El presidente Gustavo Petro visitó en la tarde de este jueves el municipio de Tibú, Norte de Santander, una de las zonas azotadas por la crisis humanitaria que vive la región del Catatumbo y que se ha incrementado en las últimas semanas. Desde allí, junto a su gabinete, el jefe de Estado explicó el alcance de los decretos de conmoción interior y anunció proyectos de inversión y desarrollo territorial.
También aprovechó para referirse a la crisis de violencia desatada entre la guerrilla del ELN y las disidencias de las Farc, en concreto el autodenominado “Frente 33”: “Hecha trizas las Farc volvieron las armas a la región del Catatumbo (...) Lo del Catatumbo no lo esperaba nadie (...) nosotros estábamos hablando de paz y los señores del ELN una semana antes de la ronda de negociación en Caracas entraron al Catatumbo a matar campesinos. Esa es la causa de la conmoción interior”, señaló el mandatario.
Además dijo que hay dos “facciones” del ELN, una que estaba establecida en el Catatumbo y otra que se movilizó, según informes de inteligencia, desde Arauca. El mandatario también defendió la figura de la conmoción interior diciendo que hay causas estructurales de violencia que no han sido atendidas durante décadas.
En el mismo discurso, el presidente Petro le lanzó una propuesta al dictador venezolano Nicolás Maduro: “Yo voy a hablar con Maduro, a ver si construimos la zona económicamente especial. Porque si nos tumban los decretos no podremos hacer la carretera rápidamente, y entonces hay que salir para algún lado”, refiriéndose a los alimentos que se produce en esa región aunque no brindó mayores detalles.
Según organizaciones como Human Right Watch, expertos y diversos estudios, la guerrilla del ELN tiene carácter binacional. En esa región, sus miembros transitan libremente con el amparo de sus fuerzas militares venezolanas. “Estamos hablando de la movilidad de rutas del narcotráfico, de migrantes pendulares, el contrabando de gasolina y carne, y de las lógicas comerciales que tiene lugar en los pasos informales. Es el control de esos pasos lo que le permite al ELN en la frontera, tanto en Arauca como Norte de Santander, convertirse en un grupo criminal binacional”, le dijo a EL COLOMBIANO Jorge Mantilla, doctor en crimen y seguridad, quien ha investigado la crisis en la frontera.
La presencia binacional del ELN y otros grupos criminales no es algo nuevo como tampoco lo es la “ayuda” del chavismo a Colombia. En su momento sucedió con el fallecido Hugo Chávez y las extintas Farc cuando el expresidente Juan Manuel Santos tuvo que pedirle apoyo a Chávez para convencer a los guerrilleros que aceptaran los diálogos exploratorios de una eventual mesa de negociación. Ese y otros acercamientos en materia económica, hicieron que Santos dijera en 2010 que Chávez era “su nuevo mejor amigo”.
Durante los años siguientes, el propio Maduro sirvió de facilitador no solo con las Farc sino más recientemente con el ELN cuando Petro restableció relaciones con ese país. Desde entonces, ambos mandatarios se han visto seis veces.
Por eso, el plan del presidente Petro frente a lo que sucede en el Catatumbo, que incluye el papel de la dictadura venezolana, podría calificarse como ingenuidad o complicidad, según sus opositores. Pero también es una situación que interpela al mandatario y lo pone entre la espalda y la pared. El mandatario ha repetido una y otra vez que romper relaciones con Venezuela sería repetir el fallido “cerco diplomático” que promovió el expresidente Iván Duque.