Las obras del nuevo Puerto de Urabá alcanzaron un nuevo hito esta semana, luego de que por el viaducto que se construye sobre el río León pasaran los primeros vehículos.
El avance fue informado por el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, durante la mañana de este viernes, quien lo calificó como una muestra de que ese megaproyecto está logrando sacudirse de las adversidades que lo pusieron bajo incertidumbre recientemente.
Le puede interesar: Corpourabá cede y reanuda permisos para obras en Puerto Antioquia
“Como siempre proyectos de esa magnitud atraviesan dificultades y este no fue la excepción. Se presentaron complicaciones con las autoridades ambientales que retrasaron el inicio de operaciones; sin embargo, con un acompañamiento decidido de la Gobernación, logramos resolverlo”, dijo Rendón.
El viaducto, que tiene una extensión de 4,2 kilómetros y tres carriles, será clave para permitir la conectividad entre la plataforma y la central en la que se almacenarán los contenedores.
Este avance se suma a otros hitos que alcanzó este año el megaproyecto. En enero se conoció, por ejemplo que desde China ya había partido un buque cargando tres grúas gigantescas tipo STS (siglas en inglés de ship to shore), claves para permitir el cargue y descargue de contenedores de los buques.
Cada uno de esos aparatos, informó entonces el proyecto, tenía un peso de unas 1.541 toneladas, equivalentes a por lo menos 250 elefantes africanos adultos.
“Estos equipos llevan el estándar del país a otro nivel y son una muestra más de nuestras capacidades operacionales para brindar servicios con alta eficiencia, calidad y seguridad”, expresó entonces el proyecto.
Lea también: “Intereses políticos buscan frenar a Puerto Antioquia”, alertó Comité Intergremial
El muelle del futuro puerto tendrá una longitud de 1.340 metros de longitud y 16,5 metros de calado, con capacidad de recibir buques Postpanamax, una generación de embarcaciones capaces de transportar hasta 14.000 contenedores.
Por su parte, la central consta de un lote de 38 hectáreas, en donde habrá espacio tanto para contenedores refrigerados como secos, así como zonas de automotores importados y bodegas para el almacenamiento de graneles sólidos.
En total, este complejo tiene inversiones por el orden de los 770 millones de dólares y una concesión por un periodo de 30 años.
A mediados de febrero, el panorama legal para las obras finales de Puerto Antioquia comenzó a despejarse.
Uno de los hechos más importantes ocurrió el pasado 12 de febrero, fecha en la que Corporurabá emitió una resolución en la que reanudó la licencia ambiental para la construcción de una línea de transmisión clave para que el futuro terminal pueda abastecerse de energía.
Dicha reanudación ocurrió luego de más de cuatro meses de tensiones, detonadas cuando el 28 de octubre de 2024, esa misma autoridad ambiental decidió suspender los permisos para la construcción de varias torres de energía entre la subestación de energía Nueva Colonia de EPM y el terminal marítimo, que comprende una longitud de 5,1 kilómetros y 16 torres de energía.
En un hecho que levantó múltiples suspicacias, los argumentos usados por Corporuabá para frenar esos trabajos nada tenían que ver con problemas ambientales, sino con un lío de tierras que se desató el año pasado, justo cuando el proyecto comenzó a estar a las puertas de entrar en funcionamiento.
El lío predial se concentra en un terreno ubicado a escasos metros del puerto, en un predio identificado como La Presumida, de un área de 154.604 metros cuadrados.
Aunque dicho proceso todavía no se resuelve, incluso un juez de tierras permitió que el proyecto arrancara mientras se tomaba una decisión de fondo, una familia de reclamantes reapareció en escena el año pasado asegurando tener derechos sobre esa tierra e interponiéndose a que los obreros de Puerto Antioquia se metieran al lugar a trabajar.
Además: ¿Qué papel juega Julián Bedoya en freno a Puerto Antioquia?
Por su lado, el proyecto argumentó que desde 2021 tiene sus servidumbres en regla e incluso acudió a la Policía y la Alcaldía de Turbo buscando que las mismas fueran amparadas, dando inicio a un proceso administrativo que todavía no se resuelve.
En medio de ese tire y afloje, y en una decisión que levantó suspicacias, Corporuabá no solo terció en el conflicto para pedirle a la Policía no amparar al puerto, sino que decidió suspender los permisos de la línea de transmisión, argumentando que el proyecto no tenía sus papeles en regla.
Despejada la suspensión de esa licencia, ahora la atención se centra en una solicitud de amparo policivo que el proyecto interpuso desde el año pasado y ahora está en manos de la Gobernación de Antioquia.Siga leyendo: La revolución de la infraestructura en Colombia es el corredor Pacífico - Atlántico, que le competirá al Canal de Panamá