El muelle de Miramar, en la provincia panameña de Colón, vive un fenómeno inusual. Olas de migrantes llegan hasta allí, pero no desde Colombia o Suramérica, esta vez vienen desde el centro del continente o de Norteamérica, deshacen sus pasos, retornan.
Este jueves, más de 200 migrantes, en su mayoría venezolanos, abordaron lanchas con destino a Necoclí, en el Urabá antioqueño, en un esfuerzo por regresar a sus países de origen.
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Este movimiento en masa se explica como respuesta a las recientes políticas antimigratorias implementadas por Estados Unidos, que han dejado a miles de migrantes varados en su travesía hacia el norte por temor a no poder cumplir con su objetivo de ingresar al país.
“Nuestra travesía es dura otra vez; nos extorsionan, nos roban. La misma historia de cuando uno sale de Venezuela es salir de México para acá”, relató a AFP Francisco, un venezolano de 31 años que compartió su experiencia mientras esperaba abordar una de las lanchas en Miramar.
Sus palabras son el testimonio de las dificultades y el agotamiento de quienes se ven obligados a emprender el peligroso retorno luego de haber hecho el mismo camino esperando huir de las adversidades económicas y de seguridad de su país.
En las últimas semanas, aproximadamente 2.200 migrantes han sido retornados, en su mayoría desde México, según declaraciones del presidente José Raúl Mulino, pues todos vuelven a Panamá para luego cruzar a Colombia.
“Estamos muy compenetrados en colaborar, sobre todo con nuestro otro vecino que es Costa Rica... han entrado 2.200 personas del norte para el sur”, afirmó Mulino en una conferencia de prensa.
La ruta marítima desde Miramar hacia Necoclí, municipio del departamento de Antioquia, ha ganado popularidad recientemente, especialmente después del trágico naufragio de una lancha que partió de Cartí, una comarca indígena de Guna Yala en Panamá, donde una niña perdió la vida.
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Ante este incidente, las autoridades indígenas solicitaron al Gobierno y a organismos internacionales ayudarles para organizar el flujo migratorio y suspender la llegada masiva por su territorio ancestral, debido a la falta de infraestructura para atender a tantas personas.
El retorno por mar se ha convertido en la opción más viable para muchos migrantes que desean evitar la peligrosa selva del Darién, lugar por el que miles de personas han transitado para llegar hasta Norteamérica.
La selva del Darién es conocida por ser una jungla espesa, agreste, con animales peligrosos y con la presencia de grupos armados, lo que la convierte en una de las rutas más peligrosas para los migrantes.
“Aquí voy para atrás otra vez, una decepción, tenía esperanza de darles una mejor vida a mis hijas, pero bueno, no se pudo”, dijo Darwin González, un venezolano de 46 años que también se encontraba en Miramar.
El costo del retorno es igual de elevado al del viaje de ida. Solo el trayecto en lancha hacia la frontera colombiana asciende a unos 250 dólares. Milagros Rubio, de 44 años, quien junto a tres familiares, detalló: “Hemos gastado como casi 2.000 dólares más o menos para regresar y economizando. O sea, comiendo una sola comida al día, comiendo pan, refresquito, galletita”.
Las cifras oficiales indican que más de 300.000 migrantes, provenientes de diferentes partes del mundo, cruzaron la selva del Darién en 2024. Aunque la cifra es grande, evidencia una disminución del 42% en comparación con 2023, cuando se registró un récord de 520.000 personas atravesando esta peligrosa ruta. En lo que va de 2025, han transitado hacia el norte 2.633 migrantes, lo que representa una significa del 96% respecto al mismo período del año anterior. Si las cosas siguen igual, podría tenerse una cifra mayor de migrantes que crucen la ruta realizando un retorno.
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Según Kristi Noem, secretaria de Seguridad de Estados Unidos, el 22 de febrero de 2025 se detuvieron solo 200 personas en la frontera entre Estados Unidos y México, la cifra diaria más baja en 15 años. Lo que da indicios de que el retorno de migrantes por el Darién se trata de personas que tenían como destino el país norteamericano.
El Gobierno panameño ha anunciado que está “haciendo esfuerzos muy concretos” para facilitar el retorno de migrantes a sus países de origen. Panamá estableció una alianza con el Gobierno de Trump para frenar los flujos migratorios y evitar que las personas atraviesen el Darién.
El Gobierno de Moulino, anunció que espera que Colombia apoye a los migrantes venezolanos, que representan la mayor parte de la población que retorna, para llegar hasta la ciudad de Cúcuta, fronteriza con Venezuela, facilitando así su retorno al país.
Tal tarea parece estar ejecutándose de forma eficiente. Ahora la duda es si Colombia estará prepara para recibir esta migración en sentido inverso, teniendo presente que el municipio de Necoclí, destino clave donde convergen migrantes de todo el mundo, asegura que el Gobierno Nacional le adeuda $2.500 millones de pesos que invirtió en la atención a población migrante en años anteriores.