Desde 2011, cada Semana Santa, el abogado Ramón Alcides Valencia Aguilar, ferviente hincha del DIM y fiel creyente en Dios, recuerda la demanda que cambió su vida y la de los feligreses de su pueblo, Concepción, un municipio ubicado a 62 kilómetros al oriente de Medellín.“Salí del pueblo a hacer mi vida en Medellín, primero jugué como tres mesesitos en las inferiores del DIM y como no logré el profesionalismo, me dediqué a estudiar derecho en la Universidad de Sabaneta, luego me especialicé en Derecho Administrativo, en la Universidad de Medellín”, le dijo el abogado a SEMANA.Con cartón bajo el brazo, viajaba cada ocho o 15 días a su pueblo “a hacer obra social, a ayudar a quien necesitara de mis servicios”, relató.Sorpresivamente, uno de los que necesitaba una manito era el párroco de la Iglesia Inmaculada Concepción, terminada en 1874, hace 151 años.“El padre Humberto Hincapié me busca, le dice a un hermano mío que no me vaya del pueblo sin hablar con él. El domingo de resurrección nos encontramos, me contó la historia, y me mostró la documentación”, recordó. Debido a que en cada aguacero la parroquia se inundaba, tenía la nave lateral izquierda deteriorada y amenazaba ruina, el padre Humberto agarró sus cosas y se fue a Bogotá a pedirle ayuda al Ministerio de la Cultura para salvar el templo, que desde 1999 aparecía como bien de interés de la nación.Pero la respuesta que le dieron en Bogotá lo dejó desconcertado.“Allá le dijeron que en la matrícula inmobiliaria de la iglesia aparecían como dueños el amo supremo y las ánimas del Purgatorio, quienes habían recibido en 1860 el predio en el testamento de una señora llamada Nepomusena Osorio, así que le sugirieron buscar los herederos de la señora, él se viene un poco cabizbajo y aburrido y me cuenta lo sucedido”, dijo Ramón Alcides.SEMANA conoció el documento con el que el 6 de junio de 1860 la mujer le dejó el predio al amo supremo y las ánimas del Purgatorio.El documento de cuatro páginas, perfectamente conservado, está firmado por el funcionario de la época, un secretario de la Corporación Municipal de nombre Fidel, y dice, en español de la época: “Ante mí, i los testigos instrumentales que en su lugar se esfuerzaran, fuareció personalmente Nepomusena Osorio, vecina de esta ciudad i mayor de edad que por si gobierna su persona i bienes”.“Como consecuencia, expresa la referida Nepomusena Osorio que de su libre, espontánea voluntad, sin otro motivo ni respeto, hace gracias i donación pura, perfecta e irrevocable”, continúa el documento público con más de 150 años. Y agrega: “Nepomusena Osorio otorga escritura de donación a favor de las cofradías de las ánimas i nuestro amo supremo colocado en esta iglesia. Consta al reverso del folio 9”.Ante este obstáculo, narró el abogado, al padre Humberto le recomendaron buscar los herederos de Nepomusena, pero Ramón Alcides, a quien hoy conocen como 'el abogado que demandó a las ánimas’, tenía otra opinión.“Padre, están errados: al levantar la sucesión lo único que lograrán es adjudicar a los herederos, y lo único que hay que hacer es demandar a Dios y a las ánimas del Purgatorio”.Sin embargo, inicialmente al sacerdote esto le pareció una desfachatez. “Esto es descabellado, voy a hablarlo en la curia”, le contestó el sacerdote.Días después, con el visto bueno de la curia, estaba firmando un poder que le permitiría a Ramón Alcides iniciar la aventura de su vida.“A los 15 días radicamos en el juzgado primero civil del circuito de Rionegro, Antioquia, una demanda de pertenencia, la cual inició su trámite normal, ordenaron cuatro emplazamientos (edictos) en el diario El Colombiano y en la emisora del pueblo, Concepción Estéreo”, relató el abogado, que hoy tiene 46 años.“Lo que siguió fue el nombramiento por parte del juez de una abogada de oficio, para que contestara la demanda por estas personas indeterminadas, luego el juez decreta pruebas, entre ellas testimonios de los testigos”, indicó el abogado.Posteriormente, recordó Ramón Alcides, el juez nombró un perito que avaluó en 2012 el solo terreno que Nepomusena les dejó a Dios (el amo supremo) y a las ánimas en 610 millones de pesos y dijo que las imágenes y arreglos de la parroquia, por ser patrimonio de interés de la nación, eran invaluables.Sin embargo, una de las anécdotas más llamativas en esta ya sorprendente historia es cuando tuvo que llevar al sacerdote a mentir.“Sucedió una cosa muy jocosa porque al padre de la época le tocó rendir interrogatorio de parte, acreditar ante un juez que era el dueño de los terrenos y tocó preparar su declaración. Le dije: padre, ojo que le van a preguntar dónde están las ánimas, usted no puede decir que están en el purgatorio porque le van a decir, tráigalas, y hasta que no las traiga no podemos avanzar con el proceso”, contó entre risas.Todo iba por el camino que el abogado había imaginado y en octubre de 2012 estalló la bomba. La noticia empezó a regarse en los juzgados, entre los abogados y llegó a la prensa. Dios y las ánimas del Purgatorio habían perdido, según Ramón Alcides, el pleito y por ahí, su derecho de posesión sobre los terrenos en los que está la iglesia, en pleno parque de Concepción.“En la sentencia el juzgado ordena a la oficina de instrumentos públicos de Santo Domingo (Antioquia), porque Concepción registra en Santo Domingo, que el predio pase a nombre de la parroquia Inmaculada Concepción como persona jurídica”.No es un caso único en AntioquiaAunque parece un caso único, no lo es. El mismo Ramón Alcides admite estar leyendo 13 años después de su logro judicial un libro del exconsejero de Estado Javier Henao Hibrón sobre el abogado, filósofo y escritor colombiano Fernando González, en el que se relata un hecho similar.Sucedió cuando González, el maestro de Otraparte, era juez del Circuito de Medellín entre 1923 y 1929.“La curia demandaba para que le reconocieran un testamento que estaba a nombre de las ánimas y el Niño Jesús de Praga. Y Fernando González lo resolvió así: la parte de las benditas ánimas del Purgatorio será entregada cuando ameriten personería jurídica. La del Niño Jesús de Praga cuando cumpla la mayoría de edad, mientras tanto paso esta herencia a sus legítimos herederos”, dijo Ramón Alcides.La demanda le cambió la vidaEl abogado contó que por ese ‘negocio’, como llaman los juristas a sus procesos judiciales, no cobró un peso, mas sí le pidió al párroco que le hiciera publicidad en la emisora local en caso de ganar, para así ser más conocido en el pueblo por sus buenos oficios como abogado.“A mí la vida me ha cambiado favorablemente, cuando radiqué la demanda, como era presencialmente, tenía que estar en el juzgado semanalmente para que el proceso pudiera caminar: radicando memoriales, haciendo solicitudes, que nombraran curador, que le fijaran honorarios”, indicó.“Cuando empecé a ir, decían: vea, llegó el abogado que demandó a las ánimas. He estado en diferentes juzgados en el país, y un día una abogada de Puerto Berrío (Antioquia) me miraba, me miraba, y yo me asusté. Ella quería escuchar su historia”, añadió.Y también recordó: “En la pandemia, que llegaron cursos y seminarios virtuales, un abogado me contó que este caso lo pusieron de ejemplo en una universidad en España”.Pero no todo es color de rosa. Su mamá fue cuestionada en algunas ocasiones, e incluso, tuvo que retirar de la parroquia que había salvado con su demanda una placa que el sacerdote instaló para agradecer a los que intervinieron para que la casa de Dios no se fuera al suelo.“En 2023 mandó a poner una placa, en la que resumía la historia, que se logró restaurar gracias al apoyo abnegado de la población, y me menciona … Y como en estos pueblos tan pequeños la mitad me quiere y la mitad no, estos últimos hicieron retirar la placa instalada en los bajos de la iglesia, hablé con el párroco y la puse en la tienda de mi mamá”, dijo.Finalmente, Ramón Alcides aseguró que “gracias a Dios y a las ánimas y a haber legalizado el predio, se destrabó toda la ayuda gubernamental de MinCultura, Gobernación de Antioquia y Alcaldía, para que le metieran más de 3 mil millones de pesos a la iglesia, que hoy está fuera de peligro”.Celebración de la Semana SantaRamón Alcides aseguró que su pueblo, La Concha, famoso además por ser la cuna del prócer José María Córdova, por la hermosa arquitectura de sus casas y calles, “es todavía de los pueblos tradicionales y fervorosos en Semana Santa. Por ejemplo, no hay ningún negocio en el área urbana que el jueves ni Viernes Santo ponga música”.También que hay una procesión que es única: “el Viernes Santo, a las 12 de la noche, hay una procesión que se llama la soledad, salimos solo los hombres a acompañar la imagen de la Virgen Dolorosa, la cual es alumbrada con un farolito por cada persona, vamos en completo silencio y nada más suena la marcha fúnebre”.
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