Han dicho que es la funcionaria mujer más poderosa del actual Gobierno. Quizás por eso mismo, la ministra de Relaciones Exteriores, Laura Sarabia, recibe constantemente ataques de algunos de sus propios compañeros del gabinete y de la oposición a Gustavo Petro. “Se ha vuelto parte del paisaje”, como dicen funcionarios de su entorno. Sin embargo, los últimos días no han sido fáciles: la politóloga de 30 años fue salpicada en otro escándalo, esta vez relacionado con el sector salud, en el que no está claro cuál es su “pecado”, pero sí el de algunos de sus funcionarios cercanos.
Sarabia ya no está en Presidencia, pero su paso por allí aún la persigue a pesar de que quien manda hoy en día es Armando Benedetti, la nueva mano derecha del presidente Petro, con quien la canciller no se puede ver. Incluso, lo tiene demandado penalmente en la Fiscalía por la forma en que el hoy ministro la maltrató en unos audios con contenido machista y misógino que todo el país escuchó.
De hecho, por eso mismo, la canciller se declaró impedida para continuar la investigación disciplinaria de Benedetti cuando siendo embajador ante la FAO tuvo un caso de presunto maltrato a su esposa en Madrid (España): “Yo tengo una denuncia penal contra el embajador, en lo cual estoy impedida para opinar sobre un proceso contra él”, señaló. De esta manera, le dio traslado a la denuncia en la Procuraduría: “Esa es una decisión que está en manos del procurador Gregorio Eljach. Yo lo mandé para generar total independencia”.
“Estoy en guerra cruzada”
Según la W Radio, un grupo de IPS (Instituciones Prestadoras de Salud) se habría beneficiado de forma irregular de “pagos exagerados y manipulados”. El entramado incluiría una empresa española para captar dineros de la salud; Sarabia, según esa investigación, “está involucrada” en la estrategia para desfalcar recursos. Pero no se prueba cómo.
“Otra vez estoy en medio de una guerra cruzada. Jaime (Ramírez Cobo) tendrá que responder las preguntas y estoy segura que tiene una respuesta”, le dijo la canciller a EL COLOMBIANO. En efecto, el asesor de Presidencia Jaime Ramírez Cobo, cercano a Sarabia –fue el padrino de su matrimonio– y su pareja, Daniel Andrade, estarían involucrados en ese entramado de corrupción. Sin embargo, no hay una prueba incontrovertible que vincule a la canciller con un acto ilegal.
En salidas públicas recientes —una entrevista concedida a Noticias RCN y una columna publicada en El País de España— ha repetido que este es un nuevo episodio de guerra interna del Gobierno en su contra: “Buscan destruir mi nombre y le susurran falsedades al presidente Petro”, dijo en la columna.
Sobre este escándalo, el ex superintendente Luis Carlos Leal dijo en redes sociales: “Cumpliendo con mi deber como funcionario público, puse en conocimiento de la Fiscalía las pruebas de irregularidades que conocí como SuperSalud e invito a la canciller a que haga lo mismo si así lo considera pertinente. Que caiga quien tenga que caer y que caiga pronto porque este país no aguanta más robo de recursos en la salud”, señaló Leal.
En medio de la discusión entró el presidente Gustavo Petro y señaló que desde su Gobierno ya adelantaba una investigación similar a la que publicó ese medio de comunicación. “Coosalud es una EPS privada, y el señor (Mario) Urán es su asesor privado. Nada tienen que ver con el Gobierno, ni la EPS ni el señor”, dijo Petro y añadió: “Es el superintendente de salud Leal, el que hace públicas las primeras investigaciones de mi Gobierno sobre esa EPS”. En efecto, este periódico conoció que Leal le había reconocido a Sarabia que ella no le pidió que mantuviera a ningún interventor ni recomendó a nadie y, además, sí nombró a esos interventores sin poner queja. Pues según la denuncia, los interventores nombrados habrían participado del supuesto entramado de corrupción.
¿Leyva le dijo “canalla”?
No es el único frente abierto de la ministra Sarabia. Quienes no la quieren han aprovechado para atacar, como el excanciller Álvaro Leyva, que sin decir su nombre se interpreta que se refiere a ella por diferencias anteriores: “La canalla de siempre, ha sido la que ha venido minándole el camino de forma soterrada (a la vicepresidenta Francia Márquez)”, dijo Leyva este lunes en la red social X.
Ella se defiende de todos los señalamientos y en la entrevista a RCN, incluso, señaló: “(...) he escuchado a cancilleres hombres de más edad, pero sus resultados han sido pocos o casi nulos, pero no quiero decir nombres. A ellos no se les critica tanto. Ser mujer y ser joven en este país tiene un precio”.
En la misma entrevista, Sarabia se refirió al tema y aseguró que se reunió con la vicepresidenta Márquez y que tramitaron sus diferencias. En el pasado Consejo de Ministros televisado, el 4 de febrero pasado, Márquez dijo: “No me parece en este Gobierno las actitudes de Laura Sarabia con nosotros, conmigo, que me ha tocado decirle: ‘respéteme, soy la vicepresidenta”.
¿Perdió poder en Presidencia?
Pero el “golpe” más duro tiene que ver su lejanía con la Casa de Nariño. Según ella misma reconoce, ya había un desgaste de su parte y coincidió con el aterrizaje de Benedetti a Palacio. Sarabia fue nombrada como canciller —la más joven de la historia del país— y el exsenador fue ganándose el puesto y quitándoselo a ella: primero como asesor de Presidencia, luego como jefe de Despacho Presidencial y ahora como ministro del Interior. Sin duda, la nueva mano derecha del presidente Petro, algo que le le ha costado la salida de algunos de sus funcionarios más leales y las críticas feroces de los petristas “pura sangre” como Augusto Rodríguez, director de la Unidad Nacional de Protección (UNP).
Benedetti y Sarabia fueron claves en la campaña presidencial de 2022. Por eso mismo, ambos han tenido que declarar como testigos ante la Fiscalía, que investiga la presunta financiación ilegal de esa campaña.
Lo cierto es que Sarabia ya no le habla al oído al presidente Petro, pero se hablan seguido y hay confianza mutua, según conoció este diario con fuentes de Presidencia. Benedetti le ganó este pulso a la canciller Sarabia aunque pueda que haya un próximo round.