Tusi brutal: alerta en Medellín por las peligrosas mezclas con fentanilo que tienen alto poder de adicción

Después de que le sirvieran la comida, el ciudadano estadounidense Chase Patrick Dunlavey, de 40 años, se levantó de manera intempestiva de su silla y cayó al vacío desde el piso 11 del apartamento donde estaba en El Poblado. Según los reportes judiciales, este extranjero se encontraba bajo los efectos del fentanilo y se investiga si esto le habría provocado un estado de exaltación tal que lo habría hecho acabar con su vida. Esto ocurrió en medio de las denuncias por el incremento del consumo de esta sustancia opiácea mezclada con otras drogas, llegando a crear unas nuevas sustancias con alto consumo en el mercado.

La muerte de este extranjero ocurrió en la madrugada del pasado 14 de enero en un conjunto residencial del barrio El Vergel, en la comuna 14, en el suroriente de Medellín. Estaba dentro de este apartamento junto con la empleada doméstica que había contratado y con su pareja, a la cual había venido a conocer. Había llegado a la ciudad el 31 de diciembre.

El comandante de la Policía Metropolitana, general William Castaño Ramos, explicó que “lo que indicaba la mujer que estaba con esta persona es que supuestamente este señor estaba consumiendo sustancias alucinógenas, al parecer fentanilo. Ya queda por determinar exactamente cuál fue la sustancia que consumió, estamos esperando el dictamen de Medicina Legal”.

La situación de este norteamericano, de acuerdo con algunos expertos, no sería una situación aislada, en la que las personas, bajo los efectos de estupefacientes que habrían sido mezclados con fentanilo se intentan tirar de vehículos o de puentes de la ciudad.

Yonathan Forero, director de la Fundación Yonathan Forero No Más Drogas, relató que desde el año pasado le tocó evitar que dos personas se lanzaran al vacío en medio del efecto de estas sustancias estupefacientes, al parecer ambas después de haber mezclado fentanilo con sustancias como heroína o tusi (2CB).

“Un joven se lanzó uno de los puentes de La Minorista, pero afortunadamente se quedó enganchado del puente y conocí el caso de una chica que también a los dos tres días que pasó ese caso se autolesionó e intentó lanzarse de los puentes, de los túneles que hay por la Minorista. Sí, también logramos rescatarla”, explicó Forero.

También se conoció la historia de una joven que se movilizaba en un taxi y de forma intempestiva intentó lanzarse del vehículo a la vía, pero la puerta no le abrió. “Cuando le pregunté sobre lo que le había pasado, se mostró sorprendida por eso y me negó que hubiera intentado lanzarse, que todo era efecto de la droga”, relató el conductor sobre otro caso similar.

En Podcast: 2CB y Fentanilo, el peligroso coctel que se consume en Medellín

Para algunos expertos, la mezcla de sustancias con fentanilo puede generar una despersonalización, lo que puede llevar a que una persona atente contra su vida sin ser consciente de lo que está haciendo, como parte de los efectos de estas sustancias, que cada vez penetran más el mercado de consumo de alucinógenos.

“Es muy frecuente que esta mezcla de anfetaminas, metanfetaminas, ketamina o incluso tusi generen un estado de despersonalización, en el cual la persona realmente no sabe quién es, puede no orientarse y tener comportamientos que normalmente no son sus suyos, llevándolo a conductas de riesgo”, explicó Jorge Marín, médico especialista en toxicología clínica de la Clínica Soma.

Estos hechos no se incluyen dentro de las muertes propias por el consumo de fentanilo, que en Colombia ya ha provocado 30 decesos ocasionados por las fallas sistémicas que pueden producir su consumo adictivo y sobredosis, buscando tener un mayor efecto.

Pero para la fundación de Yonathan Forero No Más Drogas, la alerta es que la mezcla de distintas drogas con fentanilo es consumida por un público cada vez más joven, causando que estos se deterioren con mayor rapidez y generando una adicción más acelerada entre esta población.

“Estamos viendo más jóvenes todavía más de corta edad enganchados en el consumo del fentanilo con otras sustancias, lo que viene generando deterioro bastante fuerte en la ciudad de Medellín que nos preocupa a nosotros, que se ve muy poquita presencia de algunas entidades del Estado para evitarlo”, aseguró Forero.

Estas situaciones se presentan en medio de una innovación comercial por parte de las estructuras criminales, que desde el año pasado sacaron al mercado una sustancia que se conocería en el bajo mundo como “tusi brutal”, una mezcla de sustancias sintéticas, las cuales son potencializadas por este opiáceo.

Según se conoció, los efectos son tan fuertes que muchas personas ya hasta preguntan puntualmente por este tipo de mezcla o de lo contrario no lo compran.

“Tuve una paciente que estaba con una intoxicación por la sustancia. Ella dice que específicamente busca Tusi mezclado con fentanilo. Le dice al dealer o la persona que se lo distribuye que debe tener esta combinación porque ella busca ese efecto”, explicó el médico Marín.

De acuerdo con las investigaciones realizadas por los expertos, estas sustancias son producidas en distintas cocinas, las cuales se encuentran dentro de viviendas o en predios distantes, en los cuales se encargan de hacer las mezclas correspondientes y a partir de ahí crear una droga con mayor poder de adicción.

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Gran parte de estos efectos adictivos se logran porque, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, su efecto es 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más que la morfina.

“El fentanilo es un opioide que tiene unos efectos depresores por el sistema nervioso central, la sedación, pero principalmente una sensación de placer muy grande que tiene una determinada duración”, explicó el toxicólogo.

Incluso, desde la Policía Nacional señalaron que con una sola ampolleta de fentanilo incautado se pueden salvar entre 90 y 100 vidas, puesto que dos miligramos de fentanilo, que equivaldría a 10 granos de sal, pueden provocarle la muerte a una persona.

Luis Fernando Quijano, director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social (Corpades), señaló que el tusi brutal ha venido inundando el comercio en las calles de Medellín, como parte de un negocio que no es controlado en su totalidad por las estructuras del crimen organizado tradicional, que incluso aseguran que luchan contra su venta en sus territorios.

El fentanilo es una de las sustancias con mayor poder adictivo, tanto así que su comercialización de manera legal es restringida al público y solo se suministra en centros médicos, con controles, para evitar que esta sustancia sea usada como estupefaciente. Sin embargo, estos controles han sido insuficientes y algunas de las dosis terminan dentro del mercado negro de los criminales.

El Observatorio de Drogas del Ministerio de Justicia señaló que en Colombia no hay una producción química de esta sustancia por lo que solo se consigue mediante el desvío de dosis de los centros asistenciales o de la importación ilegal de la misma, proveniente, directamente, de México y Estados Unidos.

A raíz de estas importaciones ilegales y los efectos que viene generando la llamada “droga zombie”, entre 2018 y 2023, la Policía Nacional realizó 36 incautaciones en todo el territorio nacional, principalmente en Bogotá, Medellín, Pereira, Cartagena, Barranquilla y Villavicencio. En todos estos operativos antes de 2023 se encontraban menos de diez ampolletas, pero a partir de 2023 todo cambió y la cantidad de dosis halladas por procedimiento era cada vez mayor.

“A partir de 2023 se han presentado casos con cantidades más altas que oscilan entre las 100 y 280 ampollas de fentanilo, lo cual alerta a las autoridades sobre una posible combinación con drogas tradicionales”, señalaron desde la cartera ministerial en el informe sobre esta droga.

La primera alerta se presentó en Medellín cuando en febrero de 2023 se incautaron 60 ampolletas. La cantidad de incautaciones comenzó a incrementar paulatinamente, llegando a las 200 en Sampués, Sucre, en marzo de ese mismo año, y el 29 de julio de 2023, se incautaron 280 ampollas en Medellín cuando las autoridades interceptaron una encomienda que venía desde Soledad, Atlántico.

Pero el 8 de febrero del año pasado se realizó la incautación más grande hasta ahora de esta sustancia en Colombia, luego de que en Maicao, La Guajira, las autoridades encontraron más de 2.000 ampollas de fentanilo, de las cuales se desconoce si eran enviadas hacia Venezuela o estaba ingresando para ser distribuida en Colombia.

Aunque la principal presentación es en ampollas, también se consigue en pastillas o en forma de polvo, esta última luego de transformar el liquido mediante procesos químicos y de realizar las primeras mezclas para aumentar su peligrosidad.

“Uno de estos casos correspondía a una encomienda proveniente de Estados Unidos con destino a Itagüí – Antioquia, la cual contenía una sustancia en polvo de color habano al interior de un sobre de papel publicitario, por lo que se infiere que se trata de fentanilo de producción ilegal, por el lugar de procedencia y por su presentación en forma de polvo”, señalaron desde el Ministerio de Justicia.

A diferencia de la venta de marihuana y otras drogas, la venta del fentanilo y del tusi potenciado con este opiáceo, en muchos casos, no está bajo la tutela de las bandas tradicionales y en algunos sectores del Valle de Aburrá está prohibida su comercialización y quienes lo hagan pueden pagarlo hasta con sus vidas, de acuerdo con las amenazas de las estructuras que históricamente manejan el crimen organizado.

Ante esto salen a flote grupos de personas que se encargan de esta distribución, muchas veces entre los estratos altos de la ciudad y que son llamados los “pupy narcos”, por su apariencia y procedencia, que difiere mucho de los jíbaros tradicionales.

Incluso se menciona que quienes están detrás de este negocio no se dedican de lleno al mismo, sino que tienen empleos formales, ocultando así el negocio que les da la verdadera rentabilidad y desviando la atención de las autoridades y de las estructuras delincuenciales tradicionales que persiguen la venta de tusi y del mismo fentanilo.

Además su forma de venta no se hace recurrentemente en las calles, sino que explotan al máximo las redes sociales y las nuevas tecnologías para tener un contacto más personalizado con quienes desean consumir esta sustancia.

“Estas bandas han revolucionado el mercado de drogas al incursionar en el ámbito digital. Utilizan plataformas de redes sociales para ofrecer una variedad de sustancias, desde marihuana exótica y drogas comestibles hasta compuestos sintéticos altamente peligrosos, como el tusi brutal”, explicó Quijano.

Muchas veces aprovechan para coordinar la entrega en las viviendas de las personas y a través de estas plataformas ultiman detalles de precios y las cantidades que requieren, todo para minimizar los comunes riesgos que viven los jíbaros que están ubicados en las calles de los barrios.

Sin embargo, algunos expertos reconocieron que este negocio no solo estaría en manos de grupos minoritarios independientes de las bandas conocidas del Valle de Aburrá, sino que también habría algunas organizaciones consolidadas que estarían desafiando la directriz emitida por los líderes de La Oficina desde 2023 de no vender este tipo de droga.

Esta información ya está en manos de las autoridades, quienes ya se han salido de las investigaciones y los procedimientos tradicionales en las calles, para buscar a las personas que están inundando el mercado de las sustancias mezcladas con fentanilo y que están generando efectos y, presuntamente, muertes e intentos de suicidio como los ya relatados.

El secretario de Seguridad de Medellín, Manuel Villa Mejía, expresó que tienen “identificados algunos modelos criminales y económicos que hay detrás del tráfico de estupefacientes y lo que hay que dejar claro es que nosotros vamos detrás del tráfico de estupefacientes en todas sus condiciones y en toda su cadena criminal, no solamente frente a las plazas de vicio, sino frente a estos lugares donde se está concentrando la droga para su posterior distribución”.

Incluso, el general Castaño indicó que ya cuentan con avances investigativos que podrían permitir dar uno de los golpes más grandes contra las estructuras que estarían dedicadas específicamente a la venta de las drogas combinadas con el fentanilo.

La mezcla con fentanilo para dar origen al llamado tusi brutal solo es una de las muchas mutaciones que ha sufrido este estupefaciente sintético en Colombia, distanciándose radicalmente de la fórmula original que se creó en 1974 como tratamiento terapéutico y que para 1985 ya era vendida en Estados Unidos como una droga más como sustituto del éxtasis.

De acuerdo con el proyecto Échele Cabeza, la droga que se convirtió en la popularmente conocida como la cocaína rosada, es una feniletilamina psicodélica de mediana duración que tiene como verdadero nombre científico 4 bromo 2,5 dimetoxifeniletilamina, llamándose popularmente 2CB, que al mencionarse su nombre se le puso tusibi, ya resumido simplemente a tusi.

“El 2CB es una sola sustancia que produce efectos parecidos, pero no iguales a la combinación del LSD y el MDMA. Sus efectos son un poco psicodélicos y algo estimulantes; los principales efectos son el aumento en la energía corporal, dilatación de las pupilas, patrones visuales con los ojos abiertos y cerrados (tipo caleidoscopio), estimulación mental, introspección, ansiedad, confusión y pueden llegar a durar entre 4 y 8 horas según la dosis”, explicaron desde Échele Cabeza.

Pero la fórmula que se vende en Colombia no tiene nada que ver con esta droga, a tal punto que algunos extranjeros que vienen buscando 2CB, terminan consumiendo lo que sería un tusi a la colombiana, que no es más sino un preparado con base de sustancias como ketamina, MDMA, cafeína, colorante, edulcorante y, en ocasiones, un reducido de la receta original.

Todo depende de quien la prepare, ya que hay otros que le mezclan benzodiacepinas, oxicodona, fluoxetina y otros derivados opiáceos, convirtiendo esto en un peligroso cóctel.

Sin embargo, actualmente el fentanilo le da una nueva potencia a este nuevo producto que se ha vuelto cada vez más codiciado por sus consumidores, según explicaron varios conocedores de este mercado, indicando que actualmente, en todas sus gamas, puede haber hasta más de 43 marcas.

Pero las nuevas mezclas de tusi, reforzadas con altas dosis de fentanilo, se habrían vuelto una de las más codiciadas en el mundo, tanto así que ya habría encargo para las estructuras desde México, Estados Unidos y Venezuela, llegando incluso a pedir a los llamados “cocineros”, para que les produzcan directamente en sus países y no tener que hacer un tráfico transnacional.

“Delegados del crimen organizado venezolano provenientes de Maracaibo llegaron a Medellín para cerrar un negocio de más de 20 kilos de tusi brutal. Posteriormente, contrataron «cocineros» locales para trasladarlos a Venezuela, donde continuarían la producción del narcótico, demostrando el creciente alcance y sofisticación de estas redes criminales”, concluyó Quijano.

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