Juan Guillermo Monsalve tiene 47 años y, a veces, le cuesta hilvanar un discurso. Estudió hasta los 12 años porque tuvo que salir a buscar el jornal. Sobre sus hombros pesa una condena de 40 años en prisión por varios delitos y este jueves sacó a la luz un testimonio que el país político y judicial ha esperado durante la última década.
El hombre se convirtió en el tercer testigo de la Fiscalía en el juicio que se adelanta en contra del expresidente Álvaro Uribe por los delitos de soborno a testigos y fraude procesal.
Al interrogatorio –que se extendió por 7 horas– Monsalve acudió de saco negro, camisa y con la indicación clínica de pararse cada hora a tomar medicamentos cardíacos. Entregó detalles de sus inicios en la vida criminal, de sus trabajos en la hacienda Guacharacas y de las maniobras que usó para dejar en evidencia las supuestas presiones que recibió para torcer su testimonio y, con eso, beneficiar aparentemente al líder natural del Centro Democrático.
Era 1986 cuando la familia Monsalve Pineda arribó a la hacienda Guacharacas –propiedad de los Uribe Vélez– para trabajar como administradores de esa tierra atravesada por el río el Nus entre los municipios de Maceo y Yolombó (Antioquia).
“Yo tenía ocho años cuando entramos a la hacienda y ya para el 90 me salí de estudiar y me puse a trabajar”, recordó Monsalve en el testimonio entregado a la audiencia.
El testigo era todavía un niño cuando supuestamente presenciaba el arribo, cada 15 días, de Santiago Uribe (hermano del expresidente) a la Hacienda para cuadrar el pago de los 56 trabajadores de esa tierra. En una de esas, arrimó y le pidió un cupo al ganadero para poder jornalear.
“La profesora Rosario y mi mamá (Luz María Pineda) no querían que yo me saliera de estudiar y hablaron con él (Santiago). Entonces, él dijo que si yo quería trabajar, pues que él me ofrecía trabajo. Me salí de estudiar y empecé a trabajar en la Hacienda a la edad de los 12 años”, relató.
El conflicto se recrudeció en Guacharacas cuando Rodrigo Granda, comandante guerrillero, se apoderó de un lote y amenazó con asesinar a los trabajadores que se quedaran en el predio.
“A los 6 meses quemaron la hacienda y a los días mataron a un trabajador que era amigo mío, se llamaba Tobías”, recordó.
El testigo hizo referencia a la toma del Frente Bernardo López Arroyave del ELN a la Hacienda Guacharacas, el 2 de enero de 1995. Ese día se robaron 600 cabezas de ganado, caballos de paso fino y quemaron la casa principal.
Después de esos hechos, dijo el testigo, hubo varios desplazamientos forzados de los labriegos. “Éramos 54 trabajadores, varios solteros, y Santiago (Uribe) me mandó a llamar a Medellín, a un edificio, a que volviéramos allá a trabajar. No quisimos, no quise”, añadió.
Monsalve se mantuvo en su versión de que Guacharacas fue el epicentro para que se fundara el Bloque Metro de las Autodefensas, estructura paramilitar que alcanzó a hacer presencia en 45 municipios de Antioquia –incluido Medellín– entre 1996 y 2002.
Fue una respuesta ilegítima a la extorsión y secuestro que empleaban el ELN y el Frente 36 de las FARC contra los ganaderos y empresarios del Oriente, Nordeste yMagdalena Medio de Antioquia.
En 1996 el testigo decidió regresar a trabajar en Guacharacas y se encontró que en la zona ya patrullaba un grupo de 30 hombres que se autodenominaban las “Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá”.
El supuesto grupo de vigilancia estaba compuesto por 30 hombres armados que provenían del Urabá y eran comandados por alias Beto.
“Nosotros patrullábamos con los brazaletes de ellos. La orden era acabar con todo lo que fuera guerrilla”, añadió Monsalve. Los patrullajes, afirmó, se extendieron a los corregimientos de El Rubí, Cuatro Esquinas y La Soledad. Alcanzó a combatir al ELN.
Monsalve detalló que esa organización armada empezó a tomar mayor relevancia cuando la comandancia fue asumida por Carlos Mauricio García, alias Doblecero, un excapitán delEjército y mano derecha del clan Castaño. En 1998, el grupo fue bautizado como el “Bloque Metro”.
–¿Cuántos hombres tenía el Bloque? –preguntó la fiscal del caso, Marlenne Orjuela.
–Para el año 2000 eran como 1.500 hombres –respondióMonsalve.
En este punto la Fiscalía decidió liberar la entrevista que le hizo el senador Iván Cepeda a Juan Guillermo Monsalve el 16 de septiembre de 2011 en la cárcel de Cómbita (Boyacá) y que fue la génesis de este proceso judicial.
–¿Quiénes integraban el Bloque Metro? –se le escuchó a Cepeda.
–Jota, el señor Luis Villegas, el hermano Santiago apoyó mucho con los militares. Santiago era el que estaba por ahí pendiente y Álvaro Uribe, que era el que coordinaba lo militar –añadió.
Pese a esa mención directa, el testigo le afirmó a la Fiscalía que nunca conoció directamente al expresidente Uribe Vélez y que solo se topó con él en un evento de campaña política y en la inauguración de una cooperativa en el corregimiento de San José delNus (San Roque, Antioquia).
–¿Por qué manifestó en la entrevista con el señor Cepeda que Álvaro Uribe tenía relación con las Autodefensas?
–Una vez la guerrilla nos retuvo, después llegó Luis Alberto Villegas y llamó a Álvaro Uribe y le dice que la seguridad que teníamos no era suficiente. Entonces, de una vez, mandaron unas cuatro veces el helicóptero con las tropas. Además, estábamos abriendo la finca que era de él –respondió Monsalve.
Villegas es oriundo del municipio de San Roque y su nombre estuvo vinculado al paramilitarismo, pero todas las investigaciones terminaron por absolverlo. Sobre este punto, el expresidente Uribe se refirió al final de la jornada.
“Siempre, como presidente o gobernador de Antioquia, que las comunidades me llamaban por problemas de seguridad, lo que hacía, y era lo lógico, era enviar las tropas del Ejército”, señaló el exmandatario.
El otro aparente vínculo que Monsalve expuso de Uribe con las Autodefensas tiene que ver con la orden que recibió de borrar unos grafitis.
“El 25 de noviembre de 2001 había unos letreros pintados con ‘AUC, Álvaro Uribe a la presidencia’ y yo recibí la orden de borrarlos porque perjudicaba la imagen”, señaló el testigo.
Jaime Granados –abogado del expresidente, que tendrá su oportunidad de contrainterrogar hoy– ha intentado desmentir este testimonio de Monsalve porque el preso no aparece, siquiera, en los listados de Justicia y Paz, jurisdicción creada para el sometimiento de los paramilitares.
El hombre relató que para 2011 tenía información sobre unas fosas en las que paramilitares habían dejado a los pasajeros que se movilizaban en un taxi en zona rural del municipio de San Roque. Añadió que intentó contarle al fiscal 45 de Justicia y Paz de Medellín para que ubicaran los restos.
“Me trasladaron a Medellín y el fiscal encendió la cámara. Apenas empecé a contar mi paso por el Bloque Metro y lo de la hacienda Guacharacas, apagaron la cámara, no tomaron testimonio y me devolvieron a la cárcel de Cómbita. Me dijeron que mi testimonio ya no iba a ser tenido en cuenta”, relató el testigo.
A partir de allí, dijo, empezó a temer por su seguridad y buscó al senador Iván Cepeda para encontrar algunas garantías. Lo hizo a través de una abogada cuyo nombre no logró recordar completamente.
Monsalve –condenado a 40 años de prisión por concierto para delinquir, secuestro extorsivo y porte ilegal de armas– detalló que las declaraciones a Cepeda valieron para ser objeto de múltiples amenazas contra él, sus 7 hijos y su expareja, Deyanira Gómez.
Dijo, por ejemplo, que el 24 de marzo de 2012 fue víctima de una agresión por parte de dos internos mientras pagaba reclusión en la cárcel de Cómbita de Boyacá; supuestamente le dijeron que lo agredían “por sapo”.
Una de las gestiones del senador Iván Cepeda para salvaguardar la vida del preso tuvo que ver con su traslado de Cómbita a la cárcel La Picota de Bogotá.
En el patio que le asignaron coincidió con Rodrigo Pardo Hasche, un preso que entre noviembre de 2017 y febrero de 2018 insistió para que sostuviera una reunión con el abogado Diego Cadena, para entonces defensor del expresidente Álvaro Uribe.
“(Hasche) Me decía que si yo era paraco, ¿qué hacía apoyando a un guerrillero? Que tenía que apoyar a Uribe”, dijo.
Fue por eso que el 21 de febrero de 2018 se comunicó con su pareja de entonces, Deyanira Gómez: una médica que había conocido en prisión. Le insistió en la necesidad de grabar el encuentro con el abogado Cadena.
La mujer decidió comprar un reloj espía –que le costó entre 500.000 y 1.000.000 de pesos– y lo ingresó a la prisión a través del abogado Héctor Romero. Un día después, Monsalve se sentó con el abogado del expresidente y el preso Enrique Pardo Hasche.
“Querían que cambiara mi testimonio de lo que había hablado en la entrevista con el senador Iván Cepeda”, añadió Monsalve.
Entre las prebendas que habrían ofrecido se evaluó la posibilidad de que el señalado paramilitar aterrizara en la Jurisdicción Especial de Paz, pero al no encontrar camino jurídico, le habrían ofrecido una posible revisión de sus sentencias.
Después de una visita conyugal –y aprovechando que a la salida del penal los controles eran más flexibles– Deyanira logró extraer el reloj y trasladó la información a una memoria USB: llevó la copia de los audios y los videos a la Corte Suprema de Justicia y los recibió el magistrado José Luis Barceló.
Monsalve detalló que el 23 y 26 de marzo de 2018 el abogado Diego Cadena volvió a presentarse en la cárcel La Picota. La intención era la misma. Lograr una retractación.
Allí Monsalve, aparentemente, cedió y se acordó escribir una carta con la ayuda de Pardo Hasche.
“En la carta había que pedirle perdón por mis declaraciones a los hermanos Uribe. Me la ayudó a elaborar el señor Pardo Hasche en la celda que tenía asignada. La carta se la entregué a Deyanira para que la radicara a la Corte”, dijo.
En este punto la Fiscalía liberó una carta, con fecha del 2 de abril de 2018. En ella el testigo hace una retractación ante la Corte Suprema de Justicia y, al final, escribió una nota aclaratoria.
“Estimados Señores, me dirijo a ustedes para pedirles perdón a ustedes y al país por haber permitido que me convencieran de hablar en contra de el senador Álvaro Uribe Vélez, y su hermano Santiago, de quienes no tengo reparo alguno y me arrepiento de haber testificado en contra de ellos. Siendo personas totalmente inocentes y ajenas a los hechos”, se lee en la primera parte de la carta.
Al pie, Monsalve continúa.
“Nota aclaratoria: Esta carta la hago bajo presión del abogado Diego Cadena y Enrique Pardo Hasche, alias El gringo, quienes fueron enviados por Expresidente Álvaro Uribe Vélez”.
La audiencia se suspendió sobre las 5:00 de la tarde de ayer y solo hasta hoy la defensa de Álvaro Uribe tendrá posibilidad de contrainterrogar al denominado testigo estrella. El abogado Jaime Granados ya ha venido advirtiendo las contradicciones en las que han podido incurrir los testigos presentados por la Fiscalía.
Uno de los cuestionamientos tiene que ver con los relojes. Pues Deyanira Gómez los habría tenido almacenados durante varios meses antes de hacer llegar copia de la información a la Corte Suprema. Un informe técnico elaborado por la oficina de Granados advirtió que la grabación de los relojes habría sido manipulada y que en ellos –donde reposaba el archivo original– fueron modificados al punto de que no se podían revisar completamente.
El 14 de diciembre de 2023 la propia familia de Monsalve desestimó la información que el preso ha rendido en este caso.
Se trata de una declaración que rindió Óscar Hernán Monsalve, hermano del testigo, ante el fiscal 10 delegado ante la Corte Suprema de Justicia de entonces, Andrés Alberto Palencia.
Durante la declaración –que se extendió por una hora y media en un consulado– el hombre insistió que lo dicho por su hermano hace parte, según él, de un libreto.
“Él ya estaba detenido, claro. Cuando me llamó pa’ decirme que era que le iban a colaborar pa’ él tener buenos beneficios (...). O sea pa’ él mentar a Álvaro Uribe, pa’ meter a Santiago Uribe, y que era algo que le había propuesto Iván Cepeda”, se escucha en la grabación.
“Me acuerdo que él tenía beneficios con esto, para proteger a la familia. A mi papá, a mi mamá, a todos nos llamaron pa’ Bogotá, pero nunca fui, mi hermana y yo nunca fuimos. Que teníamos buenos beneficios, que hasta nos sacaban del país por ir hasta allá (sic)”, dijo el hermano del testigo y añadió: “Iván Cepeda mantiene en las cárceles buscando presos para enredar”.
La audiencia se reanudará sobre las 8:30 de la mañana de hoy con el contrainterrogatorio a Juan Guillermo Monsalve.