¿El río Medellín podría convertirse en el Cauca? Expertos alertan que es posible y que sería un escenario devastador

El olor a gasolina puede ser una señal inminente de peligro.

El río Medellín anuncia y anticipa, cada tanto, que un día cobrará todas las facturas que tiene pendiente por las malas decisiones que tomaron sobre él en los últimos 100 años. La semana pasada se desbordó dos veces en medio de los aguaceros y los 82 puntos críticos que actualmente tienen en riesgo hasta a la infraestructura de transporte en la ciudad recuerdan la negligencia a la que ha sido sometido el principal eje de planificación urbana que tiene el Valle de Aburrá.

Pero las emergencias y sustos que ha causado hasta ahora son nada en comparación con lo que podría ocurrir si se siguen combinando peligrosamente los impactos de la crisis climática y la pésima planificación urbana con la expansión desordenada del área metropolitana.

Así lo advirtió el investigador Juan Fernando Salazar Villegas, profesor de la Escuela Ambiental de la Universidad de Antioquia, quien señaló que existen cálculos que indican que el río Medellín podría convertirse en un río Cauca y causar desastres inimaginables en varios puntos del Valle de Aburrá.

Según Salazar Villegas, tragedias como las ocurridas en Valencia, España, o en Portoalegra, Brasil, pueden replicarse en Medellín. El desastre en Valencia que dejó 90 muertos en noviembre de 2024, ocurrió en gran medida, según ilustra el investigador, porque la atmósfera recogió el agua que podría acumularse en seis meses y la soltó sobre la ciudad en un día.

Y en Medellín, esto que se llaman eventos extremos, han sido cada vez más frecuentes de acuerdo a la información recopilada desde 1996.

El investigador plantea que el cambio climático ya generó las condiciones atmosféricas para que estos eventos sean cada vez más posible, lo que sumado a la falta de adaptación del territorio en Medellín para enfrentar y sobreponerse a estos eventos podría desatar un desastre inédito.

Dijo Salazar que el río Medellín ha registrado caudales en puntos como en inmediaciones de la Universidad de Antioquia de 500 metros cúbicos por segundo, que es la mitad del caudal promedio del río Cauca en Hidroituango.

Los cálculos que han hecho Salazar y sus colegas en la Escuela Ambiental han arrojado que ese caudal podría duplicarse, y ni siquiera incluyendo variables extremas.

Es decir, ni siquiera haría falta el peor de los escenarios para que registre 1.000 metros cúbicos por segundo, lo que equivaldría a que un río como el Cauca intentara pasar por todo el Valle del Aburrá a través de ese mal planificado y deteriorado sistema de canalización del río Medellín. El resultado no sería otro que una calamidad sin precedentes.

Todo este escenario estaría tomando forma aceleradamente mientras el río Medellín y la adaptación climática siguen desatendidos. A mediados de febrero pasado el alcalde Federico Gutiérrez anunció que en conjunto con el Área Metropolitana comenzarían a ejecutar obras por cerca de $92.000 millones para atender los 82 puntos críticos que tiene actualmente el río, pero las obras solo empezarían en junio y según varios expertos no parecen más ambiciosas a otras ya realizadas en los últimos años y que han resultado ser meros pañitos de agua tibia.

Las intervenciones anunciadas consisten en la construcción de unos muros de contención, en la reposición de las placas que están destruidas por decenas e intervenciones sobre el lecho del río en las zonas donde se han formado barras de sedimentos y han generado la disminución de la capacidad hidráulica del río.

El propio Salazar ha insistido en que la verdadera solución de fondo para salvar al río y evitar que se convierta en el foco de un gran desastre es convertir la red hidrográfica en el verdadero eje del ordenamiento territorial y hacerlo cumplir en el POT que cumplirá ya once años reluciente en el papel.

Esto incluye acabar con la urbanización en las laderas, proteger el cinturón verde y reimpulsar el sistema de parques lineales como escudo protector de las inundaciones.

Reordenar el territorio recuperando zonas de humedales e, incluso, convertir áreas de interés para construcción inmobiliaria en suelos de protección ecológica. Una medida audaz y difícil, pues son suelos altamente cotizados en el mercado, por lo que Salazar reconoció que esto sigue siendo un panorama un tanto utópico.

De todos modos, sigue siendo mucho más barato que enfrentarse a una potencial tragedia como las que el planeta ha visto recientemente.

La Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción de Riesgos de Desastres señala que por cada dólar invertido en prevención las ciudades y países se ahorran 15 dólares que luego tienen que usarse en atención de desastres.

Sigue siendo más barato, mientras todavía se pueda, tomar las decisiones que no se han tomado en un siglo con el río Medellín que seguir postergando las de fondo.

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