Desde hace ocho años el formato de la Copa Sudamericana le resulta extraño a los aficionados al fútbol. En 2017, Conmebol tomó la decisión de hacer el torneo, que hasta entonces se jugaba en la segunda mitad del año, durante los doce meses de una temporada en Sudamérica.
Lo anterior, con la intención de darle más fuerza a “La Otra Mitad de la Goria”. Sin embargo, esos cambios llevaron a que el formato del juego cambiara. El objetivo, de acuerdo con lo que manifestaron los dirigentes, fue solucionar los reclamos que hacían los equipos que no terminaban primeros en la primera ronda al quedar eliminados de manera inmediata.
Por eso, se planteó que los cuadros que terminaran segundos disputaran, como se hace en la Europa League en los dieciseisavos de final contra los equipos terceros en Champions, un partido de “play-off” a los octavos, contra los cuadros que no consiguieran avanzar a esa ronda en la Libertadores.
Sin embargo, tal modificación obligó a que se hicieran ajustes en el calendario del torneo en la fase inicial. Por eso, se decidió que los equipos clasificados por Colombia, Uruguay, Paraguay, Chile, Perú, Bolivia, Venezuela y Ecuador se enfrentaran entre ellos en la primera ronda para decidir cuál de los dos ingresaba a la fase de grupos.
Además, desde hace unos años, se tomó la decisión, por un tema logístico y para que los cuadros no tuvieran que disputar más encuentros en sus programaciones ya apretadas, de que el clasificado se definiera en un partido único. La sede se sortea. Fue el azar el que quiso que, por ejemplo, Millonarios visitara a Once Caldas en Manizales en la edición del 2025.
También el hado determinó que el duelo entre América de Cali y Junior se disputara en el estadio Metropolitano de Barranquilla este jueves. Sin embargo, la decisión ha tenido detractores. Por un lado, hay quienes reclaman que Brasil y Argentina tengan 12 cupos (seis cada uno) fijos en los grupos, que se disputa con 32 elencos.
Además, equipos chilenos como Universidad Católica, Cobresal, Palestino, enviaron una carta a la Conmebol en la que dijeron que este formato no permitía que los equipos tuvieran equidad deportiva y económica. Por un lado, argumentaban que no había tiempo suficiente para preparar un encuentro importante. De otra parte, dijeron que solo uno de los dos (el que quisiera la suerte) recibía ingresos por taquilla.