento genético de la biodiversidad sean compartidos equitativamente, por lo que el 50% de los fondos será destinado a comunidades indígenas y locales.
Cabe mencionar que a pesar de la importancia de este fondo, hasta el momento no ha recibido aportes de empresas.
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“El liderazgo de la Presidencia de la COP16 ha sido fundamental para construir confianza, pero ahora debemos convertir ese impulso en acción tangible”, afirmó Ximena Barrera, directora de Relaciones de Gobierno y Asuntos Internacionales de WWF Colombia.
Otro aspecto central del acuerdo de Roma fue la definición de un marco de seguimiento para evaluar los avances en la implementación del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal. Los países acordaron un sistema de monitoreo que se aplicará en la COP17, a celebrarse en Armenia en 2026.
“Los países han demostrado que si todos están dispuestos a comprometerse, el sistema puede funcionar”, destacó Susana Muhamad, presidenta de la COP16.
Este mecanismo permitirá evaluar el progreso en metas clave, como la eliminación de subsidios perjudiciales para la biodiversidad y la movilización de fondos. Según WWF, 150 países aún no han presentado sus estrategias nacionales de biodiversidad actualizadas, lo que podría poner en riesgo el cumplimiento de los objetivos globales.
Un avance significativo fue el reconocimiento de la biodiversidad como un componente clave en la economía mundial.
En este sentido, se acordó la creación de un diálogo ministerial sobre biodiversidad y economía, que involucrará a ministros de Finanzas de todo el mundo.
“La naturaleza está pasando de los márgenes al centro del pensamiento económico”, resaltó el colectivo Periodistas x el planeta sobre la decisión, ya que este enfoque refleja un cambio en la manera en que los gobiernos y el sector privado perciben la biodiversidad, teniendo en cuenta que Instituciones financieras como BlackRock han comenzado a considerar el impacto ambiental en sus decisiones de inversión, y se espera que el sector privado juegue un papel más activo en la financiación de la conservación.
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Aunque los acuerdos alcanzados en la COP16 representan un paso crucial, los desafíos persisten. La falta de compromiso financiero por parte del sector privado y la necesidad de una gobernanza equitativa del fondo global de biodiversidad siguen siendo temas pendientes. Además, el cumplimiento de las metas acordadas dependerá en gran medida de la voluntad política y de la movilización efectiva de recursos.
La próxima gran cita ambiental, la COP30 sobre cambio climático en Brasil, será una oportunidad clave para fortalecer el papel de la biodiversidad en las estrategias globales de sostenibilidad. “Es crucial que las Partes aceleren la implementación del Marco Global de Biodiversidad. Debemos trabajar colectivamente para que los compromisos asumidos hoy se traduzcan en cambios reales y positivos para la naturaleza y las personas”, concluyó Ximena Barrera.
Con un panorama desafiante, la COP16 ha dejado en claro dos cosas. La primera, que la protección de la biodiversidad es una tarea global que requiere acción inmediata y coordinada. La segunda, que la financiación sigue siendo el eje central del debate aunque se hayan establecido los cimientos, pues el camino hacia una solución efectiva está lejos de completarse.