Nuevamente, como ocurrió hace pocos días, un vigilante evitó que se consumara un hurto y que las víctimas resultaran con secuelas de gravedad.
El hecho ocurrió en Provenza, en El Poblado, donde dos estadounidenses de 50 y 53 años llegaron acompañados por dos mujeres con las que minutos antes se habían conocido personalmente en un centro comercial. Los cuatro se habían puesto cita a través de redes sociales y los sujetos ingresaron al lobby del edificio señalándole al vigilante que las mujeres los acompañarían al apartamento que habían alquilado. Las mujeres aseguraron que se quedarían toda la noche. Esa última declaración fue clave para activar las alarmas.
Pasadas cuatro horas, las mujeres bajaron del apartamento y le dijeron al vigilante que habían decidido no quedarse. Sin embargo, el guarda sospechó inmediatamente y cerró la puerta de manera que no pudieran salir.
Viéndose atrapadas, las dos mujeres de 20 y 23 años de edad intentaron sobornar al vigilante. En sus manos llevaban dos computadores portátiles, cinco celulares y joyas que resultarían avaluadas en más de $20 millones. También se alzaron con al menos 30 tarjetas bancarias.
Al no lograr “untarle la mano” al vigilante, en minutos llegó la Policía y las capturó. Los uniformados ingresaron al apartamento y encontraron a los dos hombres completamente desorientados por lo que, al parecer, sería escopolamina.
Las dos mujeres, oriundas de Sabaneta y Medellín, fueron presentadas ante un juez de control de garantías, y les imputaron delitos de tentativa de homicidio, hurto calificado y agravado y falsedad en documento.
El pasado 17 de febrero otro vigilante había evitado que se cometiera un delito similar. La responsable en dicha ocasión fue una mujer de 49 años que entró a un apartamento en el barrio Villa Carlota, con un hombre que había alquilado un apartamento allí. Minutos después salió del lugar con un maletín en la mano, lo que alertó al vigilante que puso seguro en la puerta de entrada y llamó a la policía, que una vez apareció le encontró a la mujer en su bolso un tarro con una sustancia química, la misma que usó para drogar al hombre que yacía en el piso del apartamento inconsciente.
El colmo de todo es que al revisar los antecedentes de la mujer encontraron que tenía una orden de captura vigente para cumplir con una condena por el delito de hurto por medios informáticos y semejantes agravados, y además tiene doce anotaciones por todo tipo de delitos.