El domingo pasado, EL COLOMBIANO reveló que algunos de los miembros de la seguridad presidencial por parte de la Policía han manifestado en voz baja su preocupación porque Petro ha decidido viajar en otros aviones diferentes a los establecidos, es decir, aeronaves privadas. La molestia se extendió hasta la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) que le habría hecho saber a Presidencia su preocupación a través de una carta por el hecho de que la seguridad del Presidente la está manejando mayoritariamente Augusto Rodríguez, director de la UNP.
Rodríguez le confirmó a Noticias RCN que efectivamente el mandatario ha tenido que utilizar aviones privados por “fuga de información y seguridad”. Incluso, según ese medio, habría tenido que cambiar itinerarios a última hora, pues Petro y Rodríguez están en modo alerta —que rayan con lo paranoico, según le dijo a este diario una fuente cercana— por un posible plan para asesinar al jefe de Estado. Él mismo lo ha denunciado públicamente.
En contexto: La mala hora de Laura Sarabia: entre la salida de Alcocer y la llegada de Benedetti a la Casa de NariñoEntre las razones de los cambios de aviones presidenciales a aviones privados estaría que los de la FAC, según la UNP, son más fáciles de rastrear por organismos de inteligencia nacionales y extranjeros, lo que facilitaría que el mandatario fuera un “blanco fácil”.
Sin embargo, para la FAC representa un riesgo que en Colombia y en cualquier lugar del mundo, el presidente Petro no se transporte en aviones oficiales porque no pueden garantizar su seguridad. Quienes conocen de cerca a Petro aseguran que su personalidad, con o sin razón, siempre ha sido en exceso precavida y desconfiada, pero que además le molesta el exceso de protocolos y solemnidad que carga la figura presidencial. Para tomar precauciones al respecto, encomendó su seguridad a Augusto Rodríguez, de su absoluta confianza, quien ha reforzado su seguridad con escoltas que militaron en el M-19 y que tienen una edad mayor al promedio de escoltas.
Pero eso no ha gustado del todo en su círculo familiar. A finales de junio de este año, EL COLOMBIANO reveló que la Primera Dama, Verónica Alcocer, pidió el cambio de más de 30 escoltas de su seguridad que provenían de la UNP. Este diario habló con dos de ellos bajo reserva.
Aunque en los esquemas de protección es normal que periódicamente se produzcan ese tipo de cambios, entre otras cosas por seguridad de los protegidos y labores de contrainteligencia, lo que no es usual es que eleven denuncias a la Procuraduría por presunta extralimitación de funciones contra tres servidores públicos de la Policía encargados de la seguridad presidencial, entre ellos el coronel Carlos Alberto Feria.
Uno de esos vuelos privados, según se conoció hace varios días, habría sido con rumbo a la COP16, el evento internacional sobre biodiversidad realizado en Cali.
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Según conoció este diario, la UNP hizo un despliegue importante para garantizar la seguridad del jefe de Estado en esa ciudad. Esto incluyo, entre otras cosas, coordinación con varias dependencias de seguridad del Estado, más allá de Casa Militar y la Policía. Además, a través de la empresa privada INDRA contratada por la FAC, se utilizó el sistema “antidrón Crow” para proteger el cielo de ataques con drones, que es una amenaza latente, pues las disidencias de las Farc y otros grupos criminales ya utilizan esas armas.
Todos los temores sobre la seguridad del presidente y el enorme poder que tiene la UNP en su protección se vieron reflejados en la COP16. En el discurso del presidente Petro ante la comunidad internacional y los vallecaucanos que hicieron presencia, Augusto Rodríguez se ubicó detrás del atril junto a Laura Sarabia. Una presencia inusual y el encuentro de dos figuras que han librado una guerra fría al interior de Palacio que se disputan el poder del primer círculo del mandatario. Como lo ha contado este medio, Rodríguez representa un sector de exmiembros del M-19, junto al abogado Jorge Lemus, director de la Dirección Nacional de Inteligencia, que se opone a figuras como Sarabia y más recientemente, Armando Benedetti.
EL COLOMBIANO buscó a la FAC para conocer su versión y sugirieron preguntarle a Casa Militar. Por su parte, Augusto Rodríguez, director de la UNP —entidad a la que este diario ha investigado y publicado varias entregas sobre presuntas irregularidades— no respondió nuestras preguntas.Siga leyendo: Los alcances de los ex M-19 en las agencias de inteligencia del Estado