Medellín vivió un inesperado revés con la cancelación del concierto de Shakira, evento que se perfilaba como el hito cultural del año para la ciudad. La noticia, adelantada en primicia por EL COLOMBIANO y confirmada oficialmente por los organizadores el pasado viernes, tomó por sorpresa a miles de fanáticos, turistas y comerciantes que ya habían hecho inversiones significativas para la fecha. La razón oficial que dieron las empresas Páramo y Ocesa fue un problema técnico con la estructura del escenario que ponía en riesgo la seguridad del encuentro.
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Más allá de la decepción de los seguidores de la barranquillera, la cancelación dejó un impacto económico devastador en Medellín. Según estimaciones de Asoeventos, gremio de la industria de eventos en Colombia, el concierto representaba una inyección económica de $14.000 millones, beneficiando a sectores clave como turismo, transporte, gastronomía y comercio, pues se esperaba que 48.000 personas asistieran, muchas de ellas provenientes de otras ciudades e incluso de otros países.
Sin embargo, lo que iba a ser una celebración masiva terminó en incertidumbre para todos los implicados que invirtieron dinero en mercancía y logística con la expectativa de un alto retorno económico. Por ejemplo, bares y restaurantes cercanos al Estadio Atanasio Girardot se abastecieron con productos y contrataron personal adicional, mientras que las aerolíneas registraron un aumento en la compra de tiquetes hacia Medellín en los días previos al evento. Ahora, todos enfrentan pérdidas millonarias.
¿Qué consecuencias trae para Medellín esta cancelación? ¿Quiénes son los más afectados? ¿Hay medidas para mitigar el impacto económico negativo?
La cancelación del concierto de Shakira en Medellín desató un efecto dominó que afectó directamente a distintos sectores que esperaban beneficiarse, ya que la expectativa era alta: se habían vendido 48.000 boletas, los hoteles reportaban una ocupación superior al 85% en la semana previa al concierto, con un incremento del 35% en comparación con el mismo periodo del año anterior, según Cotelco, y el comercio local se preparó con inventarios elevados. No obstante, en menos de 48 horas la ciudad pasó de la euforia a la preocupación.
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Uno de los sectores más golpeados fue el entretenimiento nocturno y la gastronomía. Según el presidente de Asobares, Juan Pablo Valenzuela, la cancelación significó un duro golpe para los bares y discotecas que habían creado estrategias comerciales alrededor del concierto. “Nos deja fuera de base. Habíamos diseñado promociones, eventos temáticos y hasta tributos a Shakira para aprovechar la afluencia de turistas, pero con la cancelación todo se cae y la inversión se pierde”, aseguró.
El gremio de eventos también resintió el impacto. La presidenta de Asoeventos, Andrea Zuluaga, resaltó que el problema no solo radica en el dinero perdido, sino en la incertidumbre que este episodio deja para futuros espectáculos en la ciudad: “Cuando se cancela un evento de esta magnitud, la confianza de los promotores y del público se ve afectada. Es fundamental que la ciudad refuerce su planificación y logística para evitar que esto se repita”.
Otro sector afectado fue el del transporte aéreo. Avianca y otras aerolíneas registraron un aumento del 50% en la compra de tiquetes hacia Medellín, según cifras de la agencia Despegar, pero con la cancelación del concierto cientos de viajeros se vieron obligados a modificar sus planes, lo que generó un aluvión de reclamos por costos adicionales.
Más allá del impacto en el turismo, la noticia golpeó directamente a comerciantes, vendedores ambulantes y pequeños empresarios que invirtieron en insumos con la expectativa de un alto retorno, pero lo que debía ser un fin de semana de grandes ganancias se convirtió en incertidumbre financiera.
En los alrededores del Atanasio Girardot, la Red de Venteros del Estadio estima que cerca del 50% de los vendedores realizó compras adicionales para abastecerse con productos alusivos a la artista y alimentos para la jornada.
Alexander Ramírez, vocero de esa organización, dijo que varios vendedores recurrieron a préstamos para ampliar su inventario: “Muchos compañeros compraron camisetas, gorras, balacas y comida pensando en la venta masiva. Ahora están tratando de negociar con los proveedores para devolver parte de la mercancía o al menos recuperar una fracción de lo invertido”, afirmó.
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La situación es aún más compleja para quienes adquirieron productos perecederos. “Algunos compraron grandes cantidades de alimentos y bebidas para el día del concierto. Ahora intentan venderlos rápidamente para evitar pérdidas totales”, agregó.
Cabe mencionar que, ante la situación, la Red de Venteros planea radicar un documento ante la Alcaldía de Medellín para exigir la creación de una Mesa de Conciertos que garantice condiciones y compensaciones en casos de cancelaciones.
Para miles de seguidores de Shakira, asistir a su concierto en Medellín no era solo cuestión de comprar una boleta: representaba la oportunidad de ver a su ídolo después de años de espera, planear un viaje especial y compartir la experiencia con amigos y familiares, por lo que su cancelación a última hora frustró esa ilusión y dejó a muchos, no solo con los crespos hechos, sino con gastos irrecuperables en vuelos, hospedajes y alimentación.
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Desde días antes, en el Aeropuerto José María Córdova se veían camisetas con la imagen de la cantante y grupos de fans que llegaban de diferentes partes del país. Una de ellas fue Michelle Obando (@michelleobandoc), quien contó en la red social X (antes Twitter) que viajó con su grupo de amigos desde Bogotá, Cali, Pasto y Tumaco exclusivamente para el concierto. “Alquilamos un apartamento, algunos pagaron tiquetes extra por la reprogramación —del domingo al lunes— y ahora cancelan todo. Es una falta de respeto”, comentó.
Ante este panorama, las aerolíneas intentaron ofrecer alternativas, pero no lograron cubrir el impacto total. Avianca, por ejemplo, habilitó cambios de fecha sin penalidad para quienes viajaban entre el 22 y el 24 de febrero, con la salvedad de que los pasajeros deben asumir cualquier diferencia tarifaria. “Sabemos que miles de viajeros han esperado por décadas para este concierto. Por eso, honramos nuestro compromiso con nuestros clientes y protegeremos sus viajes para que puedan cumplir el sueño de ver a Shakira”, afirmó Ana María Copete, directora de Desarrollo Comercial de la compañía.
Como el sector hotelero también siente el coletazo de la cancelación, algunos establecimientos permitieron a sus clientes cambios en las reservas, pero otros aplicaron sus políticas de no devolución.
Desde la tarde del viernes, las plataformas digitales explotaron con quejas contra la organización del concierto, culpándola de todos los desencadenantes: “Una logística desastrosa y una empresa que deja mucho que desear. ¿Por qué, si desde ayer conocían los supuestos problemas en el montaje, esperaron hasta hoy a esta hora? ¿Por qué mantuvieron habilitada la plataforma para que la gente siguiera comprando boletas? Una cantidad enorme de personas han perdido dinero en reservas de hoteles y tiquetes. Esto ya venía mal desde antes, con solo dos stage, lo que llevó a un primer aplazamiento y ahora a una cancelación tardía. Incompetentes. Afectan la imagen de Shakira por haberlos elegido”, anotó el usuario de Instagram Daniel Villegas (@dvillegasfranco).
“Primero corren la fecha, pagamos penalidad por correr el vuelo y hotelería una noche más, para que ustedes nos salgan con esto, no saben la desilusión tan grande”, escribió Sofía Varón (@sofiavaronag) en la misma red social, mientras que algunos incluso amenazaron con demandar a Páramo: “Necesitamos un abogado bien aleta que monte una demanda conjunta... ¿Quién?”, expuso José Augusto Zuluaga Ospina (@josedust).
Pero todo el embrollo aún deja una pregunta sin resolver: ¿quién es responsable del fallo en el montaje que causó la cancelación del concierto?
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De acuerdo con información oficial de los organizadores, el problema surgió en la estructura del techo del escenario, un componente crítico que debía soportar el peso de luces, pantallas y otros elementos de producción. Una fuente cercana a Shakira le explicó a EL COLOMBIANO que el equipo de producción de la cantante no tuvo ninguna participación. “Shakira tiene su propio grupo de producción, que solo recibe la tarima ya armada con todas las especificaciones técnicas listas. Ellos estaban con ella en Barranquilla y no tenían nada que ver con el montaje en el Atanasio Girardot”, aclararon.
Es decir, la responsabilidad recae en los organizadores y promotores del evento en Colombia, ya que Live Nation, compañía encargada de la gira a nivel internacional, delega la organización en cada país a promotores locales y, en este caso, Páramo asumió la logística del espectáculo en la capital antioqueña. Sin embargo, hasta el momento, no se ha revelado públicamente cuál fue la empresa específica encargada del proceso ni qué errores técnicos llevaron al colapso parcial de la estructura.
¿Cuál fue la cronología de los hechos? Tal y como confirmaron a este medio fuentes cercanas a la producción, el daño en el techo se detectó en la madrugada del viernes 21 de febrero, pero la información no se divulgó de inmediato. Intentaron evaluar soluciones técnicas, pero al final se concluyó que no era seguro continuar con el montaje, por lo que Shakira fue informada del problema solo después de su primer concierto en Barranquilla, cuando ya no había opciones viables para solucionar la falla estructural.
Por otro lado, a pesar de que Páramo y Ocesa publicaron un comunicado confirmando la cancelación, la falta de información técnica detallada ha generado especulaciones sobre las causas del incidente y varias preguntas quedan en el tintero; en realidad, no hay un pronunciamiento oficial que explique los detalles de qué ocurrió, si hubo fallas en la supervisión del montaje, fue un error en el diseño estructural, o si se trató de un problema de materiales.
Asimismo, las consecuencias legales y contractuales de la cancelación también están en el aire. Si bien Shakira y su equipo de producción no tienen responsabilidad directa en lo sucedido, la relación entre Live Nation, Páramo, Ocesa y la empresa contratada para el montaje podría derivar en sanciones o disputas económicas, además como en el mundo de los espectáculos, los contratos suelen incluir cláusulas sobre fallos técnicos y responsabilidades en caso de cancelaciones, es posible que la empresa responsable del montaje deba enfrentar penalizaciones por incumplimiento.
Ante este panorama, la presidenta de Asoeventos advirtió que incidentes como este pueden debilitar la confianza de promotores y artistas en la infraestructura de la ciudad. “Este no es solo un golpe económico, es un golpe a la credibilidad. Medellín ha demostrado ser un destino de eventos de primer nivel, pero para mantener esa reputación es fundamental garantizar que no haya fallas de este tipo en el futuro”, señaló.
Como era de esperarse, la incertidumbre sigue latente en Medellín: mientras fanáticos, empresarios y sectores afectados intentan recuperarse del impacto de la cancelación, los organizadores del evento trabajan en encontrar una nueva fecha para el concierto, pues aunque Páramo y Live Nation aún no han hecho un anuncio oficial, fuentes cercanas a la producción han señalado que la reprogramación del espectáculo podría darse en septiembre de 2025.
Y es que es entendible la cautela de Páramo al anunciar nueva fecha, debido a que la reprogramación depende de múltiples factores. Primero, se debe garantizar que la infraestructura del Atanasio Girardot esté en condiciones óptimas para recibir el montaje del escenario. Segundo, Shakira y su equipo deben coordinar la nueva fecha dentro de su agenda de gira, lo que requiere negociaciones con Live Nation.
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Por otro lado, la incertidumbre afecta a quienes ya habían comprado sus boletas. Eticket.co, empresa encargada de la venta de entradas, informó que los clientes pueden solicitar la devolución del dinero o esperar la reprogramación del evento: “Acompañamos a todas las personas afectadas y asumimos nuestra responsabilidad para la devolución del dinero a aquellas que, desafortunadamente, no puedan asistir a la fecha si se reprograma. Se podrá reclamar la devolución del dinero a través de nuestra plataforma”. No obstante, muchas personas prefieren tener una confirmación de fechas antes de tomar una decisión.
El gremio del entretenimiento y el turismo ven la posible reprogramación como una oportunidad para mitigar las pérdidas económicas. La presidenta de Asoeventos, destacó la importancia de recuperar la confianza del público. “Si la nueva fecha se confirma pronto y se maneja con transparencia, podemos hacer que la gente vuelva a Medellín para disfrutar del show. Pero es clave que haya una planificación impecable”, concluyó.