El 21 de febrero de 2024 se cometió el asesinato de Roberto Franco en el parqueadero de un edificio cerca del Parque de la 93 en Bogotá. Un año después, las autoridades siguen sin dar con el paradero de los autores intelectuales de este homicidio.
No obstante, en enero de este año hubo un avance significativo en la investigación. El Tiempo conoció que se vinculó el asesinado en una disputa familiar por una empresa.
Según el medio mencionado, se trataría de un conflicto por las acciones de la empresa El Arrozal & Cia entre dos hermanos, Jonathan y Giovanny Romero, contra su papá, Roberto Romero Liévano. Semana reveló que esta pelea viene incluso antes de la muerte de Roberto, fundador de la compañía que falleció durante la pandemia de 2020.
Los documentos a los que tuvo acceso Semana muestras que Jonathan quería quedarse con la compañía, pero su papá había decidido en su testamento que debía disolverse y repartirse entre 11 herederos. Aquí habría empezado una estrategia de Jonathan para quedarse con la empresa y aquí es donde entra la figura de Roberto Franco Charry.
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Un miembro de la junta directiva de El Arrozal explicó que para Jonathan fue muy duro enterarse de que la empresa no iba a ser suya cuando su padre muriera. “Él no podía entender por qué, si le había entregado su vida a El Arrozal, eran otros los que se iban a quedar con el negocio, que no era de la familia, sino de él”, dijo a Semana.
Charry llegó como asesor y escaló hasta la gerencia. Cercanos le dijeron a Semana que el empresario asesinado se aprovechó de la situación de la empresa para subir de cargo, pero cuando se mostró en favor de los hermanos Romero. Roberto Romero, además de darse cuenta de que Franco Charry estaba en el otro bando, se dio cuenta por medio de una asesora de que había movimientos de dineros extraños en favor del gerente Charry.
Lo confrontó y terminó con la salida inmediata de Roberto Franco Charry, a quien Romero señaló de ser un “ladrón de cuello blanco”.
La disputa dentro de esta familia era tal, que Roberto Romero había pedido medida de protección en una Comisaría de Familia por temor a sus propios hijos. Según Roberto, uno de sus hijos le dijo, cuando discutían, que “merecía estar muerto”.
Algunos miembros de la junta denunciaron que Roberto Franco se volvió en asesor personal de los hermanos cuando murió su papá y lo señalaron de llevar a cabo operaciones fraudulentas. No obstante, Semana señaló que no ha buscado en esta familia al asesino se Roberto Franco Charry.