Medellín está perdiendo la batalla contra el vehículo particular. A pesar de los esfuerzos de la ciudad durante las últimas décadas por expandir el sistema metro y las inversiones que viene realizando para fortalecer el transporte público, reconocido como referente y el mejor del país, el parque automotor de motos y carros sigue creciendo de forma sostenida.
Tan solo en el caso del número de vehículos nuevos matriculados, un indicador da muestra del crecimiento del parque automotor: el Valle de Aburrá registró un incremento del 23,7% en las matrículas en enero y febrero de este año en comparación con ese periodo de 2024, pasando de 4.501 vehículos a 5.568.
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Este crecimiento contrasta con los datos recientemente publicados por entidades como el Metro de Medellín, que señaló que los viajes en su sistema cayeron en 4 millones entre 2023 y 2024 y por las empresas transportadoras de buses, en los que se evidencia cómo ese sector no logra levantar cabeza desde la pandemia.
Desde este último sector, en enero comenzaron con las alarmas encendidas, por una caída de 182.000 pasajeros en los viajes intermunicipales y una contracción de 19.000 pasajeros en las rutas urbanas.
A raíz de estos indicadores, expertos señalan que tanto Medellín como los demás municipios del área metropolitana deberán plantearse cómo revertir esa tendencia, para que problemáticas como la accidentalidad y la congestión no sigan ganando terreno.
Aunque es muy poca la información pública que permita revisar en profundidad las razones a las que se asocia la caída en los viajes en el transporte público y el fortalecimiento del vehículo particular, entidades como el Metro dieron algunas pistas.
El gerente de esa entidad, Tomás Elejalde, señaló por ejemplo que dentro de la ecuación se destacaban la migración especialmente a vehículos como la moto, pero también el fortalecimiento de otros modos de transporte, como el viaje a pie y las aplicaciones que prestan el servicio puerta a puerta.
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“Las plataformas para prestar servicios de transporte, que no son legales, han crecido. Hay personas que deciden caminar más y montar en bicicleta. Hay entonces una migración que nos hace una mella”, dijo el funcionario, quien señaló que allí también debería evaluarse la variable de la comodidad.
Y es que si bien el metro mantiene unos indicadores favorables en varios frentes, como un índice de calidad de tráfico en su línea A del 93,8% y de entre el 95% y el 99% en el resto de sus líneas, así como un nivel de experiencia del cliente del 4,3 para 2023, el crecimiento del vehículo particular destapa que para muchos viajeros el transporte público no es la mejor opción.
Así lo alerta por ejemplo el profesor Víctor Gabriel Valencia Alaix, experto en movilidad y docente de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional sede Medellín, quien señala que variables como los tiempos de viaje y la independencia están golpeando al transporte masivo.
“La reducción del número de viajes en metro y en buses puede ser por varias razones. Una de ellas puede ser la calidad del servicio, entendiendo esta como el tiempo de viaje que generan los transbordos y las demoras. Eso puede desestimular el uso de estos modos de transporte, si existen otras opciones más rápidas, como el vehículo particular, como el taxi, la moto o a pie”, apunta el experto.
Si bien las cifras del último año han generado consternación sobre todo para entidades como el Metro y las empresas de buses, Valencia señala que si se consultan documentos como las encuestas origen destino realizadas por el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, uno de los ejercicios más completos para analizar la movilidad en la ciudad, el fortalecimiento del vehículo particular y la contracción de los viajes en el transporte masivo se viene viendo en la última década.
“En 2005, de los 4.684.389 viajes, que representan el 100% que se realizaban en el Valle de Aburrá, el 4,87% eran en moto. En transporte público, teniendo en cuenta el metro y el bus, era el 40,48%”. “Ahora, si revisamos los mismos datos, pero del estudio que se hizo en 2012, encontramos que del 100% de los viajes, la moto pasó de 4,87% a 10,9%. El transporte público, el metro y el bus, pasó a 39,2%”, advirtió el investigador.
“En general en el metro, metroplus, bus y microbus en esos años se redujo el número de viajes en un 1,28%, mientras que la moto aumentó el número de viajes en 6%. El transporte privado se aumentó el 8,96% y el transporte público se redujo en el 1,28%”, añadió Valencia.
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Además de las variables de comodidad y el fortalecimiento de otros medios de transporte, otros expertos han señalado que, sobre todo después de la pandemia, la reducción de los viajes en el transporte masivo se puede asociar con el auge de las modalidades de trabajo y estudio no presenciales.
Así lo plantea por ejemplo Andrés Pava Restrepo, docente de la Universidad EIA y director del Site (Grupo de Investigación en Sostenibilidad, Infraestructura y Territorio).
“Hay empresas que han adoptado con sus colaboradores sacar un día flexible, dependiendo obviamente de las empresas, donde tú tienes un día de la semana en el que no necesariamente tienes que ir hasta tu oficina o tu lugar de trabajo físicamente, sino que lo puedes hacer desde la casa”, recuerda el docente.
Desde el gremio transportador, otro factor que es agregado a la ecuación es el crecimiento de la informalidad, tal como lo denuncia Samir Echeverri, director de la Unión de Transportadores (Utrans).
“La informalidad y la ilegalidad han tomado un campo importante alrededor de las terminales y también desde los municipios hacia Medellín. Entonces ya empiezan a verse carros particulares que traen a la gente, buses de servicios especiales que los ponen al servicio para la ciudad de Medellín o de Medellín hacia el municipio, más barato”, señaló el líder transportador en diálogo con este diario en enero pasado.
Pese a que Medellín es vista en muchas otras ciudades del país e incluso en el exterior como un referente en materia de transporte masivo, estas cifras contradictorias muestran para algunos investigadores la necesidad de fortalecer la planeación y las inversiones para ampliar el sistema, con miras a que el transporte masivo sea el que se fortalezca en vez del transporte privado.
Por el lado del Metro, la respuesta a este interrogante está en la implementación del Plan Maestro, que en un horizonte del mediano plazo busca principalmente no sólo concluir la línea del metro ligero por la Avenida 80, que se convertiría en la primera línea que podría aliviar a las de metro pesado, sino en arrancar con la extensión del sistema hacia el norte con el Tren del Río y hacia el sur con el cable de San Antonio de Prado.
Más allá de esa expansión, para expertos como el profesor Valencia Alaix, la principal alerta para la ciudad es que con el crecimiento del parque automotor tanto de motos como de carros, se agraven otros problemas como la congestión y la accidentalidad.
Tan solo en el caso de la accidentalidad, los datos de la Secretaría de Movilidad de Medellín con corte al pasado martes 4 de marzo daban cuenta de que 41 personas habían perdido la vida en siniestros viales en lo corrido de este año, la mayoría de ellos en moto (29).
Para conocer su análisis sobre esta variación en los modos de transporte, EL COLOMBIANO consultó con esa dependencia de la Alcaldía de Medellín el pasado 4 de marzo, desde donde se señaló que la vocería del tema correspondía a las empresas transportadoras, concesionarios y privados.
Para el profesor Valencia, de mantenerse esta tendencia el espejo en el que podría reflejarse Medellín es el de muchas otras ciudades colombianas en las que la moto ya representa la mayor parte del parque automotor, como Quibdó o muchas otras ciudades de la región Caribe.
“Va a aumentar la congestión, pero los perjudicados no van a ser los usuarios de moto, sino los demás. Lo que favorece que se sigan comprando motos”, consideró.