Conozca la historia de Ángela Rojas: un trasplante, cuatro medallas y un anhelo mundialista que requiere de apoyo

Polémica en el Once vs Millonarios.

En los vericuetos del destino hay historias que desafían la lógica y se convierten en testimonios de resistencia. La de la antioqueña Ángela “La Negra” Rojas es una de ellas. Su vida estuvo marcada por el agua desde siempre, primero como escenario de sus hazañas deportivas en el waterpolo y, luego, como refugio en su batalla contra la enfermedad que le arrebató a su madre. Pero fue en 2018, en Budapest, cuando el cuerpo empezó a darle señales de que algo no iba bien. La Poliquistosis Renal y Hepática, el enemigo silencioso que también había afectado a su familia, comenzaba a cobrar su precio.

Regresó a Colombia con una sospecha que pronto se convertiría en certeza. En 2019 entró en lista de espera de donación de órganos, con la incertidumbre latiéndole en el pecho. Cuatro meses después, el 23 de diciembre, mientras el mundo celebraba la Navidad, ella recibió el mejor regalo de su vida.

“Ese día a las 9:22 de la noche sonó mi celular, recibo una llamada que dice: ‘hay una opción de trasplante y por eso debes llegar lo más pronto posible al Hospital Pablo Tobón Uribe’. A mí se me bajó todo, fue una emoción que yo nunca había sentido, yo dije: ‘Ay Dios, no imaginé que el día que escuchara esas palabras iba a subir al cielo e iba a volver a bajar’, porque fue como volver a nacer”, recuerda con la voz temblorosa.

Pero la recuperación no fue fácil. Su cuerpo había soportado demasiado y la cicatriz en su abdomen fue testigo de la batalla interna. Médicos y especialistas le impusieron límites: demasiados “no puedes” que la acecharon en los meses posteriores. Pero ella decidió desafiar cada uno. “Pensé: me dieron otra oportunidad de vida, pero ¿cómo voy a vivir si hay tantos ‘no puedes’? Entonces los transformé en ‘sí se puede’: se puede vivir, se puede soñar, se puede sanar, se puede seguir, se puede intentar, se puede todo”.

Fue en ese renacer donde volvió a encontrar el camino en el agua. Había algo en el contacto con la piscina que la hacía sentir en casa. Le hablaba a su nuevo hígado como a un compañero de equipo. “Yo a mi hígado le puse Capitán, entonces le decía: ‘Capi, el agua me conecta, el agua es mi vida, te la presento’”, dice entre risas.

Y su Capitán respondió. En los primeros Juegos Nacionales de Trasplantados en Santa Marta, se colgó cuatro medallas: tres oros y una plata. Su cuerpo, su corazón y su espíritu estaban listos para un nuevo desafío. Ahora, el reto es más grande: Ángela ha sido convocada a los Juegos Mundiales de Trasplantados en Alemania. El sueño está al alcance de su mano, pero antes debe reunir aproximadamente 12 millones de pesos colombianos para cubrir su viaje y estancia.

La medalla que busca no es solo para ella. Su hermana, también trasplantada por la misma enfermedad, es parte de su inspiración. Ángela quiere llevar un mensaje de esperanza a todos aquellos que esperan un órgano, demostrar que la vida después del trasplante no solo es posible, sino que puede estar llena de gloria. También quiere concientizar a los colombianos sobre la importancia de manifestar en vida su deseo de ser donantes, para que más personas tengan la oportunidad de recibir su medalla de oro: la de las segundas oportunidades.

Para quienes quieran sumarse a su causa, ha abierto una Vaki: https://vaki.co/es/vaki/con-toda-para-el-mundial-de-trasplante-a-medalla?utm_source=whatsapp. También pueden colaborarle en su cuenta de ahorros Bancolombia: 10537494017.

Ángela “La Negra” Rojas está lista para volver a ganar en el agua, con la certeza de que cada brazada es un tributo a la vida, a la lucha y a ese Capitán que la acompaña en su segunda oportunidad.

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