Diego Gómez, es sin duda, el investigador de temas económicos y de competitividad más importante de Antioquia. Ha participado desde hace muchos años en la realización de estudios destacados como Visión Antioquia siglo XXI, así como en proyectos de competitividad tanto de Antioquia como del país, en la elaboración de los POT, y en la construcción de algunos planes de desarrollo.
Gran parte de sus estudios y de sus esfuerzos los ha dedicado al desarrollo económico y social, y por estos días adelanta la tesis de lo que será su segundo doctorado.
En diálogo con EL COLOMBIANO, el director de Ecsim, entidad de investigadores comprometidos con la construcción de sociedades más humanas, desarrolladas, integradas y pacíficas, compartió detalles de este trabajo y explicó los planteamientos claves para lograr la transformación de las sociedades, partiendo de las empresas y los empresarios.
En tiempos en los que, incluso desde la Presidencia de la República, se fustiga y estigmatiza a los empresarios es necesario que una voz estudiosa y conocedora nos ilustre sobre el rol de los empresarios en la construcción de las sociedades.
A juicio de Gómez, Antioquia trae una inercia desde hace 25 años, cuando dejó atrás un momento muy oscuro y duro por cuenta de paramilitares, milicias y narcotráfico que impactaron toda la estructura económica.
El investigador también considera que las recomendaciones de la Cepal en los años 50 del siglo anterior encerraron a la economía colombiana y propiciaron el marchitamiento de buena parte de las grandes empresas antioqueñas, como Coltejer.
Asegura que el actual auge de los reguetoneros y del turismo en Medellín en fruto de la capacidad de reinventarse que tuvo la ciudad, tras el periodo destructivo del narcotráfico y los fenómenos de milicias guerrilleras y de los paramilitares.
“Lo interesante y lo bonito es que hay decenas o miles de amas de casa, de personas de ingresos medios o de jóvenes o personas de ingresos altos que han creado una gran cantidad de empresas de alto nivel de complejidad, lo que se denomina el cambio en el indicador de complejidad económica de la ciudad y esas empresas están insertadas en la economía global. Esa gente está generando unas posibilidades y unas capacidades que no tenía la ciudad y que fue descubriendo progresivamente a partir de 2003. Hay un libro que se elaboró en el desarrollo de Visión Antioquia siglo XXI y se hizo en el Planea (Plan Estratégico de Antioquia), y ese texto decía que teníamos un potencial enorme de crear empresas de informática y de contenido, así como de biotecnología o de aceites esenciales, o empresas ligadas a la medicina. Se hizo un listado de 34 actividades económicas y de las 34 actividades luego se priorizaron 13, y de eso salió toda una dinámica de emprendimiento y de transformación de las empresas liderada por los clústeres de la Cámara de Comercio de Medellín, Ruta N, el Comité Universidad Empresa Estado y el Comité Intergremial de Antioquia”.
“Robert Solow en 1956 hizo un análisis econométrico y dice que la economía no crece ni por la mano de obra ni crece por el capital, crece por otra cosa. Pero todo el mundo dice, y eso que no se explica, que se llama el residuo Solow, que se entiende como la ignorancia que tenemos de la economía ¿cómo lo explicamos?
En los últimos 30 años fuimos entendiendo que ese componente que no se entendía estaba ligado a la innovación, al emprendimiento y a cómo las sociedades aprenden a hacer nuevas cosas. En otras palabras, los empresarios son la clave para que se transformen las sociedades y para que estas aprendan a hacer nuevas cosas y para que las sociedades se cohesionen”.
“La historia muestra que los empresarios son los que han estado detrás de la construcción de la civilización, porque ha sido desde las actividades económicas que las sociedades se empezaron a organizar y se empezaron a organizar en ciudades y luego en redes de mayor complejidad y fue así como surgieron los comerciantes fenicios y de Creta y crearon la primer gran máquina de la humanidad, que fueron los barcos que se tenían que hacer con el concurso de muchísimos artesanos y de muchísimas otras industrias”.
“En estas sociedades de empresarios imperaban democracias muy incipiente municipales y muy oligárquicas, porque estamos hablando de Fenicia y de Atenas, unos 500 años antes de Cristo.
Y esos grupos se autogobernaban entre pares, que eran dueños de barcos y unos sacaban los papiros, y otros el tinte morado de Fenicia que vendían en todo el mundo porque permitía obtener el rojo púrpura de los reyes o los cedros para las obras más importantes, como el templo de Jerusalén. Y eso fue lo que ocurrió en Venecia con el dux y Amsterdam con el regente. Muchas de esas raíces incipientes de la democracia se trasladaron ya en la Ilustración a crear el estado moderno”.
“El empresario ha sido el creador, el constructor. ¿Y quién ha sido el depredador del creador y del constructor? El guerrero, el saqueador, entonces a los fenicios los arrolló Alejandro Magno, y solo sobrevivieron aquellos que se ubicaron en Cartago, pero luego fueron arrollados por los romanos. Y cuando cae Roma, los que escaparon se escondieron en un lago al lago no podían llegar ni los militares de a pie ni a caballo y allá se encuentran con una joya que no se esperaban: sal natural en las lagunas, que les sirvió para vender y recibir en pago bienes por el trueque. Todo eso propicio una cultura, comerciante en Venecia. Algo similar ocurrió en Amsterdam”.
“En efecto es como si tuviéramos la vida entre ángeles y demonios, la vida entre esa sociedad que fue capaz de crear convivencia, cultivar, pastorear, tener sus rebaños, y los depredadores que los agredían, los robaban todo y entonces no les quedaba otra opción que era defenderse”.
“Este, al igual que Venecia, era un lugar de lacustre y allá aprenden a desecar, armar canales y a salar el arenque para empacarlo en barriles y venderlo. A partir de ahí se creó una sociedad que posibilitó la llegada de los judíos, los católicos, los protestantes, los hugonotes, propiciando un crisol de culturas de capacidades y de tolerancia del que surgen cosas muy bonitas”.
“Esa democracia que arman allá se monta sobre una libertad para emprender y una libertad para pensar. Se generan grupos de pensadores y de científicos. Por ejemplo, los derechos de la mujer primero se hicieron ciertos allí y las mujeres podían tener propiedad cuando en ninguna parte del mundo se respetan los derechos de propiedad de la mujer. Eso lo trasladaron como una tradición a Nueva Amsterdam, o sea Nueva York”.
“Los empresarios han transformado la sociedad, pero hay algunos que son especuladores. Y diría que en ese grupo de empresarios especuladores cabe perfectamente Trump.
Yo trabajé en la organización Corona en el año 1988, en la en la parte de planeación y estaba muy interesado en entender los ciclos de la construcción y me encontré con un personaje muy complejo, que era un especulador inmobiliario, que había tumbado a varios bancos. Se llamaba Donald Trump y tenía la ambición de ser candidato desde 1989. Incluso Marcos Rubio (actual secretario de Estado de EE. UU.), cuando todavía no era trumpista, preguntaba cómo Estados Unidos iba a elegir a un estafador reconocido”.
“En Latinoamérica y específicamente en Argentina, empresario es casi que sinónimo de corrupto. Es parte del problema latinoamericano. En la ética Protestante ser empresario, ser autónomo, ser libre y aportarle a la sociedad y ser muy rico es una expresión de una bendición de Dios, y un encargo de Dios para que esa persona construya sociedad y haga el bien. Para ellos un empresario es una forma de hacer el bien. Y entonces eso arranca desde la misma reforma luterana y viaja con los puritanos y viaja con todos los inmigrantes a Estados Unidos y se convierte en el eje de la ética norteamericana. Nosotros bastante distintos y eso se ve reflejado en muchos esquemas de valor. En la Encuesta Mundial de Valores cuando se pregunta en la Europa del norte o a los norteamericanos que de qué depende su futuro, dicen que de estudiar, trabajar y emprender. Los latinoamericanos responden de que alguien me ayuda a conseguir un puesto”.
“Con una ironía muy grande y es que en la simpleza de Gustavo Bolívar (director del DPS) ahora anda atacando los subsidios, diciendo que hay que acabarlos, y que a él le ha tocado ver familias que sobornan al encuestador del Sisben para que los mantengan en un nivel bajo. Eso mismo ha repetido el presidente Gustavo Petro”.
“En 1910 la Sociedad de Mejoras Públicas sacó un librito para promocionar a Antioquia. Y decía que aquí se habían creado muchas empresas y que era necesario crear otras, se elaboró el listado y esas empresas se crearon en 20 años. En 1952, por ejemplo, Medellín era conocido como el Manchester de Latinoamérica y era la ciudad con mayor ingreso en Latinoamérica.
Ahí nos llegó un mal muy profundo que fue el cepalinismo y el modelo estatista y de subsidios e intervención. Esa visión de economía cerrada y de sustitución de importaciones fue algo que nos cerró y la economía antioqueña se paralizó entre 1952 y el año 2000. Las grandes empresas que tuvimos y crecían con esa enorme inercia desaparecieron o entraron en la inocuidad en el año 2000. Entonces, en medio de todo eso se generan muchas violencias, como la del narcotráfico, de las milicias y de las guerrillas. Además hubo ausencia de liderazgos, pese a que teníamos muy buenos empresarios”.
“Antioquia y Medellín se reinventan y le apuestan nuevamente a emprender, a su capacidad de innovar, de crear y eso es lo que estamos viendo en medio de una crisis enorme del país este poco crecen las demás ciudades y que tiene un altísimos niveles de desempleo. Medellín hoy tiene el menor desempleo de su historia reciente. Mientras el país, a duras penas, crea 1% o 2% de empleo en las demás ciudades, Medellín creó entre enero del año pasado y este año 6,75 más puestos de trabajo, es decir, fácilmente, si fuera proporcional la creación de empleo al crecimiento del PIB, nuestra economía tiene que haber crecido más del 6,75%, cuando la economía colombiana creció al 1,7%. Y eso no ha sido por más inversión pública, que no la hubo, nos la quitaron”.
“Ese proceso ocurrió fue luego del año 2000. Nicanor Retrepo (q. e. p. d.) hizo una entrevista entre sus ejecutivos del llamado Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) y encontró que casi ninguno de ellos tenía pasaporte y casi ninguno hablaba inglés.
Y es cuando se da el cambio generacional, y eso empezó a traer a los visitantes de afuera. Esa primera referenciación de que esta es una ciudad mágica que se estaba transformando, la hicieron mucho los empresarios y entre los multilaterales que tenían que venir aquí a ver qué estaba pasando”.
“No, yo creo que son los empresarios constructores y generadores de sociedad los que siguen imperando y los que siguen generándonos las realidades. Trump pasará sin que haya huella ninguna, pero la huella profunda que han dejado todos los que hicieron la transformación digital hoy la estamos viviendo. Todo lo que tenemos en redes, la forma en que hacemos los negocios, la forma en que trabajamos, la forma en que hacemos empresas es construido por empresarios. Y solo dejo esta reflexión: ¿internet de qué gobierno depende?”.