Deyanira Gómez Sarmiento, expareja de Juan Guillermo Monsalve, fue la segunda testigo de la Fiscalía en el juicio que se adelanta contra el expresidente Álvaro Uribe por los delitos de soborno a testigos y fraude procesal.
La mujer acudió a la audiencia desde el exilio –en el que permanece hace 7 años por aparentes amenazas contra su vida–, habló de cómo conoció a Juan Guillermo Monsalve y entregó detalles de una prueba que es fundamental en este proceso: los relojes espía.
Esos artefactos fueron usados por Monsalve para grabar las conversaciones con Diego Cadena –quien era apoderado del expresidente Uribe– y en las que le habría ofrecido al señalado paramilitar prebendas a cambio de acomodar su testimonio en favor del líder natural del Centro Democrático.
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Gómez es médica de profesión y para el año 2011 consiguió trabajo en la cárcel La Picota de Bogotá. Allá estaba internado Juan Guillermo Monsalve, quien ya pagaba una condena de 40 años por concierto para delinquir, secuestro extorsivo y porte ilegal de armas.
La relación, inicialmente, fue de médico-paciente y después terminaron “enamorados” en un vínculo que, dijo ella, se extendió por seis años. Ese amor, precisamente, convirtió a Deyanira en un eslabón fundamental del caso. Afirma ser testigo de las aparentes presiones que recibió su expareja para torcer el testimonio y se convirtió en una mediadora entre el denominado “testigo estrella” con los abogados y la misma Corte Suprema de Justicia. Este miércoles fue interrogada y contrainterrogada por más de 9 horas.
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“Juan Guillermo me llamó un día y me dijo que había una situación bastante importante y que necesitaba registrar para él quedar con pruebas. Le dije que qué estaba pasando. Él me dijo que estaba siendo solicitado por parte de un abogado que se presentó como el abogado del señor Álvaro Uribe Vélez, que debía hablar con él y que él necesitaba tener cómo soportar lo que se iba a hablar en esa reunión, tener como una grabación. Yo le dije que iba a buscar con qué podía hacer la grabación”, señaló Gómez.
Es que Juan Guillermo Monsalve es hijo del mayordomo de la hacienda Guacharacas, propiedad de los Uribe Vélez y ha insistido –durante la última década– en que el expresidente, junto a su hermano Santiago Uribe, ayudaron a fundar el Bloque Metro de las Autodefensas.
Deyanira confirmó que la reunión de Monsalve-Cadena tenía como objetivo lograr que el testigo se retractara de las afirmaciones que había hecho sobre el expresidente. Entre los beneficios que iba a recibir a cambio, dijo, estaba la aparente oportunidad de aterrizar en la JurisdicciónEspecial de Paz (JEP).
La pareja, entonces, se propuso encontrar un mecanismo para grabar la conversación con el abogado Cadena. “Busqué por internet y encontré una tienda espía donde venden múltiples objetos, como gafas, esferos, relojes que sirven para ese tipo de eventos. Entonces, encontré lo más fácil para él que era un reloj porque es normal que los presos lo puedan utilizar dentro de la cárcel y se compró el reloj espía”, añadióGómez.
El artefacto costó entre 500.000 y 1.000.000 de pesos. Deyanira lo hizo llegar a Monsalve a través del abogado Héctor Romero.
“Era la palabra de un delincuente contra la de un abogado y un expresidente”, dijo la mujer sobre la necesidad de registrar las conversaciones.
La reunión entre Cadena y Monsalve ocurrió días después. El reo ya había sido capacitado en el manejo del reloj. Después de una visita conyugal –y aprovechando que a la salida del penal los controles eran más flexibles– Deyanira logró extraer el reloj y trasladó la información a una memoria USB: llevó la copia de los audios y los videos a la Corte Suprema de Justicia y los recibió el magistrado José Luis Barceló. Durante el interrogatorio, la Fiscalía le solicitó a Deyanira que precisara cuántos relojes espía había comprado para Monsalve, a lo que ella respondió que fueron dos, adquiridos en momentos distintos.
Con el segundo reloj, Juan Guillermo grabó una conversación con Enrique Pardo Hashe, en la que este último le habla de los beneficios de cambiar su testimonio a favor de Uribe, según Deyanira. La mujer reconoció que se quedó con ambos y nunca los entregó a la Corte: solo hizo llegar copias de las grabaciones, según le reconoció al abogado defensor del expresidente, Jaime Granados.
Monsalve creía que querían envenenarlo o que iban a atentar contra su vida por negarse a cambiar su versión. Por eso la mujer pidió autorización para ingresar una nevera, una licuadora y una sanduchera a la celda.Dijo que quería evitar un atentado.
En medio de las aparentes presiones del abogado Cadena, el preso de Monsalve le pidió a Deyanira que buscara al senador IvánCepeda.
“Yo pasé muchos escritos como la esposa de Juan Monsalve y no pasó absolutamente nada. Entonces por eso fue que Juan me dice, hable con el senador Iván Cepeda, cuéntele mi problema, para que si él me ayude”, narró. Deyanira sostuvo tres reuniones con el senador Cepeda, mientras que Monsalve tuvo cerca de nueve encuentros con él. Gracias a la información que el recluso poseía sobre Uribe, el senador Cepeda asumió su causa y desde entonces ha realizado diversas gestiones para salvaguardar su vida. Consiguió que Monsalve fuera trasladado a una casa fiscal, entre otros beneficios.
Jaime Granados, abogado defensor, ha sido insistente en poner en duda la veracidad de las versiones entregadas por Deyanira Gómez.
De hecho, durante el contrainterrogatorio, advirtió a la audiencia que la testigo estaba incurriendo en “inumerables contradiciones de tiempo, modo y lugar” frente a las declaraciones que había rendido ante la Corte Suprema de Justicia, luego ante la Fiscalía y ahora en el juicio.
“Es claro que la testigo no quiere contestar.Está siendo evasiva. (...) Por eso le pedí que refrescara memoria, si no voy a tener que impugnar su credibilidad y colocar de viva voz lo que usted dijo. No quiero hacerla pasar por eso necesariamente cuando pudo refrescar memoria”, dijo Granados.
En varias ocasiones, el defensor tuvo que mostrarle a la mujer documentos que ella misma había redactado –con aparente lenguaje que solo usan los abogados– y que ella no lograba recordar. Uno de los cuestionamientos tiene que ver con los relojes. Pues la mujer los habría tenido almacenados durante varios meses antes de hacer llegar copia de la información a la Corte Suprema. Un informe técnico elaborado por la oficina de Granados advirtió que la grabación de los relojes habría sido manipulada y que esos relojes –donde reposaba el archivo original– fueron manipulados al punto de que no se podían revisar completamente. Cuando acabó el contrainterrogatorio de Granados, la palabra volvió a la fiscal, Marlene Orjuela, quien preguntó a Deyanira por qué no entregó los relojes espía a la Corte.
“Había algo muy importante para Juan (Monsalve): guardar y preservar esa información, ya que para él era algo que podía darle seguridad”, puntualizó.
La audiencia fue suspendida hacia las 5:47 de la tarde de ayer y se reanudará hoy a las 8:30 de la mañana. El turno para declarar lo tiene Juan Guillermo Monsalve, considerado el testigo estrella en este caso.